Capítulo 6 🦋

131K 13.3K 4.1K
                                    


Alayna

Las próximas horas permanecí en la habitación del príncipe. Era más ordenado de lo que imaginé. Tenía las paredes blancas adornadas con algunos retratos familiares y obras de arte. Lo que me impresionó fue su armario. Era enorme.

Sabía que invadía su privacidad hurgando sus cosas, pero era mi objetivo. Debía estar al tanto del mínimo detalle y conocerlo con profundidad. Me aseguré de que estuviera dormido y lentamente abrí su clóset.

Había abrigos, trajes, pantalones y camisas de diversos colores. También zapatos de vestir y botas de cuero pulidas a la perfección. Recorrí los materiales con mis dedos y suspiré. ¿Realmente usó cada pieza? No se limitaba a una sola marca. Vi Prada, Versace, Dolce & Gabanna, Louis Vuitton, Tommy Hilfiger, Valentino... Sus gustos por la moda me parecían sexy. Tenía debilidad por los hombres qué sabían cómo vestirse.

«No vayas ahí, Alayna»

Un pequeño movimiento en la cama llamó mi atención. Miré de reojo y lo vi dormido con el ceño fruncido. ¿Qué pasaba por su mente? Cerré el armario y me acerqué sin hacer ruido. Sus cejas formaron una línea y una capa de sudor empezó a cubrir su frente.

Tenía una pesadilla...

Me senté en el borde de la cama sin saber si debía despertarlo o dejarlo así. Se lamió los labios y soltó un jadeo tembloroso.

—No —susurró—. Por favor, no.

Fue transportado a una zona oscura dónde sus peores temores lo perseguían. ¿Quiénes eran los fantasmas? Acepté que tenía un concepto equivocado sobre él. Luca era diferente a los hombres de esta familia. No había crueldad en sus ojos cuando me miraba. Había luz. ¿Era posible en la mafia?

Soltó otro suspiro y pasé una mano por su sedoso cabello castaño. El toque lo relajó de inmediato. Su respiración se volvió estable y el ceño fruncido desapareció. Se veía tan joven.

—Cálmate —musité—. Shh... estoy aquí.

Observé con atención los tatuajes que cubrían su piel. Cuando lo desnudé hacía dos horas no les di importancia, pero ahora cobraron vida. Leí la frase «el miedo es poder» en su brazo derecho. La palabra «honor» estaba en el izquierdo.

Me parecía cómico que un chico como él tuviera un cargo tan importante sobre sus hombros. Sentí lástima. Luca era imprudente, inmaduro e incluso estúpido. Su actitud en la fiesta de compromiso lo delató. Un subjefe respetado no se drogaría con tanto público cerca. Si los enemigos no acababan con él antes, estaba segura de que lo haría su padre. Los tontos emocionales no sobrevivían en la mafia.

Aparté mi mano de él cuando se tranquilizó, me puse de pie y salí de su habitación cerrando la puerta. En un par de horas se arrepentiría por lo que hizo. Luca no solo era lastimado psicológicamente por su padre, también físicamente. El pensamiento me llenó de ira porque estuve en el mismo lugar antes, pero yo tenía a alguien que me cuidaba.

Luca, a nadie...

Los murmullos en los pasillos detuvieron mis pasos y alcé una ceja. Me aseguré de que nadie pudiera verme y me dirigí a la zona de dónde provenían las voces. Me hice una idea exacta de lo que sucedía cuando escuché lloriqueos de una mujer. Era Emilia.

—Vuelve a cuestionarme y te juro que no vivirás para contarlo —gruñó una voz furiosa—. ¿He sido claro, Emilia?

Hubo un débil jadeo seguido de sollozos. Encorvé mi espalda contra la pared, manteniéndome fuera de vista. La puerta estaba medio abierta y vi a Vitale ahorcando a su esposa. Hijo de puta... La mujer no me agradaba, pero no toleraba la violencia doméstica.

Belleza Oscura [En Librerías]Onde histórias criam vida. Descubra agora