"Maldita clase de Lengua, maldita sintáxis y maldita profesora de Lengua" Ese día parecía que las clases no iban a acabar nunca, pero por fin tocó el timbre que finalizaba la clase.
Sophie y yo recogimos los libros y salimos del aula. Por el pasillo nos encontramos con nuestras amigas Virginia y Alexandra. Caminabamos hacia la salida, alegres y sonrientes, porque era Viernes y ya empezaba el fin de semana. Alex saludó a un chico amigo suyo. Y Virginia chocó con un chico y se le cayeron los papeles que llevaba en la mano al suelo. Ella se enfadó bastante.
Ninguna nos fijamos en el chico con el que se había chocado, y cuando lo vi estaba un poco asustado por la reacción de mi amiga. Le dije a aquel chico que no se preocupara, y disculpé a Virginia. Intenté que mi voz sonara lo más tranquilizadora posible, y funcionó, el chico se relajó un poco y me miró a los ojos. Eran verdes, un verde precioso, nunca había visto unos ojos tan bonitos. Me dio una sonrisa débil y se fue. Me quedé mirándolo mientras se alejaba intentando saber porque su cara me resultaba conocida. Cuando salimos del instituto, íbamos comentando el pequeño accidente de Virginia de hace unos minutos. Ahora nos parecía divertido. Nos despedimos con unos besos en las mejillas y algún que otro insulto cariñoso. Virginia y Alex se fueron por una calle diferente a la de Sophie y mia.
Cuando llegué a casa me acordé del chico que se chocó con mi amiga y entonces recordé porque me sonaba su cara. Él iba a 1° de Bachillerato de Ciencias, y nosotras íbamos por Letras. Sonreí al recordarlo, ese chico me transmitía ternura.
Durante la comida, hablé con mi madre sobre su trabajo y mis clases.
Alex mandó un mensaje por un grupo de WhatsApp que teníamos las cuatro, diciendo que hoy llegaría un poco más tarde de la hora a la que habíamos quedado. Aproveché para hacer los deberes de Geografía. Me duché, me vestí y salí de mi casa.
