Capítulo 30

52.7K 3.1K 391
                                    

—¡Oh, porDios!

—Zackary —dijo Lucas con una sonrisa tentativa y Zoey reconoció en el tono de su voz esa arrogancia que siempre había oído en sus sueños.

«¿Cómo mierda no lo había notado antes?»

—¿Qué tal la muerte, eh? —añadió él—. Dicen que morir destrozado como tú es realmente agónico. Por lo menos lo resolví más rápido para este querido metiche.

Durante un segundo, Zack no fue capaz de contestar. Sus ojos iban del cuerpo de Adam a su asesino y, enseguida, estiró la mano para tomar la de Zoey. Tenían que salir de ese sitio antes de que ya no hubiese salida.

—¿Y tú, Zoey? Vaya que eres excepcionalmente peculiar, ¿eh? Con todo, has sobrevivido bastante. Y eso no se debe solo a Zackary.

—¿Quién eres? —jadeó él, empujando a Zoey hacia el templo.

—¡Es Peat! —explicó ella en su oído, sintiendo como su alma se agitaba, llena de pánico. El dije estaba histérico en su interior.

—Oh, Santa mierda —injurió Zack—. Este tipo es peligroso.

—¡Este tipo es el peligro personificado! Él ha estado detrás del dije todo este tiempo —aclaró ella.

Lucas, o Peat, sonrió ante sus cuchicheos.

—Del dije, de tu abuelo. De ti, Zack. De Zoey, de Jude —rio él, sonando más adulto, más tenebroso—. ¿De quién no estuve detrás durante tantos milenios? ¡Qué felices han de estar ahora que no tienen que romperse más la cabeza con tantas preguntas! ¿Verdad? Me encanta cómo los niños de hoy en día se toman todo como un rompecabezas. Pero se olvidan que los rompecabezas son un juego, ¿verdad? Y esto no es un juego, niños.

Lucas se transformaba poco a poco; no solo sus ojos se veían violetas ahora, sino que de pronto era más alto, su postura más firme y derecha. Era terriblemente mayor que ellos, tan viejo como el mismo dije, que una maldita Ciudad de Césares o que el mundo tal vez. Y ellos seguían siendo solo niños.

Sin poder quitarle los ojos de encima al enemigo, Zoey se abrazó a Zack. Dudaba mucho que él pudiera sacarlos de esa situación con sus poderes como siempre lo hacía.¡Y allí también estaba el asunto! Con Jude, a Zack las cosas se le habían complicado porque su magia evolucionaba. No había sido Jude en sí, había sido siempre Peat, y si él había tenido problemas con un Jude en el último tiempo, ¿cómo sería con Peat?

—Oh, vamos, ¿ahora correrán de mí? ¿No estaban completamente seguros de que yo no era más que un joven normal? —siguió Peat, con esa cosa suya de hablar prácticamente solo. Era algo que le encantaba al parecer. Zack y Zoey no dirían ni una puta palabra. No pensaban seguir con esa conversación; había cosas más importantes en las que pensar que en cómo retrucarle el dicho—. Ya saben que estoy cansado de tanto camino. Hagamos las cosas sencillas. Zoey tiene lo que yo necesito y, aunque todo esto fue un maravilloso hecho de compasión al salvar su vida, no podemos quedarnos charlando en qué circunstancias se dio exactamente. Vayamos al grano. ¿Qué prefieres, mi querida muchachita? ¿Que te mate despacio para extraer el poder de ti o que te devore entera?

Ella negó, al tiempo en que Zack la levantaba del suelo. Quizás, huir era la opción más estúpida que podrían tomar, pero era la única salida. Saltaron por el aire en un intento por alejarse de Peat, mientras él ponía un escudo detrás de ellos.

Lo perdieron de vista al moverse hacia el otro lado del templo, pero corrían con una desventaja notoria: Peat sabía a dónde se dirigían y los cazaría como liebres.

—¡Tenemos que llegar antes que él!

—Pero eso no tiene sentido. —Zoey se abrazó al cuello de Zack; cerró los ojos e intentó apartar la muerte de Adam de su cabeza. Siempre supo que podía morir de la misma forma y ahora sabía exactamente el porqué—. ¡Él ha estado en el colegio durante semanas y semanas, Zack! Puede entrar.

El Alma [El dije #2] en FísicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora