Corazón Vacante (SasuHina)

Capítulo II

Encendió el televisor, cambiaba de canal llena de aburrimiento. Paró en un canal de música, posteriormente dejó el control remoto sobré el colchón. Reviso su equipaje, mientras que de fondo se escuchaba "Youngblood" de 5 Seconds Of Summer, dejándose guiar por el ritmo comenzó a moverse al compás de la canción. Al mismo tiempo que ordenaba su ropa en el armario.

De su maleta, sacó una fotografía. En ella se podría apreciar a tres personas, una joven Hinata sonreía alegremente en brazos su padre al lado de su madre riendo, parados junto a un árbol del parque. La admiro por varios minutos, recordó el día que tomaron aquella fotografía.

Tenía ocho años. Era un domingo por la tarde, habían salido a hacer un picnic junto con la abuela, el frío invierno termino dándole paso a la primavera. Las flores comenzaban a florecer, los niños salían a jugar aprovechando la calidez de la estación. Hinata estaba más que emocionada por la salida, y como no estarlo si era su primer día de campo. Cuando sus primos iban de visita solían contarle como cada verano hacían un día de campo, en su campamento, y lo divertidos que eran. Por lo que no dudo pedirle a sus padres hacer uno.

Mientras los adultos colocaban el mantel, y terminaban de preparar los alimentos. La pequeña niña había ido a jugar junto a los demás niños del parque. Cuando mamá fue a buscarla para comer, encontró a una Hinata con la mirada entristecida, arrancando el césped apartada del resto.

-¿Estas bien, cariño? - se puso en cuclillas, quedando a la altura. Mirándola con preocupación, le acaricio el cabello.

-No - negó con su cabecita, con la mirada clavada en el césped. Estaba triste, los niños con los que había estado jugando comenzaron a molestarla después de que al jugar a las escondidas al correr tropezara y cayera. Las risas no se hicieron esperar, y un niño hizo comentarios hirientes respecto a sus ojos, en un intento por ser gracioso. Sus ojos eran de un peculiar gris, el cual aparentaba no tener pupila. Recibió burlas, llamándola ciega siendo así el foco de atención, convirtiendo el verificar su vista en un juego, incluso le llegaron a intentar aventar un gusano a la cara. - Mami, ¿Porqué los niños se burlan de mis ojos?

-Porque son unos tontos - dijo su padre, imitando la acción Gina. Hinata, levanto la mirada hacia su padre, buscando con su mirada el consuelo que necesitaba. La tomo entre sus brazos y la cargo, poniéndose de pie. - Digan lo que digan, tus ojitos son hermosos, son como un par de lunas. Capaces de iluminar en la oscuridad de la noche.

-¿Eso no me convierte en una lampara? - preguntó inocente, haciendo una cara extraña al no comprender, con la mirada fija en su padre. Gina, soltó una pequeña carcajada al no poder contenerse, contagiando de la risa a su marido, quien soltó una carcajada sonora haciendo reír hasta a la misma Hinata.

En ese momento fue cuando la abuela tomo la fotografía, quien tenia la manía de cargar con una al querer conmemorar los momentos especiales, y este era uno de esos. Se alegraba de haber ido, así podría apreciar esos pequeños momentos con su nieta.

Dejo la fotografía en la mesa de noche, sintiendo culpa. La ultima vez que hablo con su madre, menciono el nombre del remitente de la carta que le llevo a parar en Konoha, su reacción al nombrarlo se lo confirmo, reconocía el nombre pese a negarlo. Al ver como le incomodaba decidió no insistir, y hacer una visita, antes de la fecha que indicaba la carta. El ocultar su estancia ahí de sus padres la hacia sentir de ese modo, porque sentía que de alguna forma estaba desconfiando de ella. Sabia en donde estaba la vieja casa de sus abuelos, antes le saco información a la abuela haciendo que esta le contara anécdotas, incluso busco la casa en Google maps con excusa de que quería ver como era su viejo hogar. Obteniendo así la dirección.

Ante su curiosidad la abuela no se extraño, desde niña siempre se había interesado por conocer Konoha, por lo que todo el tiempo le pedía que le contara sobre aquel lugar.