XP »KookTae

Capítulo 1

Tengo un sueño recurrente, soy un niño sentado con mi mamá y ella canta para mí, siento la calidez del sol en mi piel y la seguridad de sus brazos rodeandome.

Quiero quedarme ahí. Para siempre.

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Al despertar, extraña el sueño, deseando muchisímo que el sueño fuera real, pero eso sería imposible porque su madre murió cuando él era muy pequeño; y no puede salir al sol, o sea, para nada.

Taehyung tiene una enfermedad genética llamada 'Xerodermia pigmentosa' o mejor conocida como 'XP', que a grandes rasgos es sensibilidad severa a la luz solar. Si el sol llegara a tocar su piel, le daría cáncer de piel, su cerebro fallaría y podría morir.

Que divertido ¿no?

Así que pasa todo el tiempo en casa tras ventanas especiales, con su padre, el cual, según Taehyung, es el mejor papá del mundo. Por fortuna porque en su infancia los niños eran...como siempre son.

—No es cierto —habló una pequeña niña rubia de apenas unos seis años de edad, observando la ventana de la habitación de Taehyung.

—Sí, él es un vampiro y por eso tiene ventanas especiales —contestó otra pequeña en un susurro.— Descuida, no puede atacarnos de día pero de noche no te acerques aquí ni por error.

Ambas rieron alejándose de aquel lugar, sin ser consientes de que un pequeño castañito había escuchado todo.

Eso era lo que todos los niños de su edad pensaban acerca de él.

Pero por suerte no todos le tenían miedo...

¡Toc, toc!

Tocaron la puerta del hogar de los Kim, el padre de Taehyung salió para ver de quien se trataba.

—Ah! Hola Jimin —saludó Seokjin al niño pequeño que tenía en frente.

Jimin era un niño realmente adorable, era de baja estatura y tenía unas bonitas mejillas rosadas que daban ganas de tocar todo el tiempo.

—¿Qué le pasa a Taehyung? —Preguntó un Jimin curioso.

El hombre lo miró con ternura, dudó un poco al principio contarle al niño acerca de la situación de su pequeño, pero al final decidió decirle con un poco de tristeza en su voz.

—Tiene algo llamado XP —suspiró .— O sea que, la luz del sol le hace daño. Así que, ya no puede salir al sol —dijo el hombre tratando de explicarle a Jimin lo que sucedía, esperando que el niño entendiera. Si bien ya era algo difícil de explicar, contarle a un niño de seis años lo era aún más.

—Yo tampoco puedo estar mucho tiempo en el sol —contestó.—¿Puede jugar de noche? —preguntó el pequeño con entusiasmo y una sonrisa en el rostro.

—Sí, pero...

—¡Hasta la noche! —interrumpió sonriendo.—Oh señor Kim, y adoro la pizza —agregó para después darle la espalda al hombre y retirarse en pequeños saltitos en dirección a su casa.

Seokjin suspiró negando con la cabeza y una sonrisa en el rostro mientras cerraba la puerta del hogar.

Apartir de entonces, fueron su papá, Jimin y Taehyung; hasta que un día miró por primera vez a Jeon Jungkook desde su ventana, y con eso basto.

Quedó completa, total y absolutamente flechado.

La primera vez que lo vio, tenía ocho años. Se encontraba sentado frente su ventana viendo como todos disfrutaban de su día, hasta que él apareció.

Iba en una patineta, probablemente se dirigía a la escuela ya que llevaba puesto el uniforme. Ante sus ojos, era el niño más lindo que había visto. A simple vista se notaba que era más alto que Taehyung, su cabello era de un color negro azabache, podía distinguir su rostro, sin embargo, no podía describirlo detalladamente debido a la distancia que los separaba.

Para Taehyug, ese momento del día era muy especial ya que podía ver al lindo pelinegro, pero debido a los árboles que se encontraban en la calle, le era imposible seguir viendolo.

—Ahg, estúpido árbol —gruñó molesto con un puchero en sus labios.

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Aunque lo veía a diario a través de su ventana, Jungkook no tenía ni la más mínima idea de la existencia de Taehyung.

Con el tiempo, ver pasar a Jungkook se convirtió en parte de su rutina. Junto con citas médicas constantes, dormir durante el día y vivir de noche, lo cual, según sabía, es normal en muchos adolescentes.

Y tocar música, cada vez que puede.

Dentro de lo que cabe, su vida le parece genial, pero sigue aferrándose a sus sueños, pese a lo imposibles que puedan parecer.

—Estúpido árbol —ahí se encontraba de nuevo, sentado justo en frente de su ventana, viendo pasar a Jeon Jungkook como todos los días.

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