Capitulo tres.

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Sábado por la noche. Dupain se dirigía a una de las discotecas mas famosas y lujosas de todo New York con sus amigos, como solían hacerlo de costumbre.
Sus "amigas" realmente le fastidiaban, era como si no tuvieran nada en el cerebro. Eran todas unas hipócritas, como ella.
Sentía la mirada de sus amigos hombres, cualquier podría notar que esa no era la forma de ver a una amiga. Dupain siempre entendió eso y muchas veces se aprovechaba de ello solamente para molestar a sus envidiosas amigas.

Su cabello estaba suelto, las ondas caían por sus hombros hasta llegar a su cintura. La mascara de pestañas y el delineador resaltaban su mirada y el labial rojo hacia que sus labios carnosos lucieran sensuales. Su vestido era del mismo color, llegaba hasta por encima de las rodillas, tenia un escote en forma de corazón y un lindo collar caía sobre este.

Al llegar, entraron al lugar y lo primero que hicieron fue sentarse en unas de las mesas para pedir una bebida, ella pidió un cóctel al igual que uno de sus amigos, Andrew, con el que había coqueteado con ella desde que paso por ella con su auto.

Andrew Reyes, un hombre joven de veinticinco años. Alto, bien formado, cabello negro,ojos color avellana y una altura de 1.72. Su padre era dueño de una marca de perfumes y él trabajaba junto a él y su madre era una famosa pastelera.

A Lily Brown no le gustaba para nada los acercamientos tan coquetos que tenían ambos, estaba enamorada de él y Marinette arruinaba su oportunidad cada vez que podía.

Era una mujer joven, de veinticuatro años. Alta, cabello corto castaño, ojos cafés oscuros, labios carnosos color durazno y un cuerpo bien formado. Hija de William Brown, quien era dueño de una numerosa cadena de peluquerías en la ciudad de New York y en otras ciudades, incluyendo París. Ella era una estilista bastante exitosa, otra persona con lujos y comodidades.

— Mari, ¿me dejas probar tu bebida? — le preguntó él. Marinette acercó el sorbete a sus labios y este lo probo. — Nada mal, pero la mía es mucho mejor. — expresó con una sonrisa.

— ¿Así?, dejame probar. — Andrew repitió lo mismo que ella hizo antes, acercó sus labios al sorbete y dio un sorbo sin dejar de mirarlo. — esta bueno. — sonrió. — pero el mio es mejor, cariño.

Ambos comenzaron a reír.

— Voy al baño. — fijo Lily tomando su cartera y levantándose de la mesa. Parecía un tanto enojada al ver tal escena.

— Te acompaño. — respondió la azabache tomando su cartera y caminando tras ella.

Al llegar al baño Lily se paro frente al espejo y empezó a retocar su labial, Dupain ponía un poco de rubor en sus mejillas.

— Lily, ¿alguno de nuestros amigos te atrae?— cuestionó Marinette.

— No. — contesto con frialdad.

— ¿En serio? A mi si, entre amigas... ¿Me prometes que no se lo contarás a nadie?-

— Lo prometo, tranquila. -

— Creo que estoy enamorada de Andrew. — Lily dejo el labial en su cartera y no dijo nada, su cara no expresaba nada bueno. Marinette fingía no darse cuenta, pero sentía la furia que tenía su amiga contra ella y eso le encantaba. — Y creo que...

— ¿Qué cosa?

— Él también esta enamorado de mi... — contestó con cinismo. — Pero bueno, son solo suposiciones. — guardo el rubor y salió del baño con una sonrisa , sin importarle en absoluto si había herido a Lily. A Marinette no le importaba lastimar a la gente cuando le convenía y disfrutaba ver como sus debilidades salían a la luz.

Caminó hacia la mesa, sus amigos se reían y disfrutaban de las bebidas. Se levantaron para ir a la pista de baile, Lily llegó después, se notaba un tanto seria. Ella eligió quedarse sentada en su lugar y terminar su cóctel.

De repente alguien se paró frente a ella, un moreno que no parecía de no mas de veintiocho años. La invitó a bailar mientras extendía su mano, vino a divertirse ¿no? Aceptó y tomo la mano de este, dirigiéndose hacia la pista.

Fueron a bailar, él le sonreía de una manera coqueta y le hacia uno que otro chiste. Notó que de vez en cuando miraba su escote, que no se podía ver del todo por el collar que tenia puesto.

— ¿Cuál es tu nombre?

— Marinette. — sonrió. — ¿y el tuyo?

— Daniel.  Marinette... que hermoso nombre, perfecto para una mujer como tú.

Ella solo hizo una risita. Al pasar los minutos, Daniel pasaba a la siguiente fase del coqueteo, "contacto físico" al principio era algo sutil, pero luego su contacto se hacia mas atrevido. Ella sabia como iba a terminar todo, se despertaría a la mañana siguiente con mucha resaca, en otro cuarto y desnuda junto a un desconocido. No quería que pasara algo así de nuevo, así que poco a poco fue rechazándolo , al parecer lo entendió y se fue con su grupo de amigos.

Entre la multitud caminó para ir a la barra, cuando se choco con la espalda de alguien, se separo de la persona y se sobo la frente.

— Lo siento. — dijo ella cabiz-baja mientras se sobaba la frente.

— Al parecer ahora te veo en todas partes. — habló una voz masculina. Ella levanto la mirada y encontró una mirada color verde esmeralda que reconocería en cualquier parte.

— Lo mismo digo, Agreste. —  hizo una sonrisa de lado. — iba por un trago.

— Yo también, vamos juntos. -

— ¿Y tu novia? -

— No quiso venir conmigo, estaba cansada. Vamos. — la tomó por sorpresa cuando agarró su mano y la llevo  a la barra de bebidas.

Se sentaron en los altos bancos que estaban frente a esta y ordenaron sus bebidas. Marinette un vaso whiscky y Adrien un vaso de ron. El rubio dio un primer trago y al dejar el vaso nuevamente en la barra comenzó a verla de pies a cabeza, aquella mujer hacia que su corazón latiera con fuerza, diera una sonrisa tonta y se le escaparan varios suspiros cuando pensaba en ella.

— Te ves hermosa.

Ella termino de darle el ultimo trago a su vaso de Whiscky y lo miro un tanto distraída, haciendo que su corazón se acelere. Se sentía nuevamente un adolescente que le costaba contener la atracción que sentía por ella cuando la veía detrás de aquella mascara.

— Gracias, tu también te ves bien. — le devolvió el cumplido.

Al terminar se fueron a la pista de baile y el comenzó a mostrarle sus "esplendidos" pasos de baile. Marinette se dio un golpe en la frente y suspiro un tanto avergonzada. Él sentía que eran Ladybug y Chat noir otra vez, él con sus chistes y acciones sin gracia y ella tan seria y avergonzada.

Dupain bailó, no como él hubiese querido, pero lo hizo. Sonrió de una manera idiota, quería besarla y tenerla entre sus brazos. Se fue acercando a ella sutilmente y disfrutaban de la buena música, poco a poco ambos entraban en el juego de seducción. Llevó sus manos a su cintura y se fue acercando poco a poco a ella, podía oler su dulce aroma, miro sus labios rojos y se fue acercando a ellos y los unió con los suyos.

La aferró mas a él, ella llevo sus manos al rededor de su cuello y comenzaron a besarse con desespero. Dupain jugaba con sus cabellos dorados, ambos sentían una gran atracción inexplicable por el otro. Ella lo puso los manos en su pecho y lo separo por falta de aire.

Ambos tenían restos de labial al rededor de sus bocas. Jadeaban aun mirándose sus labios. Marinette se alejó de él rápido y camino hasta el baño para arreglar su labial otra vez, no sabia en que momento terminaron así.

Su corazón latía con intensidad, sentía como sus mejillas ardían. En sus cuatro años de solo seducción y nada de amor, Adrien volvió a hacerle sentir aquel remolino de emociones que le causaba cuando eran unos adolescentes.

<< ¿Qué me pasa?>>

Adrien limpiaba sus labios con una servilleta, no pudo controlar sus impulsos. Su dulce aroma y la calidez de su cuerpo hicieron que no pudiera parar. Sentía alegría, deseo, pasión y a la vez culpa, mucha culpa.
Luego de cuatro años de noviazgo con su prometida, él empezó a pensar en otra mujer y termino besándola en una discoteca. Pero, ¿qué pensaba Marinette de esto?, ¿y qué pasaría si Kagami se entera?, ¿qué le pasaba realmente?

&quot;Quítate la mascara&quot; - Adrinette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora