Uno

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-¡LLEGAMOS TARDE! -le grité a mi padre, mientras sacaba medio cuerpo por la ventanilla del coche.

Es que con esta familia era imposible llegar a la hora a ningún lado. ¿No sabrían de sobra a qué hora empezaba la fiesta ibicenca? ¡Si llevaba recordándoselo semanas!
Luego era yo la que siempre llegaba tarde a los sitios, y Kaila siempre me echaba la bronca.

-¡LEIRE! ¿Cuántas veces te he dicho que no chilles así? -me reprendió mi madre, gritando de manera más aguda que yo.

-Desde luego, es que tengo a quien parecerme -dije a nadie en particular.

Bueno, ¡que capullos! Iba por ella.

Me miró con una cara de "si te cojo te hago un nudo" que me hizo achicarme en el asiento unos centímetros.

Mi hermano pequeño, empezó a reírse por lo bajini desde su asiento, a mi lado.

-¡Cállate enano! -le dije entre dientes para que parara de reírse.

-No soy enano, todavía no he pegado el estirón.

Y acto seguido me golpeó con el puño. A lo que yo le respondí, y él a mí de nuevo y yo otra vez. Hasta que mi madre se giró desde su asiento, matándonos con la mirada.

Rápidamente señalé a mi hermano claramente echándole la culpa y él, a su vez, señalándome a mí.

-¡Ya estoy! -dijo mi padre entrando en el coche en ese momento.

-¡Por fin!

El viaje fue rápido. Y no porque fuera un trayecto corto, sino porque a mi padre le gustaba meterle el pie al acelerador mientras discutía con los conductores de los otros vehículos.

Mandé un mensaje a mi grupo de WhatsApp cuando entramos al pueblo.

Chicas, estoy llegando.
¿Dónde estáis?


Mientras que esperaba a que me contestaran, me metí en Instagram y me puse a ver los stories.

Vi que  el grupo de amigos de Iván, el chico que me molaba desde hace tiempo, y que al parecer yo no le interesaba en absoluto -bueno, ni yo ni ninguna chica al parecer-, habían publicado una foto de todos ellos vestidos de blanco.

¡Bien!, pensé para mí. Podré verle por fin, después de tanto tiempo.

-¿Dónde vas a querer que te dejemos?

Miré el teléfono y ya tenía una respuesta.

Kai
Heladería, bajamos ya.

💃💃

-En el polideportivo, éstas están bajando ya -le dije a mi madre.

Cuando bajé del coche, me arreglé un poquito los shorts blancos que llevaba y me di cuenta de que había una cola horrible.

Chicas, hay cola para entrar.
Apretad el paso.

Les dije, a la vez que me colocaba la última de la fila.

Cuando calienta el sol  [EROTIC SUMMER SERIES]Where stories live. Discover now