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—¡Sonie! —el pequeño y arrugado cuerpo de la elfa aparece con un puff.

—¿Qué se le ofrece, amo? —agacha su cabeza y se le cae un horrible sombrero de lana púrpura.

—¿Qué es eso de ahí? —pregunto y ella lo esconde rápidamente.

—No amo, yo no quería aceptar eso pero la joven Gryffindor los reparte cada semana, Sonie le ha dicho que no quiere ser libre y que está bien sirviéndole a Hogwarts y a la casa Slytherin —alguien quiere liberar a los elfos y tengo un presentimiento de que eres tú—. Oh amo, Sonie se castigará planchándose los dedos tres veces.

—No es necesario —unos enormes y feos ojos negros me miran expectantes—. Solo dime quien te dio eso y tráeme un café.

—Si, misericordioso amo —la elfina aparece tan pronto como se fue, la bandeja que trae lleva una taza de café y galletas de avena—. Fue la señorita Granger su benevolencia.

—¿Benevolencia? ¿Mi padre te dijo que me llamaras así? —la elfina asiente y rechisto—. Está bien, solo dime amo.

Río cuando por fin estoy solo, a veces eres increíble Granger.

Las veces que pensé en ti, Granger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora