No podía ver qué estaba equivocado y no había nada que le dijera lo contrario.

Entonces lo creía y con el trato de Hiccup las cosas empeoraban.

Pero no se permitía caer solo por su madre.

Pero a veces, deseaba apagar su mente solo por un momento, y es por eso que caía en esos pequeños pozos. En esa similitud al vacío. Como si fuera estar en una cuerda floja, viendo o no si caes.

Se había levantado del sillón para derigirse a un armario donde encontró, unas botellas de licor.

Un wisky no haria mal a nadie, era solo para curar las penas, las que tanto se estaba tragando.

Tan solo será un trago.
Tan solo será apagar la mente un rato.

(....)

En una casa bastante grande se encontraban dos chicas que habían comenzado una charla. Estaban bastante arregladas y maquilladas.

Mer y Rapunzel siempre tuvieron una relación especial. Siempre fueron amigas, Mérida agradecía haber conocido a la rubia gracias a Hiccup. Una vez que quiso integrarla al grupo, aunque no fue el mejor comienzo.

La chica de baja estatura venía con la mirada agachada, estaba sonrojada y sus manos estaban unidas frente suyo.

A Mérida le molestó eso. No entendía. No entendía a la gente introvertida, le parecía absurda. Pero es porqué no comprendía ciertos emociones de los demás y no podía canalizar bien su empatía.

Era como un gato sin domesticar, que jamás recibió cariño, amor. Se crío con los gritos y la frialdad no conocía más allá de eso.

Es por eso que su única personalidad en ese entonces era la violencia y brutalidad.

- ¿Por qué eres tan callada?, ¿te comieron la lengua los ratones? - Ironizó. La rubia solo se tensó sus hombros encojiendolos.

Rapunzel no era que no quería hablar, era que no podía, le generaba miedo. Una especie de temor que desconocía su causa pero lo tenía cada vez que la gente estaba a su alrededor.

Quizás porqué desde ñiña nunca ha tenido un amigo o simplemente porque la han molestado por ser tan callada, que...siente que la van a rechazar.

- Merida no seas idiota. Si le dices esas cosas no va a hablarte. - Le dijo Jack, que por alguna razón entendía más a Rapunzel que a la misma Mérida que ahora le dedicaba una mirada furiosa al peliblanco.

- ¡Te ignora, no es que no quiera hablar!

- ¡Tiene fobia social Mérida!, ¡No es que no quiera es que le cuesta socializar más de lo normal! - Dictó el castaño interviniendo. - Qué tú seas extrovertida no significa que todos lo sean.

- Como sea no importa. - Dijo enojada y dejó solo al grupo. Rapunzel no dejó de sentirsd culpable.

Ni siquiera hablé y ya...hice todo mal Pensó la rubia, las lágrimas quería acomularse en sus ojos y no pudo evitar correr hacia al baño. Siempre huía de esas situaciones por una vez quiso hacerle frente y...lo hizo mal. No podía dejar de culparse así misma.

Se encerró en el baño y comenzó a llorar en silencio. Su cuerpo temblaba levemente mientras su estómago no había dejado de dolerle desde el momento en el que Hiccup le había propuesto conocer a sus amigos.

Y sí, terminó de cagarla cuando se fue sin decir nada, pero se sentía un estorbo, una idiota que no sabe hablar sin tartamudear o...mirar a los ojos, o que sin tener una ataque de pánico.

Sin almaWhere stories live. Discover now