Capitulo 26

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Jessica miró su almohada con la boca abierta.

—¿Es que no solo tenías que acostarte con James? —susurró—. ¿También tenías que quemar mi almohada?

—¡Jess, por favor!

Su amiga se carcajeó al instante.

—¡Por Dios! Es que te odian de verdad, ¿eh? James está enloquecido, piensa que me he creído todo el cuento. Como si fuera a seguir con vida si eso hubiera pasado —añadió, mirando a Zack, que sacudía los restos quemados de almohada por la ventana.

—Ya cállate, al menos no se activó el detector de incendios.

—Oh, sí, eso hubiera sido peor. No solo serías «Zoey, la roba novios», sino que serías «Zoey, la pirómana».

—¡Que te calles, te dije!

Jessica respondió a su griterío con un ataque de risa otra vez. Zack cerró la ventana y las miró a ambas con el ceño fruncido.

—Esto no es tema de risa. Esto significa que cuando Zoey está enojada no puede controlar sus poderes.

—Los poderes del dije —corrigió ella, entre dientes.

—Exacto. Hay que trabajar en eso, parece que todos los cortes que le has hecho a Jess no sirven de nada.

Jessica se irguió de pronto.

—¡Oye! Que me ha dolido. Y, además, ella lo lleva muy bien.

—Pero se ve que no es suficiente. Esta no es la primera vez que quema cosas.

Zoey frunció el ceño y se abrazó a su propia almohada, sana.

—Lo que me preocupa ahora es cómo voy a dormir sin almohada. Zoey ya está tranquila, Zack. No la vuelvas loca tampoco. Afuera la gente está parloteando como enferma. —Jess estiró su cama y se recostó. Ella parecía estar de buen humor para todo ese tema.

—¡Encima! —bufó Zoey—. ¿A quién debería golpear? ¿A Sara o a Lucas?

—A Lucas —contestó Zack al instante.

—A ninguno, no es necesario —resumió su amiga con simpleza mientras negaba con su cabeza—. Se olvidarán de todo esto. Tenemos cosas más importantes que hacer que golpear gente. A menos que esa gente intente matarte, claro.

—¿No es de lo que estaba hablando mientras tú te reías como una ardilla con asma? —preguntó él y Jessica arqueó las cejas en su dirección.

—¿Hoy estás más susceptible que de costumbre, conejo sin pene?

«Oh, genial», pensó Zoey, mientras se hundía más en su cama. Cuando ellos empezaban a darse con insultos malogrados, le daban ganas de ahogarlos en un pozo.

—¿Disculpa? ¿Te estás metiendo con mi máquina sexual? —replicó él, con voz aguda.

—No empiecen. —Zoey le lanzó la almohada a Jessica en la cara, antes de que pudiera responder—. Duerme con la mía. —Entonces, miró a Zack y él cerró la boca, frustrado por no poder continuar con la pelea—. De verdad, estoy cansada. Podemos solucionarlo mañana, al menos la parte del fuego.

Jess colocó la almohada sana en su cama y se acostó con prisa. En ese momento, Zack empujó a Zoey y se hizo un lugar junto a ella. Él sería la almohada ese día, por lo que ella se acurrucó contra su pecho y apretó la mejilla contra su piel. No quería hablar más del tema por ese día y Zackary lo respetó. Si bien tardó años en quedarse dormida, no la molestó más en las horas que quedaban.

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Después del último examen de la semana, Jessica se sentó en el escritorio, dispuesta a seguir con la traducción, mientras hablaba, al mismo tiempo, sobre la importancia de aprender a controlar el fuego.

El Alma [El dije #2] en FísicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora