5.-El ramo del matricidio

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Se vio en el espejo de nueva cuenta, su vestido blanco entallado del busto, torso y cintura, sin apretarle su pancita de casi cuatro meses, tocó su vientre con cariño, pensando en lo que está por hacer.

Va a casarse. Y una criaturita viene en camino. Su vida ya no será solo suya, y empezará a ponerse patas arriba, ni en sus más locos sueño pudo predecir este momento.

El jardín trasero de la residencia Namikaze se transformó en su altar, mientras avanzaba con los preparativos pudo fijarse en lo bonito que iba quedando todo, pero ahora las sillas están ocupadas, hay carpas y mesas distribuidas en el extenso jardín, bellos adornos florales y mucha gente apreciando esos detalles. No muchos en realidad, una ceremonia privada solo con amistades y familia, pero aun así se formó una buena bola de gente.

Está muy nerviosa, está a minutos de firmar un papel y acceder a compartir su vida, y no puede evitar preguntarse si está lista para eso. Si desde pequeña ha sido bien disparatada, y hasta la fecha sigue teniendo sus momentos de locura. A veces hasta olvida que lleva una mini persona formándose en su vientre, y hasta ha bromeado de su embarazo diciendo que está poseída.

No esperaba que aquella aparatosa confesión de Suiguetsu y un par de mangas como comodín, fuera a terminar con ellos dos frente a un juez enlazando sus vidas para empezar a darle forma a una familia. Que su relación haya durado tanto, a pesar de los conflictos que surgieron en la universidad y su salvaje forma de gritar en una discusión... no, definitivamente le da créditos a Suiguetsu, eso la hizo apreciar aún más su alocada relación.

Aguantó la respiración al escuchar a Ino gritándole a saber a quién al otro lado la puerta. Cuando la rubia entró, Karin ya sabía que la hora le había llegado.

-Ya todo está listo pa... ¡Por dios, Karin, respira!- la agarró de los hombros y la zarandeó con cuidado al verla toda tiesa y con los ojos bien abiertos -¿Qué pasa contigo?

-Voy a casarme- empezó a hiperventilar, todo se le amontonó en los últimos minutos.

-Sí...- desvió la mirada y regresó a su amiga -Cálmate.

-¡Voy a casarme!- entró en pánico.

-¡Ah, cálmate!- a ella también se le crisparon los nervios. Pronto le tocará a ella vivir eso en carne propia, ya puede imaginarse toda loca, igual que Karin -Respira, mujer, ¡Respira!

-¡Y con el estúpido de Suiguetsu!

-¡También es el padre de tu hijo!

En este punto, ninguna de las dos está en sus cabales.

-¡AAH!

-¡Ah! ¡No grites!

-¡¿Qué pasa aquí?!- Kushina abrió la puerta de golpe, alarmada por el alboroto que se oía desde afuera.

-¡AAAH!- amabas chicas se abrazaron, azoradas, viendo a Kushina.

Kushina se cruzó de brazos viéndolas a ambas con aburrimiento, creyó que habían superado esa etapa, especialmente Karin que es la que se va a casar hoy. Iba por su sobrina y la encuentra a ella y a la madrina de la boda echas un desastre.

-Ya es hora- les dijo. Miró a Ino recuperar la compostura rápidamente, darle un apretón de manos a la novia y una sonrisa de apoyo, y salió disculpándose por el show que se montaron.

-Tía...- la llamó con la voz temblorosa y los ojos llorosos. Malditas hormonas que la dejan más insegura de lo que debería. Últimamente se compadece de Suiguetsu por aguantarla.

-Oh, cariño- se acercó a abrazarla -¿Qué sucede?

-Tengo miedo.

-¿Pero a qué le temes, niña tonta?- le hizo un poco de gracia escucharla chillando esas palabras. Soltó un suspiro entendiendo el silencio de su sobrina, ni ella misma sabe a qué le teme con la decisión que tomó -Solo estás nerviosa. Allá afuera está tu hombre con las manos sudadas y hasta una bolsa tuvieron que darle para que respirara correctamente- le dijo a modo de secreto -Pero no le digas que te lo dije- la separó de su cuerpo para asegurarse de que no se le estuviera corriendo el maquillaje, o Ino se pondrá histérica si vuelve por la tardanza y la encuentra convertida en un mapache -No te estás arrepintiendo ¿O sí?

Una vida juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora