Capítulo 2: Adaptación al medio

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El ruido de la bienvenida fue plausible desde que estuvieron a metros de entrar en la Academia de Auradoon. Al parecer, toda la escuela había interrumpido sus actividades para recibirlos. Yuri se despertó entonces. Esta vez sin matar a nadie con la mirada, sino simplemente con una expresión aburrida que miraba hacia los árboles frondosos y verdes. Se asombró un poco por ver tanta vitalidad, solo que después quiso que todo ardiera en llamas y que no quedara nada. Odiaba que lo despertaran, así como así.

Yuya estaba callado en la esquina más alejada que podía de él. Su mejilla aún ardía y estaba roja, con la forma de la mano de Yuri aún grabada en ella. Yugo agarraba un par de cosas todavía. No demasiadas, su chaqueta no podría cubrir tanto. Yuto miraba con mucho cuidado a todos. Había mirado de hecho todo el camino del puente hasta la Academia. Esperaba poder recordarlo cuando tuvieran que devolverse a por sus padres.

Pararon en todo el frente de una estatua y de una entrada al lugar. Había toda una banda escolar haciendo ruido y celebrando la llegada de todos ellos a la Escuela. Todos los miraron un tanto confundidos. ¿Se suponía que estaban en una melodía en específico? Yuri se percató en los que no estaban en la banda. Eran dos chicos de cabello en forma de estrella, muy parecidos ambos y una señora mayor de cabello castaño recogido y bien arreglado, traía un vestido azul claro. Les abrieron la puerta y todos salieron. La banda se calló al instante de verlos. Yuto no supo si era por la impresión de verlos o por el hecho de que uno de ellos tuviera una cara de muerto que no parecía una buena señal.

En cualquier caso, la mujer mayor habló primero.

—¡Bienvenidos a la Academia de Auradoon! —exclamó la directora alzando sus brazos en entusiasmo. Los chicos la miraron entre confundidos, penosos e indiferentes—Soy el Hada madrina, la directora. Aquí todas las puertas están abiertas siempre, excepto por la de la biblioteca, solo abren de 8:00 a 11:00 y todos sabemos cómo soy con los horarios...

—Oh —soltó Yuri en ese silencio incómodo.

—El príncipe Yugi —señaló a al pequeño chico que había entre todos ellos—, les enseñará parte del campus, me sentiría encantada de acompañarlos, pero tengo un par de cosas que hacer. Pasaré a verlos más tarde en sus habitaciones. Pero antes de irme, quisiera preguntarles algo. Normalmente no damos esta opción con los estudiantes de Auradoon, pero ustedes son un caso especial, ya que no queremos que se sientan demasiado incómodos con compañeros que no conocen —Yuto alzó una ceja. Yuri ambas cejas, solo que las de él estaba perfectamente depiladas y simétricas—. Así que los pondremos en dormitorios juntos, en pares, claro, como todos. Solo necesito que me digan que pareja...

—¡Yuto! —exclamó Yuya aferrándose al brazo del chico. Yuri y Yugo se volvieron a verlo. El aludido tenía el ceño fruncido ante el repentino tacto del de ojos rojos.

—Traidor... —murmuró Yugo con incredulidad. La directora se limpió la garganta.

—¡Bien! Entonces... ¿Estaría de acuerdo? —el aludido seguía algo confundido. Pero la mejilla de Yuya estaba caliente sobre su brazo. Casi rueda los ojos, Yuya solo le quería porque quería alejarse de Yuri. Ese golpe en la mejilla le había dejado más de una secuela.

—Sí —dijo al final. Pero se deshizo del tacto de Yuya como si le quemara.

—¡Perfecto! Entonces Yugo y Yuri van juntos en una habitación —ambos se miraron con algo de desprecio y el de ojos fucsias se cruzó de brazos—y Yuto y Yuya en otra. ¿Todo claro, Kaito? —preguntó mirando a un chico perteneciente a la banda. El cual solo se dedicó a asentir y a despedirse educadamente. Se fue hacia el edificio junto con toda la banda.

—¿Él era...? —preguntó Yuri con cierto interés. La directora le miró.

—Él es Kaito, les ayudará con sus clases y en el dormitorio —les sonrió—, solo no lo hagan enojar, es hijo de Gruñón.

DescendientesWhere stories live. Discover now