—No sé qué haré contigo, Yulie —dijo Min, con algo de reproche; aunque sin ápice de enojo en la voz—. No entiendo por qué escapas de tu cuna.

—¿Cuándo yo era pequeño, también trepaba por las rejillas de mi cuna? —Seungjae pareció olvidar por completo el tema anterior y llamó la atención de Daebyul, preguntando aquello.

Dae no supo que responder. Y en realidad tampoco podía, es decir, no tenía recuerdos de alguno de ellos; y aunque quisiera ignorar el sentimiento, se sentía culpable.

—Eh... —intentó decir algo coherente, pero no lo logró.

—En realidad, tú eras más tranquilo; Seungjae-ah —habló Yoongi, con cariño y despeinando un poco el cabello del niño.

Daebyul se sentía fuera de lugar, aún no lograba entrar del todo en confianza y sentía la necesidad de huir de ahí.

—¿Cuidarás a Yulie mientras mamá y yo salimos? —preguntó Yoongi a Seungjae, dejando a la niña en el piso una vez más; mirando con diversión como ella corría a las piernas de Daebyul.

—¡Claro que sí! —respondió.

Dae no entendía por qué Heeyul parecía tan desesperada por llamar su atención, sin embargo, no podía hacer nada para alejarla; y sinceramente, tampoco quería hacerlo en tanto la niña se negaba a soltarla.

—Bien, llamaré a Tae de todas formas —continuó Yoongi, tomando su teléfono celular y marcando un número con rapidez; saliendo de la habitación, dejando a Daebyul con ambos niños.

...

Un chico de cabello rojo llegó a los pocos minutos, mirando con preocupación a Daebyul luego de que Yoongi le explicara la situación; pero sin dejar su actitud alegre con Seungjae y Heeyul, quienes parecían felices de tener aún más atención.

Dae se percató de que Taehyung también parecía conocerla muy bien. Cosa que no hacía más que incomodarla y hacerla sentir mal al no actuar como la Daebyul que todos conocían anteriormente.

—No se preocupen, estarán bien conmigo —dijo Tae, cargando a Heeyul; aunque la niña no parecía muy conforme en dejar ir a sus padres.

—Si les pasa algo, date por muerto, Kim —amenazó Yoongi, palmeando la espalda de su amigo.

—Los cuidaré bien, Yoongi, váyanse de una vez.

Dae sintió la mano de Min acariciar la suya, aprovechando la poca cercanía entre ambos y tal vez algo cohibido ante la idea de que ya no era su Daebyul; sin embargo, no se negó cuando Yoongi tomó su mano con algo de timidez, guiándola hasta fuera de la casa.

Agitó la mano en forma de despedida una última vez y cerró la puerta para empezar a caminar hacia un auto plateado, muy bien cuidado.

La noche comenzaba a caer, pero Dae apenas era consciente de eso; tenía muchas cosas metidas en la cabeza y no podía dejar de darles vuelta.

—¿Quién es Seokjin? —preguntó, cuando ambos estaban metidos en el auto y de camino a un hospital.

—Tu psicólogo.

Yoongi no movió la vista del camino, pero Dae distinguió mucho mejor la preocupación y tristeza en su rostro. Ya estaban fuera de su casa, así que el chico no tenía la obligación de mantenerse fuerte ante las miradas de sus hijos.

—¿Tengo un psicólogo? —volvió a preguntar— ¿Por qué?

El auto frenó en un semáforo rojo, así que Yoongi se permitió mirar a Dae a los ojos, buscando una pista de la Daebyul que él había visto el día anterior. La que había pasado casi toda la noche en vela con él por cuidar de Heeyul, o con la que había discutido días atrás por lo que ahora parecía una tontería. No logró encontrar ni ápice de su Daebyul, y se sintió peor; sin embargo, mientras volvía a acelerar el motor se repitió que debía ser fuerte y aguantar. Dae le había acompañado en sus peores momentos, incluso antes de casarse; así que se lo debía. Además, Yoongi la amaba; en serio lo hacía. Woo Daebyul le había dado una vida hermosa, y ella era su vida.

Dissociative ;; SUGA - BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora