Capítulo 14.

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La melodiosa risa de Jimin adornó la casa como si fueran pequeños rayos de sol. Pero también flores, arcoíris y unicornios a los ojos de todos sus amigos que lo veían encantados.

Seis meses habían pasado ya desde la partida de Jimin de su antiguo hogar, donde dejó más de lo que le gusta recordar.

Ahora estaba en Busán de vuelta, su lugar de nacimiento. Donde vivió hasta los 9 años hasta que se mudó. Estar de vuelta se sentía bastante bien, se encontró con los niños del vecindario con los que jugaba cuando era una pulga.

De repente, una gran mano se posó en su esponjoso cabello, despeinándolo con cariño.

—¡Yug! —se quejó, alejándose rápidamente. Los demás se lanzaron a reír ante su reacción.

—Dios, Diminnie —suspiró Yugyeom, negando con la cabeza

— Eres un quejoso.

—¡Y tú un molestoso!

La puerta de la casa se abrió, Jeongin con un montón de bolsas de frituras entró en el lugar, reboloteando feliz.

—¡Al fin llegas! —exclamó Chan entrando en la sala de estar con una soda y vasos para todos.

—¿Fuiste a inventar las sabritas o qué? —Hyunjin se burló, y como esperaba una bolsa voló a su rostro con fuerza.

Ésta vez era el turno de Jimin de observarlos felices. Era verdad que extrañaba mucho su antiguo hogar, a su mejor amigo corriendo de un lado a otro feliz, parecía no agotarse nunca. Las llamadas de Facetime parecían hacerse cada vez más cortas, y eso le entristecía. Sabía que en algún momento ya no iban a recordar llamarse.

Jin lo llamaba una vez por semana, preguntándole toda clase de cosas, cómo iba en la Universidad, sobre sus amigos, si comía bien, si se bañaba. Le decía que dejara de ver anime y saliera a vivir la juventud con locura. Aunque luego se arrepentía y le decía que mejor fuera a la iglesia.

Lo mismo con Hoseok y los demás.

Excepto Yoongi. Según Tae, lo miraban muy raras veces. Con su partida, llegó la del alfa. Se transfirió de Universidad y no le hablaba más a ellos.

A veces Jimin lo stalkeaba en las redes sociales, sin embargo no lo seguía por vergüenza. Así que se limitaba a comprobar que aún estuviera vivo.

A veces por su mente pasaba la idea de que tuviera una nueva pareja, que sus cariños muy rara vez dados, le pertenecieran a otro. Que sus pocas palabras bonitas fuera para otro. Y eso le hacía ponerse un tanto incómodo y molesto.

Pero sabía que no podía hacer nada.

—¡Jackson, ven aquí!

Un fuerte grito de Yugyeom lo sacó de sus pensamientos. Sus ojitos de cachorro mojado salieron a brillar cuando vio al alfa de cabellos azabaches entrar en la sala.

Mentiría si dijera que no le atraían esas sonrisas coquetas. Esas chamarras de cuero que hacían resaltar sus músculos, o sus muslos tan llamativos que eran (lastimosamente) cubiertos por sus pantalones.

—¿Ya está todo? —cuestionó Jackson, alzando una ceja en dirección a Yug— Estaba tomando una muy buena siesta.

Jimin soltó un suspiro de colegiala.

Luego de un par de peleas entre todos sobre qué películas verían, terminaron escogiendo las de Harry Potter, como buenos nerds en una tarde de sábado juntos.

Jimin estaba sentado en el sofá, en el suelo, entre sus piernas, Jackson miraba atento a la televisión.

Su mano se dirigió al suave cabello del alfa, iniciando unas suaves caricias. El otro no hizo nada más que recostar su cabeza en una de sus piernas y aceptar gustoso las caricias.

Jackson definitivamente era el alfa de los sueños de Jimin. Alto, musculoso pero no exagerado, agradable, gentil, cariñoso, tierno.

Él simplemente era distinto.

Pero... ¿Distinto a qué?

「Tonto, tonto alfa」❁ yoonmin.Where stories live. Discover now