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Llamaba y volvía a llamar a la pizzería en donde ese hermoso chico trabajaba.
Desde el instante en que le entrego su pizza hawaiana todo cambio dentro del chico.
Algunas veces ni siquiera tenia apetito, pero la imagen del guapo repartidor le hacía correr a tomar el teléfono y marcar al número del lugar en que el bello repartidor laboraba.
“ Minho ” su nombre se había quedado plasmado en su mente desde ese día en que el joven muchacho le había traído su cena.
Después se arrepentiría por comer demasiada pizza, pero por el mayor era capaz de comer todas las rebanadas que hubieran.
Muchas veces se imagino hablando con el muchacho pero sus intentos por ganarse su corazón resultaban fallidos, no pasaban del común: “Aquí esta su orden, son $29.00”.
Siempre la misma rutina. La cual ya comenzaba a irritarle demasiado y era como un dolor de culo.
Se lamentaba no poder ser más directo y casual con el repartidor que se había robado su corazón.
— ¡Maldita sea Jisung deja de ser un cobarde! —se reclamaba asi mismo enfrente del espejo del baño, tomo su cepillo para cabello y por quinta vez consecutiva lo cepillo perfectamente.
—Todo debe ser perfecto para cuando Minho llegue. —el sonido sonido del timbre hizo presencia en la casa y su cuerpo tembló como gelatina, el amor de su vida estaba afuera esperándolo para entregarle su orden.
Inhaló y exhalo lentamente tratando de calmarse y antes de ir a recibir a su próximo invitado, revisó su vestimenta y su peinado perfectamente cepillado.
Sonrió satisfecho y pasos seguros y firmes camino hacia la puerta. Giro la perilla y como si fuera en cámara lenta, en el momento en qué se abrió la entrada, el repartidor lo miro fugazmente con un brillo en sus ojos y esa bella sonrisa que había robado suspiros de parte de Jisung.
Sus piernas flaquearon y el aire le falto, sin duda ese chico hacia que todo dentro de el temblara.
Aun inmune en el marcó de la puerta, se atrevió a preguntarle a el chico frente a el
—¿T-te g-gustaría ce-enar conmi-igo? —dijo y enseguida se arrepintió de haber sido tan atrevido con a quel lindo chico. El contrario sonrió con incomodidad ante la extraña invitación de su cliente.
Era la primera vez que esto le sucedía y se sintió halagado por el chico frente a el.
— si no quieres esta bien. — mencionó Jisung con notoria tristeza y tomó la caja de pizza entre con ambas manos y se giró para entrar a su hogar sin dirigirle palabra al repartidor.
