Para mí púrpura es misterio y rebeldía.

¿Será un rebelde, será malvado y malhumorado, o será agradable y bueno?

¿Cómo será él?

Tengo que descubrirlo.

Creo que por primera vez en mi vida quiero ir a la escuela.

Cuando terminé de alistarme, me alejé del tocador y caminé hasta la puerta de mi habitación. Inhalé profundamente, giré el pomo y puse mi mejor cara de nada. Papá y mamá no podían descubrir que me gustaba alguien. Eso sería muy vergonzoso y ya tenía suficiente con el episodio del día anterior.

Bajé las escaleras con tranquilidad, abrí la puerta de la cocina y me senté justo en medio de mis padres, quienes estaban comiendo.

-¿Qué te sucede, Cass?- mamá despegó la vista de sus noticias en línea y me miró fijamente a los ojos.

¿QUÉ? Es imposible que lo sepa.

-N-nada, ¿por qué me preguntas eso?- tomé una tostada entre mis manos y unté mantequilla sobre ella con mi mejor esfuerzo de naturalidad.

-Es raro que hayas bajado tan temprano. Casi siempre te demoras mientras te miras en el espejo.- sorbió café sin hacer ruido alguno.

-Es que hoy me desperté más temprano, ya sabes, por la alarma.

-Oh, perfecto.

Esta mujer es psíquica.

...

La entrada de la escuela siempre me había gustado. Era amplia, alta, llena de enredaderas por todos lados, al igual que de algunas flores y arbustos. En resumen, era una entrada plagada de naturaleza.

Subí la escalera que me permitía llegar a la puerta principal, siempre con cuidado de no caerme. Hace algunos años me había caído en frente de mucha gente y eso me dejó un poquito traumada.

Empujé las pesadas puertas con mucho cuidado y me adentré en los pasillos casi vacíos de la escuela.

¿Por qué no está todo lleno?

Oh.

¿Así es cuando uno no llega tarde? Es tan calmado, y vacío, y lindo...

Debería llegar más temprano.

De pronto la puerta atrás de mí se abrió intensamente, por lo que di un salto hacia adelante con la esperanza de que no me golpeara. Era una puerta de madera maciza y pesada.

Oh Dios mío, CASI ME MUERO.

Con el corazón en la garganta, traté de calmar la adrenalina que me había producido el estar tan cerca de la muerte. Mi mano derecha se asentó en mi pecho, y luego de pocos segundos volví a respirar con normalidad.

La persona que estaba atrás mío se mantuvo quieta, ya que no hizo ningún sonido con su calzado, y la puerta no se movió ni un milímetro más. Avancé unos pasos para que pudiera abrir la puerta, pero como no se movía, lo hice yo misma, tirando de la manilla de bronce macizo.

Cuando la abrí, un cuerpo siguió el movimiento de la puerta, como si estuviera pegado a su superficie. Y de hecho, lo estaba. El chico se encontraba aferrado a la manilla y con una cara de susto que nadie podía borrarle.

-¿Estás bien?- solté el pomo y abrí un poco mis ojos, preocupada por su actitud. Era como un niño de cinco años que había hecho algo malo, y estaba avergonzado.

ʜᴀɪʀ ᴄʟɪᴘs ♡ ғɪɴɴ ᴡᴏʟғʜᴀʀᴅUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum