Narra Danielle:
Zayn me llevó a casa en su coche, pero no hablamos y ni siquiera me despedí de él.
Durante el trayecto a mi casa me había llamado varias veces, pero no le hice caso. Y cuando me bajé del coche me agarró del brazo, pero solo le dije "Déjame en paz" sin mirarlo. Y cuando entré en mi casa oí un golpe seco, seguramente le había dado una patada a uuna farola o yo que sé, la verdad, no me importó. No me gustó que pegase a Edward hasta dejarlo casi inconsciente, vale que yo tuve un poco de culpa, pero yo no hubiera pegado a la chica que se tiró Zayn. Él si podía hacerlo. No. Tenía que saber que no podía hacer eso.
Me fui a la cama y sin querer lloré hasta quedarme dormida.
Oía los gritos desde mi habitación y yo lo único que podía hacer era taparme los oídos y meterme debajo de las sábanas. Escuché un golpe. Tenía que salir. Bajé las escaleras y estaba todo muy oscuro. Lo único que se veía era mi camisón blanco.
No hice ningún ruido. Me dirigí al salón, de donde salía una luz blanca. Miré. Mi madre estaba en el suelo y mi padre de pie con su brazo en alto. Una luz blanca los alumbraba.
-¡Mamá!- grité, pero mi voz no salía- ¡Mamá!- volví a gritar más fuerte, pero no se escuchó nada. Solo el llanto de mi madre de fondo.
Me quería acercar a ella, ayudarla, pero cada paso que daba se alejaban más de mí. Estaba llorando. No podía dejar a mi madre.
-¡Mamá!- mi voz no salió.
-¡Mamá!- grité todavía asustada por la pesadilla. Esta vez, mi voz si salió. Mi madre entró en la habitación deprisa.
-Danielle- dijo suave y me abrazó- ¿Otra vez las pesadillas?- susurró contra mi pelo, yo asentí. Frotaba su mano por mi espalda como cada vez que tenía pesadillas.
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Pasé el sábado y el domingo metida en casa. No quería salir. Cada vez que soñaba esas cosas me aislaba unos días.
Mis amigas me llamaron y les conté lo que me había pasado, ellas me entendían ya que no era la primera vez. Zayn también me llamó, pero directamente corté la llamada. No quería hablar con él, pero a la vez quería que me abrazara.
El lunes no quise quedarme a la salida del instituto y me fui directamente a mi casa con Harry y Liam.
Por la tarde fui a casa de Harry, pero no para estudiar, solo para ver como estaba Edward.
-Danielle, ¿qué haces aquí?- preguntó Harry sorprendido al abrir la puerta.
-Vengo a ver a Edward.
-Oh, pasa.
Me dirigí a su habitación y llamé.
-Harry, déjame en paz- se oyó la voz de Edward. Entré.
-Hola- dije un poco tímida. Estaba echado en la cama. Se levantó al verme.
-Danielle, ¿qué haces aquí?- me preguntó lo mismo que Harry.
-He venido a ver como estabas- dije quitándome la chaqueta, la dejé en la silla del escritorio.
-Oh, bueno, estoy bien.
-No, no estás bien, tienes los ojos negros e hinchados- dije y me senté en la cama, él se colocó a mi lado, lo miré- ¿Sabes? Que tengas el contorno de los ojos negro hace que el verde resalte más- dije sincera. Él sonrió.
Las imágenes de él tirado en el suelo, con la mayor parte de la cara ensangrentada vinieron a mi cabeza. Lo abracé de lado, él rodeó mi cuerpo con sus brazos.
