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─¡Ahhhhg! ─gruñí fuerte.

Luego de su extraño aviso, John me dió la vuelta, me puso boca abajo sobre la cama y comenzó morder ferozmente mi espalda, lo sabía porque sentía su respiración caliente tras de mi.

─Eres ridículamente suave Macca ─rió y volvió a dar leves mordiscos que me hacían soltar gemidos muy bajos debido al dolor.

─Y-y? ─indagué con la voz entrecortada─ Tu forma de marcarme es ridículamente convencional ─carcajée pero mi risita se vió interrumpida por un fuerte quejido de dolor, John me estaba jalando el cabello.

─Esto no ha sido nada, bebé ingenuo ─susurró en mi oído mientras yo solo pensaba en los tirones que me propinaba. Su rostro y expresión estaban fuera de mi alcance pero pude reconocer perfectamente en su tono de voz algo de fastidio.

─B-basta, duele John, hazlo con cariño! ─llevé como pude mis manos hacia las del castaño pero sólo conseguí sus burlas y más jalones.

─No tienes idea de lo estúpido que se oye eso, no aguantas nada ─bufó mientras me dejaba boca arriba y rápidamente acercó su rostro al mío, nuestras miradas se cruzaron con intensidad y él lamió sutilmente sus labios─.

─Si aguanto! ─refuté.

De inmediato un ardor en mi mejilla me descolocó y lo miré algo sorprendido.

─¿Lo ves? ─soltó el castaño sacudiendo levemente la mano con la que acababa de abofetearme.

─Bueno pero...¿puedes marcarme de alguna forma que no sea golpeándome? ─el asintió repetidamente en respuesta y yo lo miré con miedo.

─Creo que podemos probar algo ─aseguró y sin cuidado alguno se puso de pie─. No se te ocurra moverte.

Me quedé estático, estudiando las posibilidades que se me presentaban. Estaba asustado, adolorido y lo peor es que yo mismo había decidido meterme en aquello, no podía negar que había disfrutado también, pero no sabía si quería que el castaño siguiera llevándome al límite.

─De aquí te irás cuando yo lo ordene ─soltó repentinamente como leyendo mis pensamientos al tiempo que lo veía hurgando algo en un cajoncito próximo a la cama.

Permanecí en silencio y le oí carcajear bajito, finalmente se giró para verme con una sonrisa pícara pero igualmente espeluznante y alzó levemente su brazo derecho, en su mano: un encendedor rojo.

─¡¿ESTÁS LOCO!? ─indagué con pánico e intenté levantarme de la cama, pero el castaño me lo impidió colocándose a horcajadas sobre mi─. ¡DÉJAME, DÉJAME, DÉJAME!

─¡CÁLLATE PAUL! ─acompañó aquel brutal grito con un puñetazo en mi naricita, haciéndome callar -y sangrar- de inmediato.

Aún con todo su peso aplastándome intenté moverme para salir de ahí, por hoy no quería más. Sentía como corría la sangre por una de mis fosas nasales y en mi garganta el inconfundible gusto de aquel fluido. Pero él fue mas rápido y más fuerte: me propinó nuevamente un certero golpe, pero esta vez en mi estómago, lo que acabó con todas mis fuerzas.

─Elige, izquierda o derecha ─dijo con normalidad.

─¿Qu-qué?...─balbuceé.

─Izquierda o derecha ─repitió algo enfadado.

─...N..no...John, porfavor...─sus intenciones eran claras y yo no quería responder.

─Izquierda o derecha, o elegiré yo.

─Johnny...soy tuyo, no necesitamos nada de esto, no necesitas hacer esto. Si no lo haces prometo quedarme aquí, haré lo que quieras Johnny, no estaré con nadie, no le diré a nadie de esto... ─intenté persuadirlo con desesperación.

─Me vale, izquierda.

Fueron segundos, pero cada uno se sintió una maldita eternidad. John tomó con violencia mi mano izquierda y con los dedos de su mano libre accionó el encendedor, la llama estaba al máximo.

Aquel fuego que a una distancia prudente sería inofensiva, comenzó a desesperarme en el momento que hizo contacto con mi pálida palma.

─Eso es....shhhhhhh ─murmuró encantado el castaño mientras yo no sentía nada mas que un ardor que las palabras jamás podrían siquiera intentar describir.

Apretaba mis ojos con una fuerza indescriptible al tiempo que lo hacía con mis dientes, intentando acallar cualquier sonido de dolor que pudiese emitir, no quería más motivos por los que ser golpeado.

Pero por alguna razón, seguía sintiendo placer.

─Vaya, esto si que lo aguantas ─soltó con burla.

Abrí mis ojos de golpe y mi vista se dirigió a la palma que aún era victima de aquella ardiente flama, la zona se encontraba cada vez mas roja y yo no dudaba de que pronto estaría llena de molestas ampollas, luego guié mi ojos hacia los del castaño.

─S-sigue...John ─pedí.

─No tienes idea de lo perfecto que eres.

─ Y tu no tienes idea de lo enfermo que estás.







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⏰ Last updated: Jan 12, 2021 ⏰

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Instituto [McLennon]Where stories live. Discover now