Capítulo 20 🦋

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El imbécil abusador gimió en el suelo, aterrado al oírlo. Trató de huir, pero presioné unos de mis tacones en su garganta. Otro movimiento de mi parte y estaría muerto.

—Señor, es mi cuñado... —balbuceó el guardia de nombre Florenzio.

Luca se llevó las manos a los bolsillos de su chaqueta en un gesto campante.

—Con más razón deberías matarlo si no es capaz de respetar a tu familia—resaltó Luca—. Acaba con él o tu cabeza estará en su lugar. ¿He sido claro?

Los hombres mantuvieron indefenso al abusador cuando empezó a llorar y suplicar.

—Por supuesto, señor Vitale —dijo Florenzio con la cabeza gacha y voz temblorosa—. Su voluntad se cumple aquí.

—Más vale que así sea o te haré pagar.

Las personas de seguridad acataron la orden sin vacilación, pero noté el miedo en ellos. El abusador suplicaba que no le hicieran daño, aunque era inútil. Mañana sería otro cadáver desechable.

Acepté la mano de Luca y caminé a su lado usando el cuerpo del violador como si fuera una alfombra. El hombre gritó cuando mis tacones altos hicieron contacto con sus bolas adoloridas y sonreí. Sentí la rabia irradiar de Luca, su desprecio. Él también odiaba a los violadores.

—¿Estás bien? —preguntó.

—Sí, no te preocupes.

—Buscaré a Gian por las llaves —dijo—. Debe estar en la habitación VIP con Liana. ¿No matarás a nadie en mi ausencia?

Negué con una sonrisa.

—Lo tengo bajo control.

—Bien—caminó hasta una puerta.

La gente bailaba a mi alrededor, riéndose, besándose, tocándose. La noche no había sido tan mala hasta que llegó Ignazio.

—Te importa más de lo que aparentas —murmuró Luciano en mi oído—. Él está loco por ti.

Puse una distancia considerable y me giré para enfrentarlo. Tenía la camisa desabrochada, cabello despeinado y restos de labial en su cuello. Era raro que no estuviera con la pareja de promiscuos.

—Un gran error de su parte.

Me tendió una sonrisa sin enseñar sus dientes.

—Las personas como tú están obsesionadas con tener el control y por esa razón nunca serán libres. Eres presa de lo que sientes por mi primo. Tal vez tus sentimientos no están definidos, pero vi cosas esta noche —manifestó—. Cosas que me dan la razón.

—¿Cómo cuáles?

—Anhelo —respondió—. Quieres estar con él, pero tus miedos no te lo permiten.

Solté una risa de incredulidad.

—Tonterías.

—Espero que ordenes tu cabeza rápido —masculló—. Luca no siempre será paciente.

El cuello empezó a picarme cuando se alejó. ¿Era muy obvia? Ignazio también notó que Luca era importante para mí. Mierda...

—¿Vamos? —Luca regresó a mi lado.

Entrelazó su mano con la mía y me sacó del club. Las personas se dispersaron a nuestro alrededor como si formáramos parte de la realeza. Ahora más que nunca entendía su frase: «El miedo es poder» Normalmente era calmado y no demostraba mucho su rechazo a este mundo, pero sabía cómo formar parte de él.

—¿Estás bien? —me preguntó por segunda vez en la noche.

La brisa nocturna me erizó la piel. Escuché la música sacudir el club, las calles estaban iluminadas y alborotadas. Lucía indecente con el cabello desordenado y el maquillaje corrido. Luca era lo opuesto. ¿Cómo se recuperó tan rápido?

Belleza Oscura [En Librerías]Where stories live. Discover now