"Celeste Ethel Kennedy Gordon"

775 82 136
                                    


Apenas comenzaba el día en la mansión Phantomhive y el conde aún no despertaba, no hasta sentir que los rayos del Sol inundaban la habitación inevitablemente, al abrir los ojos vio a su mayordomo Tanaka, parado casi en frente acomodando las cortinas de aquella habitación.

-Buenos días joven amo, es hora de despertar- Decía el anciano; Ciel con sueño se hizo lo indicado y se sentó en el lugar donde estaba.
Como todas las mañanas desayunó, el mayor lo ayudó a arreglarse y se fue a resolver sus asuntos en la oficina de la mansión. Pronto su mayordomo tocó la puerta y al recibir un "pase" como respuesta entro al estudio con una carta de la Reina la cual le entregó a su amo, al abrirla miró su contenido y empezó a leer.

-Mi niño y querido Ciel Phantomhive:

Te informo de un caso que recién llegó a mis oídos y me ha aturdido e inquietado sin dejarme siquiera conciliar el sueño. Hace poco uno de mis guardias me informó que ya había múltiples quejas en el gabinete policíaco acerca de jovencitas nobles que desaparecían sin dejar rastro de la mansión Michaelis, el dueño de esta, Lord Sebastian Michaelis es un joven reconocido por no ser de los más sociables. Estuvo dando clases de conducta y modales a jovencitas de manera privada. Una por una las recibía en su mansión y se hospedarían allí por al menos un mes, más todas desaparecieron, él afirmaba que desde el comienzo de su estancia daban indicios de problemas psicológicos y que probablemente huyeron, los sirvientes de la casa confirmaban su coartada a excepción de algunos que solo se quedaban callados y pocos días después se les encontraba muertos a las afueras de Londres.

Necesito tu apoyo en este caso que no he logrado resolver, espero contar con tu ayuda y llegar al fondo de todo, saber si el conde Michaelis es culpable, descubrir los cuerpos de las jovencitas con o sin vida y saber cuál fue el motivo de muerte de los sirvientes.

Atte.: Victoria-.

Ciel no tenía idea de cómo podría infiltrarse a la mansión sin ser descubierto, por ese momento solo una idea cruzó su cabeza.

-No no no, debe haber otra forma, el honor de los Phantomhive, si me descubrieran mi reputación se vería gravemente dañada- Hablaba para sí mismo.

- Más aun así, no hay otra alternativa- Decía para luego dejar caer su cabeza al escritorio y esperar que llegara la noche para pensar más en su idea. Al despertar y entrar en su oficina, llamó a su mayordomo más leal e informó su plan.

Enseguida Tanaka se puso en contacto con el conde inculpado, una larga plática telefónica con una respuesta asertiva y complaciente fue el resultado, para después dar inicio a buscar la ropa que la prometida del joven amo varias veces había dejado en la mansión cuando se quedaba a dormir unos días, la cual era más que suficiente.

Ciel sería llevado a la mansión Michaelis unas semanas, infiltrándose como una bella dama que llevaría de nombre Celeste Ethel Kennedy Gordon . el ojiazul se vistió con un bello vestido color azul cielo con toques de negro que llegaba por debajo de sus rodillas el cual tenía varios detalles y moños que lo hacía verse con un aspecto encantador, guantes negros hasta los codos con una peluca tono azul marino con coletas que se encontraban abajo de sus caderas adornadas por unos hermosos lazos y un sombrerillo del mismo tono del vestido, una gargantilla azul cielo junto con un lazo con tono de azul más fuerte y cubría casi todo su cuello, por último unas medias blancas que llegaban más allá de las rodillas y unos zapatos con un pequeño tacón que hacían juego con todo el conjunto.

Pronto marcaron las tres en el reloj, el menor se dispuso a dejar la mansión a cargo de sus sirvientes y Tanaka, quien antes lo dejaría en la residencia Michaelis. Partieron y Ciel, no, Celeste se empezaba a invadir de pensamientos sobre lo que pasaría en su estancia con el señor Sebastian y que posibles consecuencias podrían traer sus actos, de tanto pensar en ello no se dio cuenta de lo que pasaba a su alrededor y cuando menos se los esperó ya estaban afuera de la residencia Michaelis.

Amor PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora