Capítulo 24.

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Chris había pasado días buscando a los padres de Yuuki. Boris había sabido esconderse bien pues incluso uno de sus mejores rastreadores, no había podido dar con ellos. Después de todo eran lobos y sobre todo la manada de Gregory tenías sus tácticas para pasar desapercibidos.

Pero aquella situación no estaba solamente en sus manos, los Bharatee se habían involucrado también en ello y con la tribu no se jugaba, especialmente cuando se había ofendido su territorio. La tribu había sido de mucha ayuda para ellos, desde que se habían aliado, las cosas habían ido de mejor manera, el tener al jefe de una tribu nativa, les facilitaba de maneras exorbitantes su trabajo, Jacob había ayudado en gran parte a esa alianza.

Tomó su teléfono, más temprano por la mañana había recibido la llamada de Nantai diciéndole que iba de camino a su casa, contestó Chris del otro lado.

— ¿Pasa algo? —cuestionó Chris.

— Regresa, Nantai viene para acá.

Escuchó un suave suspiro del otro lado.

— Voy para allá.

Dejó el teléfono en su escritorio, se sentía cansado de esa situación, quería deshacerse de esos dos problemas y centrarse completamente en la situación de su compañero, quería disfrutarlo tanto como pudiera, poder salir con él sin el miedo de que sus padres aparecieran y provocaran algo como lo que ya habían hecho. Vio a Jacob entrar en la oficina, el hombre se veía quizás más cansado que él.

— ¿Todo bien? —cuestionó.

Escuchó un suspiro ruidoso por parte de su beta.

— Estoy peleando con el papeleo de Luna para la universidad.

— ¿Para Luna? ¿Y Aaron?

Jacob apretó con sus dedos el puente de su nariz.

— Dijo que esperará un poco para aplicar.

Negó.

— ¿Y a qué se debe eso?

Jacob negó.

— ¿Rebeldía de adolescente? No lo sé, dijo que iba a dedicarse al escuadrón por lo menos un año.

— Bueno, literalmente tiene muchas vidas para tomar una carrera.

— Lo sé, pero me gustaría que comenzara en esta, aunque sabemos que no puedo obligarlo.

— Lo sé, menos va a querer hacerlo.

— Es así, su lindo carácter es así.

Rio por lo bajo.

— ¿Y Luna? No he hablado con ella en meses.

— Lo he notado, creo que está un poco sentida.

— ¿Por qué no he hablado con ella?

— Sí, dice que ya ni si quiera la has llevado al cine.

Mordió ligeramente su dedo pulgar, era cierto que últimamente no le prestaba la misma atención a Luna, la chica que era la niña de sus ojos, pero su compañero lo necesitaba demasiado y no creía que fuese buena idea llevarlo al cine cuando sabía que no podría disfrutarla igual, aunque podía idear algo para ambos, y quizás también llevar a Bruno.

— Dile que iremos de compras hoy.

— Le quitaré mi tarjeta entonces —dijo levantándose y yendo a la salida.

— Ey...

Caminó detrás de su beta y se dirigió a la cocina, con apenas acercarse un poco, podía oler la excelente sazón de Camila, desde que había llegado a su casa, habían comido decentemente, la mujer les hacía falta y el destino lo sabía.

Con los ojos del alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora