N° 36 Vernice, Verona

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Verona Vernice yacía en la cama apoyada en la ventana de cristal. La luna iluminaba con sus fuerzas marcando la silueta de Verona en la madera de la puerta. Abrazaba sus piernas y sus ojos estaban hinchados de tanto llorar. El miedo la abrazaba enfriando su alma y espiritismo.

Un libro cayó de la librería y Verona pego un salto del susto. Comenzó a llorar de nuevo. Kristen estaba allí. Su rostro se volvía pálido.

-Por favor -dijo Verona entre sollozos-, dame más tiempo, por favor.

El reloj dejó de sonar sus estruendosos TIC TAC y paró. Todos los relojes que se hallaban en esa habitación pararon. Verona se dejó inundar de nuevo en un vacío interno como lo había hecho estos últimos días.

Una carcajada acompaño sus lágrimas. Una risa llena de satisfacción detrás de las paredes.

***

Rosallie salió de la ducha y comenzó a escurrir su cabello oscuro tomando otra toalla para cubrir su torso. El espejo estaba empañado y Rosallie lo limpio con la toalla blanca que tenía en la mano. El agua de la regadera seguía en funcionamiento y se podía escuchar el salpicar del agua contra el suelo.

- ¿Cuánto piensas tardar? -Preguntó Rosallie observando la regadera que era cubierta por una cortina de baño.

-No mucho. -Respondió Andy cerrando la llave de la regadera.

El agua paró de emanar y Andy salió de la bañera sin nada cubriendo su anatomía. Tomo a Rosallie por detrás y la abrazo. Ella no puedo retener una risa.

-Andy -dijo Rosallie entre carcajadas a la vez que el besaba su cuello-, sabes que mi madre no permite hombres en mi cuarto y menos en mi baño.

- ¿Y eso que tiene que ver? -Preguntó Andy con una media sonrisa e hincando su barbilla en el hombro de la chica.

-Que podrías hacer menos ruido para la próxima.

-Tú eres la que estaba gimiendo.

Rosallie fingió sorpresa y con la toalla que no la cubría, comenzó a enrollarla y azotó la parte trasera de Andy dejando una marca roja. Andy estaba sorprendido y Rosallie le lanzó la toalla en la cara para que no pudiera verle.

Otra risa comenzó a llenar la habitación. Andy se acercó a Rosallie a la vez que apartaba la toalla de su rostro y se la colocaba en su cintura para cubrir su parte íntima y abrazarla.

-Te amo. -Musitó él uniendo la punta de su nariz con la de ella.

-Ya van catorce veces que dices eso en solo esta hora que nos hemos visto. -Dijo Rosallie con una sonrisa.

-Es que, pensé que el amir era algo que usaban los poetas para ganar dinero, o una mentira diseñada por personas obsesionadas con otra. Pero me equivoque, estoy obsesionado contigo. Y te amo.

-Quince. -Dijo Rosallie y tomó la cabeza de Andy haciendo que sus labios se tocaran.

Ese beso era delicado y lleno de pasión. El tiempo parecía detenerse hasta un punto en que el brillo de una lámpara no se comparaba con la iluminación del sol, o la oscuridad de una habitación no se comparaba al fondo del océano, ese beso no se comparaba con una amistad.

-Tenemos que irnos. -Dijo Rosallie y tomó la mano de Andy guiándole a su habitación.

Mientras Rosallie se vestía, Andy yacía en la cama cubriéndose con las sabanas de Rosallie.

- ¿Y qué hay de Verona? -Preguntó Rosallie mientras le daba la espalda a Andy unos momentos para colocarse su ropa interior.

-En la casa -dijo Andy observando detenidamente a Rosallie-, ¿Te dije que la encontré en el parque siguiéndome?

La Clase 09 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora