Ya tenía las maletas preparadas. Las apilé en un rincón de la habitación y repasé la lista que había hecho con todas las cosas que tenía que llevar para que no se me olvidase nada. Al final del papel se encontraba los objetos de aseo, sí que fui al cuarto de baño y cogí un neceser negro grande y metí la crema hidratante corporal, la pasta de dientes, una crema para la cara, una crema para las manos y básicamente, la mayoría de las cremas que había en el armarito.
-Pareces una señora mayor con tanto potingue que te echas- dijo mi madre entrando al baño. Yo me giré y le sonreí con sarcasmo.
-Pero tengo la piel como el culito de un bebé- alardeé acariciándome la mejilla- Mira, ¿quieres comprobarlo?
-No, no- ella levantó las manos como si le estuviera apuntando con un arma- Te creo- finalizó y se volvió a su habitación a terminar de preparar sus maletas.
También guardé el shampoo, el gel y una crema para el pelo, aunque sabía que en el hotel iba a haber de estos productos, pero era mejor ser precavida. El peine lo llevé en la mano y salí del cuarto de baño para ir a mi habitación de nuevo. Dejé el neceser al lado de las maletas y el peine encima de la cómoda. Fui al cuarto de mi madre y la vi doblando ropa y guardándola en la maleta.
-Mamá, nos vamos una semana, no un mes- bromeé.
-Cállate- me dio una mirada que me podía haber matado que me hizo sonreí- A ver que te llevas tú cuando te vayas a estudiar a Whashintong.
Esa frase hizo que recordara que me tenía que ir. A cada día que pasaba y lo pensaba más, me iba desilusionando, pero eso era lo que había querido desde que empecé el instituto. Pero no podía desperdiciar esta oportunidad, no ahora, ese era mi sueño y solo serían tres años, solo tres años. Quería convencerme de que tres años eran pocos aunque en realidad me parecían una eternidad. Estaría sola. Sería empezar de cero otra vez. Recordé que eso era lo que más ilusión me hacía unos meses atrás, conocer gente nueva, empezar otra vez, visitar los lugares que tanto me gustaban. Eso me hizo sonreír y hacer que recuperara las ganas de irme a Whashintong.
-Tierra llamando a Danielle, probando, sh, sh, probando- dijo mi madre haciendo ruidos raros. Yo me reí y moví la cabeza de un lado a otro.
-No te estaba escuchando.
-¿No me digas? No me había dado cuenta- dijo con un claro sarcasmo, yo puse los ojos en blanco y ella se rió.
Iba a salir de su habitación, pero ella me llamó, yo me giré y la vi caminando hacia mí.
-¿En que pensabas mientras yo te hablaba?
-En nada- dije evitando hacer contacto visual con ella.
-Cariño, te conozco como la palma de mi mano, dime qué es lo que te pasa.
La miré dudando, no sabía si debía contárselo. Finalmente suspiré.
-No se...- comencé - No se si quiero ir a Whashintong- ella frunció el ceño- No lo sé, mamá.
-Pero eso es lo que has querido siempre.
-Ya, pero allí no tendré a nadie, mamá, allí estaré sola y no quiero estar sola. No estarás tú, ni las chicas, ni Zayn...- dije su nombre en un susurro.
-Ahora debería decirte que deberías elegir lo que tú creas, pero...- me miró con ojos sinceras y supe que lo que venía ahora no me iba a gustar - pero, hija, no debes rechazar esto, nosotros estaremos aquí cuando vuelvas, seguiremos aquí- dijo con seguridad- pero esta oportunidad no, esta oportunidad si no la coges, te arrepentirás siempre.
La miré directamente a los ojos, con un millón de pensamientos en mi cabeza. Pero el que más se repetía era "ella tiene razón" y es que era la verdad, ellos seguirían aquí, no se irían, en cambio la beca no, o la aceptaba y me iba o lo dejaba pasar, y si hacía eso, me arrepentiría siempre.
