Hay algo en la manera en que lo está diciendo que me hace dudar de qué estamos hablando.

—Vale, hablaré con Ale luego. Gracias por contármelo.

Me da unas palmaditas en la espalda y sonríe forzadamente. Debo estar volviéndome loco, pero creo que algo está mal con mi hermano.


***


—¿Cuál es el plan para esta noche? —me pregunta Sarah con emoción.

Hoy es el cumpleaños de Athan, por primera vez este año decretaron que no se organizaría nada en especial; luego de que todos nuestros cumpleaños terminaran en una serie de desastres a nadie le apetece agregar uno más a la lista. En vez de eso solo nos reuniremos en casa, habrá pizza a raudales y haremos lo que al cumpleañero le dé la gana.

—Pues ninguno en especial, pediremos pizza a domicilio. Mucha, mucha pizza. Comeremos y beberemos, y tal vez, si Athan fue un buen niño este año, tendrá regalos.

La risa de Sarah me deja embobado por completo, apenas llevamos unos días desde que comenzamos una relación que aún no tiene un nombre, pero que va creciendo a pasos de gigante. Lo sé, es contradictorio, pero quién soy yo para quejarme.

—Qué malos que son —dice en medio de risas—. Pero en realidad agradezco que sea algo pequeño.

—Todos pensamos igual te lo aseguro, ninguno quiere tener que ver a la prensa rosa por un rato. Además, a puertas de una gira sería lo más estúpido de hacer porque nos perseguirán más de lo que normalmente hacen.

—Es muy difícil ser una celebridad, ¿eh?

Dejo salir un pequeño suspiro.

—Tiene sus cosas buenas y malas como todo. Si logras encontrarle el equilibrio todo será más fácil, pero es algo mucho más fácil de decir que hacer.

Lo digo con sinceridad, es difícil. Nosotros tenemos la suerte de que nos mantenemos a raya entre nosotros. Claro no siempre fue sencillo hacerlo, todos pasamos por nuestras etapas oscuras que preferimos en general no mencionar.

—Vaya, eso sonó un poco fatalista. Mejor cambiemos de tema, ¿ya elegiste que le llevarías a Athan?

Rio despacio, una de las cosas que adoro de Sarah es que es frontal y no se anda por las ramas.

—Sí, hace poco mencionó que quería unos platillos nuevos, así que eso será —respondo y llevado por la curiosidad pregunto—: ¿y tú?

—Bueno, un par de calcetines, los más horrorosos que te puedas imaginar. —Sin necesidad de verla sé que está sonriendo y yo lo estoy haciendo también.


***


Verifico de nuevo mi reloj, aún faltan un par de minutos. Es ridículo que a estas alturas esté nervioso. Todos estamos reunidos en casa para festejar el cumpleaños de Athan, esta vez solo está la familia y los más cercanos, lo que se traduce en que no hay nadie que no sea de nuestra entera confianza. Pero lo más importante de todo esto es que hoy, por primera vez, estaré con Sarah de forma oficial. No es que haya alguien en este lugar que no esté enterado de tal acontecimiento, pero aun así no puedo evitar sentirme nervioso y ansioso.

Sé que más de uno de mis hermanos probablemente vayan a hacer de todo para dejarme en ridículo o humillarme de las formas más inesperadas. Es que es la ocasión ideal para ser el centro de sus bromas. Dios se apiade de mí.

Algo llama mi atención en el estudio de Apolo, la puerta se encuentra entreabierta, y aunque sé que espiar es algo de muy mala educación, lo que se está desarrollando ahí dentro me deja alucinado. Mi madre se encuentra sentada, completamente relajada y con una gran sonrisa dibujada en su rostro mientras escucha lo que sea que mi padre está diciendo. Alucino. Porque mis padres no se han dirigido la palabra casi desde que tengo memoria. Ni siquiera me senté a pensar en la posibilidad de que ahora estarían ambos.

Sin perder tiempo salgo en busca de mis hermanos. Sin embargo, alguien me toma por un hombro obligándome a detenerme.

—No tan rápido, bribón.

Me volteo para ver a Tom negando con la cabeza. Al ver que es él, me vuelvo sobre mis talones. Hay algo en su expresión que me dice que tiene algo que ver en todo esto.

—Tú lo sabes, ¿verdad?

Se encoge de hombros y me señala las gradas que van hacia el estudio que hay en casa. Lo sigo en silencio guiado por la curiosidad.

Fijo mi mirada en la espalda del hombre que va delante de mí. Recuerdo cuando era un niño y lo veía de la misma manera que ahora, me parecía un hombre tan grande y tan fuerte. Ahora ha perdido una cantidad considerable de peso, aunque su contextura aún no se ha visto afectada, es evidente que su enfermedad está avanzando rápido.

Abre la puerta despacio y lo veo asegurarse de que nadie se encuentra dentro antes de pasar.

—Muchacho, en los años que llevo vivo he descubierto que no hay cosa más bella en este mundo que el perdón. —Toma asiento en uno de los sofás dispuestos, lo imito colocándome frente a él—. Tus padres se casaron muy jóvenes, ambos llenos de sueños, unos que se alcanzaron y otros que no. Sin embargo, nunca me ha cabido la menor duda del amor que se tenían, incluso hoy, luego de tantos años es tan claro a mis ojos que los dos siguen perdidamente enamorados uno del otro. Solo hay que darles un empujoncito.

—Pero no se han hablado durante años.

—Oh, pequeño Neo. Hay heridas que no se curan de la noche a la mañana, mucha agua ha pasado debajo del puente de tus padres y para que puedas entenderlos tendrías que haber vivido lo mismo y eso, mi muchacho, no es algo que te deseo. Pero es tan simple como preguntarte en todos estos años en los que estuvieron separados ¿en algún momento estuvieron con alguien más?

Me tomo un momento para pensarlo, aunque hace años que no vivo con ninguno de los dos. Nunca he conocido una pareja de alguno, quizás en algún momento pudieron haber salido con alguien o simplemente pasaron el rato, pero nunca hubo nadie tan importante como para presentarlo a sus hijos. Y estoy seguro que, si Tom lo dice así, siendo el mejor amigo de mi padre, debe estar seguro que al menos mi padre no estuvo con nadie.

—El amor es el sentimiento más fuerte sobre la tierra, Neo. Cuando es puro y real, no importa las tormentas que deba soportar. Vivirá y al final, si son valientes, vencerá.

—¿Te han dicho que eres un romántico?

Deja salir una risa ronca, pero sincera.

—Me han dicho cosas peores, muchacho. En el momento en que conozcas ese amor te darás cuenta que jamás podrás sacártelo de aquí. —Señala su pecho sobre el corazón—. Sin importar el tiempo, la distancia o las circunstancias.


Regresamos al cabo de unos minutos y respiro aliviado al descubrir que Sarah aún no ha llegado. Lo último que necesitaba es que mis hermanos estuvieran lavándole el cerebro de alguna manera.

Mis padres aún se encuentran en el estudio y luego de hablar un poco con Tom observo con detenimiento la forma en que los ojos de mi madre se iluminan al ver a mi padre y no tengo la menor duda que mi padre también la mira como si fuera el centro del universo.

Escucho un auto detenerse afuera y no pierdo ni un segundo, en un par de pasos me encuentro abriendo la puerta. Reconozco el auto de Dimitri de inmediato.

Mi corazón comienza a latir más rápido y siento una necesidad enorme de acortar el espacio que nos separa en este momento y eso hago. Me acerco hasta la puerta del copiloto y la abro para poder ayudarla a salir.

En el instante en que nuestras miradas se conectan, una sonrisa preciosa se dibuja en sus labios y sus ojos brillan como si fueran joyas preciosas, exactamente de la misma manera en la que hace unos momentos vi los de mi madre.

Las palabras de Tom se cuelan en mi mente. Jamás podré sacar a Sarah de mi corazón y eso, eso es aterrador.

SAGA LUX II | El amor de NeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora