Epílogo.

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La habitación se encontraba oscura y vacía.


Me encontraba incómoda estando en un lugar totalmente desconocido para mí y no sabía qué hacer al respecto.


No podía volver a casa. No podía volver a ver su cara sin que mi corazón se rompiera en mil pedazos.


Miré mi abultado vientre con lágrimas en mis ojos; yo no tenía nada para brindarle. Estaba sola.


—Julianne, ¿estás bien?


—¿Por qué me sigues preguntando eso? — susurré. Jesse se asomó por la puerta y me dio una débil sonrisa.


—Porque tengo la esperanza de que cambies tu respuesta.


Él entró en la habitación y se sentó a mi lado en la cama. Nunca me hubiese imaginado que recurriría a Jesse luego de semejante noticia.

Momentos antes de saber sobre Alexis y su bebé, habíamos estado discutiendo con él a causa de los celos que se tenían entre ellos, pero cuando llegué llorando de la casa de Camille, no dudó en abrirme sus puertas para darme un hogar temporal.


Habían pasado sólo tres días, pero había tenido que cambiar radicalmente mi vida. La policía me buscaba gracias a la denuncia de desaparición que había hecho Gabe junto con mi madre. Me rompía el alma ver la televisión y encontrarlos llorando, pidiendo que si me veían, por favor se comunicaran con ellos.


Quise hablar con mi madre más de una vez, para asegurarle que estaba en perfecto estado, pero no podía hacerlo sin dejar rastros de dónde me encontraba.

Supongo que el tiempo me diría qué hacer.


—Dudo que eso vaya a pasar— contesté finalmente.


—No todo es tan malo, Julianne. Al menos tienes un lugar donde vivir.


—Lo sé, y te lo agradezco profundamente, pero llegará el momento en el que Sam volverá y me verá. No quiero eso, sabes que tendré que huir.


—Sí, lo sé, pero no es justo— murmuró entre dientes. Lo miré fijamente.


—¿Qué es lo que no es justo, exactamente? — pregunté.


—El mero hecho de que ese hijo que esperas sea de él y no mío, cuando yo siempre estuve para ti y él espera un hijo con otra persona además de ti.


—No tenías que recordármelo, Jesse— dije con voz rota.


—Vamos, Julia. Si hubieses sabido que Alexis estaba embarazada, tú misma te hubieras planteado la idea de que ése hijo sea de Gabe. ¿Alguna vez se te pasó por la cabeza la idea de que sea hijo de Sam?


—No— contesté fríamente—. Y eso es lo peor. Que me di cuenta que nunca confié realmente en él.


—Entonces, ¿qué es lo que estamos esperando? —preguntó.


—Que yo pueda pensar claramente, Jesse. Estoy embarazada y el padre de este bebé no se encuentra conmigo en este momento. Ni siquiera puedo procesar el hecho de que él vaya a tener un hijo o hija con mi hermana, ¿qué quieres que haga? ¿Que lo deje pasar y ya? Lo lamento, pero no puedo hacerlo. No aún; no estoy lista para pasar página. ¡Solo pasaron tres días, maldición! —exploté.


—Tienes razón— admitió—. Lo lamento, Julia.


—Necesito tomar aire, saldré un momento.


Ni siquiera le di tiempo a replicar y salí del departamento. No quería escuchar sus razones por las cuales debería quedarme encerrada en una habitación y simplemente dormir, cosa que tampoco podía hacer.


Las calles estaban frías y no estaba lo suficientemente abrigada como para soportarlo, pero no quería volver a entrar sólo por un suéter. Me abracé y comencé a caminar lentamente, viendo cómo las personas se apresuraban a entrar en sus coches.


La fina sudadera que llevaba tenía una capucha y decidí usarla. Lo que menos necesitaba era que me reconocieran.

Había estado pensando en nombres para el bebé y realmente había muchos que me gustaban, pero sentía que traicionaba a Gabe al elegir un nombre sin él. Más allá de que ahora me esté escondiendo, llegará el día en que tenga que dar la cara y presentarle, finalmente, a su hijo. Hoy en día, no me imaginaba el día del parto con él a mi lado, pero tampoco podía decir que me llamaba Julianne o Julia, por lo que Jesse me estaba consiguiendo unos documentos falsos. Mi número telefónico había cambiado en el momento que la denuncia fue pública; ahora tenía uno nuevo con el cual sólo me comunicaba con Jesse. Él era la única persona en la cual confiaba ahora.


Extrañaba tanto a mi madre y amigas... Había tardes en las que necesitaba escucharlas decir que todo estaría bien y que el dolor simplemente terminaría y podría seguir adelante, porque ahora mismo, no podía verme sumida en una profunda felicidad como lo había estado el último tiempo.


Mi celular vibró.


Hace mucho frío, Julianne. Te alcanzaré un abrigo; espérame en donde estés.- Jesse.


Me encogí de hombros e interrumpí mi caminata, mirando una tienda de ropa que había a mi lado.

Unos pasos se detuvieron detrás de mí y di media vuelta para agradecerle a Jesse por haberse molestado por mi bienestar.


Pero ése no era Jesse.


—¿Julia? — preguntó.


Se me heló la sangre y sentí que todas mis paredes se venían abajo.


Nota del autor.

¡FINALMENTE, ESTA HISTORIA SERÁ MARCADA COMO FINALIZADA! Estoy muy feliz por lo lejos que he llegado con esta historia. Nunca me imaginé que tanta gente la leería y me apoyaría por todo este trayecto sin siquiera saber quién soy, así que todo esto se los debo a ustedes.

Siempre les agradeceré todo lo que hicieron por mí.

Ahora... ¿Segunda temporada o aquí termina la historia? Aún no hay respuesta a esa pregunta...

¡Nos leemos y pronto traeré noticias!

Despertar (Libro I)Where stories live. Discover now