Respire hondo y exhale el aire pronto al no poder contener la respiración por mucho tiempo al estar enojada, no sé qué me enfurece más, si es saber que todo el mundo cree que Pierre me vio de menos y por eso no quiso tener una relación conmigo o no hacerle frente y darle a conocer a todos que lo de nosotros nunca fue nada, ni siquiera una amistad.

Ver la noticia y la fotografía de mala calidad por la oscuridad y distancia en donde se puede ver a Pierre besando a aquella mujer hace que mis sentidos empiecen a alborotarse. Doblo el periódico en mitad y bebo nuevamente del café con la intención de poder calmar mis nervios los cuales se han acelerado al leer la noticia.

—Y bien... —Miré a Miranda.

—Me alegro por él, está rehaciendo su vida—dije como si la situación no me afectara en lo absoluto.

—Sí pero tú... —la interrumpí.

—Estoy bien, mi vida sigue en su curso. Y no me quejo. —Dije indiferente.

Tenía que suceder así, él buscaría a otra y yo seguiría empeñada con mi trabajo; es una rutina que ambos consideramos antes de la despedida y aunque no puedo decir que los dos primeros días pude borrarlo de mi mente, tuve que hacerlo si quería volver a tener una vida sin preocupaciones en el amor.

Pierre fue un buen amante mientras duro, todo solo fue un juego de sexo que ambos aceptamos, en donde el amor no cabía en ninguna superficie y es claro que él pareció siempre tener ese objetivo en mente y por supuesto, aunque yo misma me tambaleara en ocasiones, hasta el momento soy feliz con mi propia vida.

—Han pasado tres semanas... No has tenido ansiedad de... —negué rápido.

—No llevó una vida sexual activa, por eso puedo con ello. —Ella rió.

—Bueno, de todas formas tienes un amigo que pueda consolar tus penas sexuales—achiqué los ojos.

Y es que ella no bromeaba, para navidad en vez que Miranda me regalara algo útil en mi vida cotidiana, termino por regalarme un consolador de 20 cm, ni siquiera puedo ver aquel aparato porque su tamaño y su detallada estructura casi real me hace tener pánico. Sinceramente lo he dejado en lo más profundo de mi ropero con la idea que jamás lo usare y es posible que pueda venderlo en un buen precio por Internet cuando aún no ha sido usado y está en su paquete.

—No lo usaré. —Dije segura. —Además, ¿cómo pueden gustarte esas cosas?—ella sonrió.

—Es divertido jugar y pasarte un rato imaginando cosas morbosas. —Me cubrí los oídos con mis manos.

—Basta, no quiero escuchar tus experiencias. —Ella rodó los ojos.

—Deja de ser tan pulcra e inocente que ya no eres virgen. Agregando que con Pierre hiciste cuatro posiciones sexuales lo cual ya te saca del parámetro de solo utilizar el misionero. —Intenté no sentirme avergonzada por si alguien la escuchaba.

—Bueno, quizás ya no sea virgen pero aún soy novata en todo. —Murmuré.

—En eso te doy la razón. —Chasqueo los dedos.

Alejé el periódico y seguí interpretando todo lo que circulaba en mi mente... La noticia, los días que tuve sexo con Pierre y agregando el consolador que me hace dudar si alguna vez intentaré usarlo como método de aliviar una emergencia orgásmica como me lo dice Miranda. Oh cielos, antes tenía todo un orden en mi cabeza, ahora las cosas se han ido al borde de nuevo.

—Dejando a un lado al idiota de tu ex amante... —Hice una mueca con su definición sobre Pierre. — ¿Cómo va el tatuaje?—ella se hizo a un lado para verlo.

Amores Perdidos [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora