Box.

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Me desperté, pero no abrí los ojos, mi hermano todavía estaba en la habitación y todavía no tenía el valor de mirarle a la cara. Noté como unos pasos se acercaban a la cama y pararon una vez que llegaron hasta ella, notaba la respiración de alguien, me acarició la mejilla y me dio un beso en la frente. "Te quiero" susurró, era Franccis.

Cuando él salió de la habitación corriendo porque llegaba tarde a clase, yo me levanté, hoy era el día de buscar trabajo, de lo que fuera, iba a estar tarde y noche trabajando, mi madre no podía consentir a Franccis todo lo que se le consiente a un niño de diez años y yo tenía que hacerlo.

Me levanté, me duché y ahora tenía un grave problema, pues quería llevar un pitillo remangado, pero gracias a la locura de tatuaje que me hice por mi ex-novio Enzo cuando tenía 15 años, no podía. Es una de las cosas que más me arrepiento en la vida, y como no tengo dinero para pagarme un láser que me lo quite, pues no pude ponerme aquel pitillo.

Para ir a buscar trabajo tienes que llevar la mejor impresión, así que saqué un conjunto de ropa interior de Victoria's Secret de color negro, unos tacones negros, unos leggins negros y una camiseta algo rara pero bonita, es lo único decente que tengo en mi armario. Me maquillé y salí pitando de casa, me puse mi casco de AGV y fui con mi moto a un gimnasio. Allí pensé que podría dar clases de boxeo, ya que estuve metida en esos ambientes cuando era pequeña.

Entré en aquel gimnasio, era inmenso, aunque mejor, porque si me perdiera, podría preguntarle a algún tío bueno de allí, como el que había en recepción.

- Hola buenos días, vengo en busca de trabajo, había pensado como entrenadora de boxeo o de cualquier deporte de contacto, lo he visto que buscáis a alguien - dije yo mientras me temblaba la voz. Él se quedó mirándome quieto, no se movía.

- Ahora vengo ratita presumida, espera - dijo el muy cabrón.

Yo como chica obediente que soy, me senté en un sillón, pero dos chicas adolescentes de 15 años creo yo, tres menos que yo, se sentaron al lado mío, me sorprendí.

- ¿Tú?, ¿Entrenadora de boxeo?, no te pega niña pija - dijo una riéndose. No me voy a calentar porque podemos terminar aquí a puñetazos, y tengo seguro que las gano.

- Vuelve a la cuna bebé - dije yo enfadándome.

- Y tú a la tierra, preciosa - me dijo la otra.

Estallé. Dejé mi bolso en el sillón con delicadeza, me levanté y la di un puñetazo, y la otra se tiró encima mío, la empujé y me dio tiempo a quitarme los tacones que llevaba, la di una patada en la boca y fue andando hacia atrás hasta que su espalda tocó la pared.

- ¡WOW WOW WOW!, para tigresa - me cogió por la cintura aquel recepcionista y me levantó con gran facilidad mientras yo gritaba ''hija de puta'', ''vuelve a acercarte y te rompo la boca'' y mil historias más.

- ¡Suéltame! ¡Mi bolso! - grité mientras vi un cartel de ''spa''.

- Solo iré a por él si me prometes que te vas a quedar aquí quieta sin respirar casi - dijo él riéndose mientras me cogía la mandíbula con sus manos. ''Como me pone'', pensé.

Tras unos minutos, él vino con mi bolso, me lo dio y me cogió de la cintura mientras andábamos en dirección a no sé donde, solo sé que en este gimnasio hay más pasillos que salas joder.

 - No me toques - le dije quitando su mano de mi cintura.
 Él no respondió y la quitó directamente mirándome con cara de asco.

Llegamos a una sala grande llena de tíos sudados boxeando. Pasamos por el medio de ella y todos se giraban a mirarnos. Como odio que me miren, si me dices que están buenos pues vale, pero esque eran todos mayores.

- Ese culito - gritó un viejo descerebrado.

- Es mío - gritó mi mazado recepcionista. Me miró y me guiñó un ojo y yo le devolví una gran sonrisa.  ''Me enamoré'' pensé para mis adentros.

Llegamos al final de la sala y había una gran puerta, la abrió y había un gran rin de combate en aquella pequeña salita.

- Quitate los tacones y sube - dijo él mientras se quitaba la camiseta.

Mientras yo me quitaba los tacones levanté la cabeza y le vi a él de espaldas a mí, me quedé hipnotizada, ''qué espalda, qué culo, qué todo, joder'' pensé. Se giró y se quedó mirándome, yo desperté de mi sueño moviendo la cabeza y él rió.

- ¿Te vas a quitar los tacones ya y dejas de enamorarte? Al menos vas a ser fácil de tirar - dijo él poniéndose de cuclillas para dejarme unos guantes rosas de Everlast en el suelo.

- Y tú fácil de pegar - dije yo levantándome-  vamos a pelear, ¿no?

Me cogió de la cintura para subirme al rin, pero yo le interrumpí diciendo que parase, que yo podía solita.

Se puso los guantes y empezó a saltar y a mover los brazos para calentar. Él se reía, creo que de mí, yo me mantenía seria, hay que imponer.

Él todavía no me había soltado ningún puño, solo iba de delante hacia atrás, pierna derecha, pierna izquierda, hasta que yo decidí empezar el combate. Empecé con un jab para despistarle y le di un directo, acto seguido, un hook golpeó su mentón y un gancho su estómago, él no se movió, ni intentó pararme, no hizo nada hasta que marcó varios golpes en distintas zonas de mi cuerpo, de los cuales no reaccioné porque no me dio tiempo.

- Estás contratada, pero con una condición - me dijo él quitándose los guantes y mirándome de reojo.

- No te la voy a chupar - dije yo haciendo el mismo gesto.

- No tranquila, eso ya lo harás por placer dentro de unos días - dijo él riéndose - tienes que ser mi alumna porque no esquivas, nunca has hecho boxeo ¿no?

Ignoré su asqueroso comentario y respondí seria:  - Por desgracia no, pero sé bastante por lo que me han enseñado en la calle desde que era pequeña, ¿cómo sabes que nunca lo he hecho?

- Ya, ya veo que sabes bien, porque das muy buenos golpes, pero no esquivas bien, y una de las reglas del boxeador es: esquiva antes de morir. Si yo te hubiera dado de verdad, te habría dejado en el suelo - dijo él mientras bajaba del rin.Yo no respondí, simplemente bajé del rin y me puse los tacones, él se puso la camiseta y fuimos hasta recepción sin dirigirnos ni una sola palabra.

Cuando llegamos allí, yo decidí romper el hielo.

- Entonces, ¿cuándo empiezo?

- Cuando yo te llame - me apuntó su número de teléfono y su nombre, Mario.

Salí de aquel gimnasio y me fui en busca de otro trabajo.

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Hola chicas, bueno deciros que cuantos más votos y comentarios tenga, más rápido subiré los capítulos, solo necesito ánimos para hacerlo, muchos besos ♥

'Más allá de tu espalda'Where stories live. Discover now