Capítulo XII - Good girls are bad girls.

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JULIA:

No podía estar pasando esto.

No, no, no, no, no.

Había besado a Sam. Y luego a Sheera. Pero nooooooooooo, no había besado a Gabe.

Idiota.

Mientras escuchaba lo que él me decía, momentos cruciales cruzaron mi mente, haciéndome tener muy en claro que Gabe no me mentía. No es que estuviera dudando de su palabra pero no me hubiese sorprendido si él cambiaba algún detalle de la historia.

Y así estábamos ahora. Los dos vestidos tal cual nos encontrábamos cuando despertamos.

Debo admitir que me movía el suelo verlo así, caminando por mi apartamento con su divina figura.

Cursi.

Conocía a Gabe, pero no profundamente como uno conoce a un amigo, ni lo suficientemente poco como para ser sólo conocidos. Él, en cambio, lo sabía todo de mi y de mi familia. Conocía la historia de mi padre, de Alexis, de las drogas y yo sólo sabía que tenía una hermana llamada Coral.

Gabe nunca habla de su familia y sé que no tiene un mal pasado.

O al menos eso creo.

No lo se, pero es algo que me gustaría saber.

Estaba sentada en mi sillón, viendo las caricaturas que pasan en la mañana mientras que Gabe cocinaba.

No tenía idea de donde se había metido Alexis y sinceramente, en estos momentos lo agradecía.

La sala de estar y la cocina sólo estaban unidas por una barra y si miraba de reojo hacia mi izquierda, podía ver el magnífico trasero de Gabe.

Oh, santos bebés recién nacidos, ayúdenme a retenerme y que no salga corriendo para arrojarme encima de Gabe y su increíble cuerpo...

Ugh, odiaba todo esto. Nadie debería tener el placer de poder admirarlo así y...

Lori. Lori seguramente lo había hecho.

Ahora sí que estaba completamente enojada. Yo creía que ella era mi amiga y UGH. Lo que realmente me molesta es que ella no sabía que estaba haciendo algo malo ya que no sabe que estoy enamorada de Gabe.

Estoy enamorada de Gabe.

Oh, mierda, esto va a ser jodido.

Apagué el televisor y me dirigí a la cocina. Sinceramente, ya no podía pensar en otra cosa después de mis repentinas revelaciones matutinas así que iba a despejarme mientras me comía a Gabe con la mirada y luego a lo que sea que él estuviese preparando.

Cuando llegué a su lado, Gabe me miró de pies a cabeza, deteniéndose en mi estómago.

—Veo que aún no te has cambiado.—dijo con una media sonrisa. Rodé los ojos.

—Tampoco tú.—contesté.

—Bueno, pero en mi defensa, he estado cocinando. ¿En cambio tú? Nada. Sólo mirando caricaturas infantiles.

—¡Oye!—grité.—No te metas con Los Padrinos Mágicos.

Gabe comenzó a reir mientras daba vuelta la panceta. Olía y tenía una pinta espectacular. Si no me importara hacer el ridículo en estos momentos estaría robando la panceta del sartén y comiéndola toda yo sola.

Seh, amaba la panceta.

—Sabes que la panceta frita es mi perdición, ¿cierto?—dije con los ojos brillantes mientras miraba la comida. Parecía un niño en navidad.

—Y también la mía.—dijo—Además de otras cosas.

La última oración la susurró tan bajo que creí que era una alucinación, pero al ver el rostro sonrojado de Gabe, me di cuenta que había escuchado bien.

Eso picó mi curiosidad.

—¿Y que mas lo es? Además de la panceta. —susurré.

No podía creer que eso había salido de mi boca, quiero decir, yo dejaría pasar ese estúpido comentario o me reiría de él.
Pero nada era lo mismo ya.
Gabe suspiró.

—Julia...hay algo que quiero decirte hace tiempo... y me refiero a mucho tiempo, realmente y...

No pude escuchar que fue lo que dijo, ya que la alarma contra incendios comenzó a sonar.
No entendía nada realmente hasta que ví qué lo había causando.

El idiota de Gabe había dejado el guante de cocina sobre la hornalla y el fuego se había extendido.

Gabe comenzó a gritar con todas sus fuerzas mientras buscaba algo con que apagar el fuego.

Pero yo estaba en shock.

No paraba de ver la llama que iba consumiendo todo rápidamente y no había notado que Gabe ya no estaba a mi lado.

Ni que estaba tosiendo fuertemente.

El aire cada vez se volvía más pesado, por lo que me costaba respirar.

Los bomberos estaban en el apartamento tratando de encontrarme, pero no sé si quería que lo hicieran.

Podía escuchar los gritos desesperados de Gabe, rogando que me encontraran.

Pero no iba a ser posible.

El fuego creció, consumiendo todo dentro de la casa y los bomberos estuvieron obligados a salir de ahí. Nunca había visto nada similar. No sabía que una pequeña llama podía destrozar mi mundo en cuestión de minutos.

Y yo seguía aquí, siendo quemada.

Pero ni siquiera en este momento me iba a quebrar. Porque las chicas buenas no lo son en realidad.
Toda mi personalidad era una fachada para mis padres. Todos creían que era realmente una buena persona, pero las llamas me recordaban al Infierno y es ahí donde iría.
No exagero. Eso estaba en mi alma.

—Son tan estúpidos —dije tosiendo.

Y luego de eso, ya no pude respirar.

Nota del autor:
¡Es el final de la historia!
Gracias a todos los que leyeron esta novela...nah, no termina acá.
Todavía queda mucho de Gabe y Julia.
O puede que no tanto de Julia...
Me siento como Verónica Roth y Cassandra Clare.
No me maten.
Mañana subiré otro capítulo y sabrán lo que pasó con Julia.

<3

Despertar (Libro I)Where stories live. Discover now