[12]

405 45 67
                                    


El silencio era casi absoluto, salvo por el sonido que emitían mi respiración y la del castaño. Nos mirábamos fijamente, como esperando que el otro fuese el responsable de pronunciar las primeras palabras que romperían aquel estado mudo en el que estabamos inmersos.

Yo sería el responsable.

─John, no tengo idea de qué sucede conmigo ahora mismo, pero...quiero averiguarlo ─dicho eso tomé una de sus manos y la puse a la altura de mi rostro.

─Estás demente Paul ─el castaño añadió con asombro alejándo con incomodidad la mano que sostenía.

─Dijo el tipo que acaba de abofetearme hace unos minutos sólo por celos ─le reproché.

─Y-yo te he pedido perdón...

─Y he aceptado tus disculpas John, basta con eso. Por favor no intentes victimizarte y culpar al mundo por ser alguien violento ─suspiré─, yo tengo tantas o más razones que tú para comportarme como un idiota, pero no lo hago.

─¿Qué carajos quieres decir con eso?

─Después entenderás ─respondí con calma.

John no dijo nada y bajó una de sus manos hasta el bolsillo derecho de su pantalón y de él saco su celular, miró la pantalla y lo regresó a su lugar.

─Nos hemos perdido el receso ─comentó algo desganado.

─Pues así lo quisiste...

─Sabes que no, Paul.

─Pues avísale a tus celos, que parece que tienen más control sobre ti que tú mismo.

─...¿Hay alguna manera de que pueda arreglar todo lo que pasó? ─indagó tomando delicadamente mis manos.

─Si, y haré como que nada ha sucedido, pero debes dejarme aceptar la propuesta de mi profesor ─pedí observando cada una de sus facciones, y noté como un bultito descendió por su garganta.

─P-pero Paul...─balbuceó algo enojado.

─John, no me interesa si te molesta, ya tengo claro que si estás colapsando, vas a golpearme ─aseveré y su semblante se tornó algo sorprendido y apenado al mismo tiempo.

─Te prometo, te prometo que jamás va a repetirse ─levanto mis manos aún sujetas por las suyas y besó mis nudillos con devoción, su contacto hizo que mi piel se erizara.

─Esa es la cuestión John ─lo miré con lujuria, de tan sólo pensar en aquello mi temperatura subía─. Yo quiero que se repita.

─Pero...¿p-pero qué? ─pestañeó repetidas veces─. Lo que te hice es...es horrible, cualquier persona te diría lo mismo.

─Tú mismo sabes que es horrible, y eso no te detuvo ─dije en tono acusador pero no demasiado.

─No entiendo...¿sigues molesto o no?, ayúdame Paul, no eres un libro, no puedo leerte ni adivinar qué es lo que piensas.

─No John, no lo estoy, pero pon atención ─inhalé profundamente bajo su atenta mirada─. No volverás a celarme, ni a decirme cosas feas, o hacerme escenas en público, ni mucho menos acá en el instituto. Si lo haces, seré yo el que no volverá a mirarte.

John permaneció completamente quieto.

─Pondré todo de mi parte...─dijo con algo de incomodidad.

─Gracias, Johnny ─nos miramos nuevamente y no pude evitar sonrojarme.

─Entonces...?

─Bueno, lo que acabo de pedirte solo aplica para cuando no estemos solos ─tosí levemente, sentía en mi garganta una suave picazón. John me miró con mucha curiosidad.

─¿Que pasará cuando si lo estemos? ─preguntó con su voz ronca.

─Pues te desquitarás ─clavé mis ojos en los suyos─. Cada celo e insulto que cause en ti, cada cosa que veas de mal en mi, si hablo con Stuart o con el tipo que sea, y te consume la rabia: golpéame, castígame de la forma que quieras. Pero sólo cuando estemos en privado, y no podrás hacerlo sin hacerme sentir placer también.

El castaño no hacía lo más mínimo por evitar mostrarse impresionado. Mi corazón bombeaba sangre a toda velocidad.

─No lo entiendo...¿tú me estás pidiendo que te...que te haga daño...cuando...tengamos sexo?

─¿No me has hecho daño ya?, ¿no crees que en un contexto mucho más placentero sería distinto?

El me miró avergonzado.

─Bueno, la verdad es que puede que tengas razón...

─Mira...tú, cuando nos besamos en mi casa...tú jalaste mi pelo sin cuidado ─mencioné al tiempo que recordaba─, ¿lo recuerdas?

─Uhm, si, a veces no controlo mi fuerza, Paul, lo siento.

─Lo sé, Johnny, está claro ─esbocé media sonrisa y el la imitó─. Bueno, la verdad es que me dolió bastante, pero lo disfruté...mucho ¿sabes?

─No...no me lo esperaba ─respondió con sinceridad.

─Bueno, en ese momento no le presté atención a que en realidad me había gustado que hicieras aquello, así que digamos...que es algo igual de nuevo para mi...

─Vaya...

─¿Aceptas? ─pregunté repentinamente, ansiaba un sí de su parte.

─Esto es lo más extraño que me ha pasado Paul ─acomodó su flequillo que estaba algo desordenado, lo dejó perfecto─. Me, me gustas...pero no lo sé...¿Y si me excedo?, ¿y si te alejas de mí por como soy?

─John, estoy intentando ayudarte ─tomé sus mejillas con ambas manos logrando que nos vieramos con intensidad─. Yo sé...que esto no resolverá de un día para otro tus celos enfermizos...y tus actitudes...tóxicas.

─¿De verdad aún a pesar de que sea un tipo así...quieres estar conmigo?

─Quiero, quiero todo de ti. Y no pienso alejarme de ti. Ya ha pasado lo peor, ya cruzaste la barrera y fuiste violento conmigo ─acaricié su mejilla, se encontraba algo fría, sus ojos almendrados me recorrían el rostro─. Y si aceptas lo que te propuse, te aseguro que todo saldrá bien.

─Pues, si lo pones así...─me regaló una sonrisa muy cálida─, aceptaría mil veces.

Acerqué mis pulgares a sus ojos y con un movimiento sutil en sus párpados, lo insté a que los cerrara. El respiraba con la boca entreabierta, bajé una de mis manos hacia su entrepierna y le di un apretón bastante grosero y el castaño no dudo en soltar un gemido ahogado. Con el índice y pulgar de mi mano libre, acaricié sus delgados labios.

No podía evitar mirarlo con picardía, como si se tratase de una travesura. John se removió inquieto y se relamió los labios aún con sus ojos cerrados.

─¿Cuando pretendes besarme, eh?, me estás torturando.

Solté una risita y presioné mi cuerpo contra el suyo, imité su acción de hace unos segundos y humedecí mis labios. Puse mi rostro peligrosamente cerca del de él y con mis dientes mordí sensualmente su labio inferior, se quejó muy bajito ante la mordida. Rodeé sus hombros con mis brazos y en su oído izquierdo decidí hacer mi última jugada.

─El que tiene que torturarme eres tú, Johnny ─susurré suplicante y luego lamí descaradamente su lóbulo─ Tienes que hacerme entender que soy sólo tuyo.

John me tomó bruscamente de la cintura y me alejó, quedando cara a cara.

─En la cama haré que te arrepientas de cada paso que des junto a otro tipo. Te castigaré hasta el cansancio por haber aceptado la compañia de el imbécil de Stuart por sobre la mía ─dijo con los ojos cargados de excitación.

─Hazlo John, hasta el maldito cansancio ─pedí con ansiedad y mordí mi labio inferior.

Jamás me había sentido tan excitado en mi corta vida, y me encantaba pensar en las posibilidades con John, estaba dispuesto a todo con él...y por él, por estar junto a él.

─Hoy te vas a mi casa ─sentenció─. Ya me has hecho pasar un mal rato, y tengo que castigarte por ello.

Instituto [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora