El día de mi boda intenté borrar tu recuerdo de mi mente, lo juro que lo intenté. No fue posible porque tú habías dejado marca, y al igual que una cicatriz, éste no iba a desaparecer ni aunque pasaran millones de años.

Recorrí el largo pasillo en el cual al final me esperaba mi futuro esposo, pero a mitad del camino sentí que se me nublaba la vista. No podía hacer aquello, no si no era contigo. Por eso, salí corriendo dejando a todos los presentes estupefactos.

Me marché de la ciudad, no podía seguir viviendo en el mismo sitio en el que tantos y tantos recuerdos habíamos compartido juntos.

Cartas a DaveWhere stories live. Discover now