1. De trenes

4.6K 537 258
                                    

Nuestros trenes iban a direcciones opuestas y, sin embargo, nos encontramos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Nuestros trenes iban a direcciones opuestas y, sin embargo, nos encontramos.

Nuestros trenes iban a direcciones opuestas y, sin embargo, nos encontramos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



1876

—Con permiso, por favor, con permiso. — tiraba una joven diseñadora francesa abriéndose paso en Londres. La ciudad era casi o igual de concurrida que su amada París, pero sin duda más desarrollada. Inglaterra justo ahora estaba en su cúspide; por lo mismo muchos londinenses tenían capacidad monetaria para las costearse vestimentas de altas costuras francesas.

Y por eso estaba ella ahí.

Veía aquella hoja con la dirección a la que debía acudir.

"Mansión Agreste" decía con letras más grandes escritas con suma elegancia. Suspiró.

Los Agreste eran una familia francesa muy poderosa que antes residían en la ciudad del amor; pero cuando se dio el BOOM de la revolución industrial en el imperio británico, decidieron trasladarse acá para sacarle el mayor provecho a su empleo.

La moda.

Y ella fue seleccionada entre una larga lista de candidatos para ser aprendiz del mismísimo Gabriel Agreste ¿Podría ella ser una chica más afortunada? Sin duda no, no podía tener mejor mentor que él.

No pudo evitar elevar una sonrisa al imaginarse cumpliendo sus sueños.

Escuchó a lo lejos el tren que ella iba tomar resoplar. Su corazón empezó a latir rápidamente mientras ella sentía que la carcomía la emoción. Estaba tan centrada en ver como arribaba que no se dio cuenta como un chico rubio que iba corriendo de quién sabe qué se estampó contra ella haciéndolos caer de inmediato.

Maldita sea.

—Perdona, perdona, perdona. — lo escuchó emitir con sincero arrepentimiento. Marinette alzó su mirada molesta, pero ahora no tenía tiempo. Antes de caer tenía su boleto en la mano ¡¿Dónde había quedado?! Empezó a buscarlo con desesperación, traía su dinero contado, no podía comprar otro. Y de repente, alzó su mirada, ahí estaba, danzando entre las fuertes ventiscas de aquel otoño. — Mi boleto.

Entre tinta y telas // AdrinetteWhere stories live. Discover now