Capítulo 19 🦋

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Alayna

Volvió a repetirse.

Traté de mantener las cosas profesionales entre ambos, pero mi cuerpo no cooperaba. Era inaudito en muchos niveles porque me hacía sentir segura y cómoda. Era incorrecto porque aferrarme a alguien nunca salía bien. Tarde o temprano me decepcionaban o morían en el peor de los casos.

Perdí cualquier sentido de la moral. Mi pasado era un violento caos e hice muchas cosas malas de las cuales me arrepentía. A veces me repetía que era una superviviente y me había visto obligada a elegir con tal de sobrevivir. ¿Cuál era mi problema? No quería arrastrar a Luca a mi infierno personal.

Si nuestro acuerdo salía como esperábamos tomaría un nuevo rumbo y lo olvidaría al día siguiente. Me reí porque sonaba muy estúpido en mis pensamientos. El príncipe no era un simple desconocido.

—¿Se están divirtiendo? —preguntó Gian, abrazando a Liana desde atrás.

Amenacé su vida en nuestro último encuentro, pero él lo había olvidado y fue agradable desde que llegué al club.

—Muchísimo —respondió Liana—. Le estaba diciendo a Alayna que podía unirse a nosotros en cualquier momento.

—No, gracias —Me apresuré a decir.

—Me recuerdas a Luca —dijo Gian—. Nunca quiso divertirse con nosotros.

Arrugué la nariz.

—¿No se supone que son primos? Mira, tengo muchos fetiches cuestionables, pero el incesto definitivamente no es uno de ellos.

Gian le guiñó un ojo a Liana.

—No me importa que mi chica encuentre placeres con otros.

Los celos nunca tuvieron cabida en mi oscuro corazón, pero la idea de Liana con Luca me desgradaba demasiado.

—Ya veo —dije en tono seco.

Gian y Liana se echaron a reír.

—Si hubieras visto tu cara... —Se burló ella al ver mi expresión—. Pensé que me matarías.

—De ninguna manera, Luca no significa nada.

—Repítelo hasta que te lo creas.

Sí, debería hacerlo.

—Iré a buscar una bebida más fuerte —Me alejé de ellos y caminé hacia las escaleras. Ya no necesitaba escuchar más tonterías. ¿Qué diablos me importaba a mí? Él podía estar con quién quisiera.

Probablemente el sexo nubló mis sentidos porque no me percaté de un movimiento rápido en mi visión periférica. Una mano cubrió mi boca y me arrastró a la habitación que se encontraba cerca del baño. No luché, ni hice el intento de atacar. Sabía de quién se trataba, recordaba el olor de su colonia.

Era él.

La mano desapareció de mi boca y me permitió respirar. Mis ojos aturdidos miraron el rostro familiar que había despreciado desde que lo conocí.

—Ignazio.

Sus labios se levantaron en una sonrisa y mi corazón empezó a tronar. Sentí la necesidad de dispararle diez veces en la cabeza. Esta era mi oportunidad de matarlo.

—Hola, pequeña malvada.

A pesar de la rabia rugiendo en mi sangre, me relajé y no permití que ninguna emoción se reflejara en mis facciones. Lucía elegante tal y como lo recordaba. Su traje de tres piezas le quedaba a la perfección. Se veía peligroso y aterrador, pero ya no me intimidaba como antes.

Belleza Oscura [En Librerías]Where stories live. Discover now