Aquí te pillo, aquí te mato

610 8 0
                                    

Se colocó frente a mí, me cogió de la cintura y me besó, no voy a ponerme a explicar cómo me besó porque fue un simple beso, joder, un beso de esos normales, aunque bueno, luego terminamos en el baño y pasó lo que pasa en cualquier baño con un tío y una tía dentro.

Cuando terminamos de darnos un buen rato, salí hablando con él y justo en ese momento estaba ahí su novia, que yo la verdad no lo entiendo, porque me le follo todos los días, pero bueno, ella vino donde mí.

- ¿Qué cojones hacías tu con mi novio en el baño? -me dijo ella poniéndose de puntillas para llegar a que nuestras narices se choquen.

- Yo estaba dándole los buenos ratos que tú no le das, estrecha -dije yo empujándola. La gente se acercó y gritó "uuuh lo que ha dicho", mítico en las peleas, pero esto no era una pelea, no, porque yo le he prometido hoy a mi madre que no iba a meterme en más líos, que iba a ser una chica responsable, por algo me ha dejado salir a la calle.

Ella se puso nerviosa, tenía ganas de matarme, yo lo sentía, pero si me pegaba yo no iba a hacer nada.

- Yo le doy ratos de placer durante mucho tiempo, tú solo eres un polvo rápido, hija de puta - me dijo ella furiosa. Y claro, yo el término "hija de puta" no lo respeto, como digas eso eres mujer muerta.

- Mira mi amor, llevo un mes follando con tu novio, así que un polvo rápido te aseguro que no soy -ella se sorprendió, pero yo continué hablando- y lo de "hija de puta" te lo ahorras zorra.

Nada más terminar la frase, mi puño derecho rozó fuertemente su pómulo y su boca. Me fui corriendo del local porque el portero me vio y si me cogía me llevaría a la policía, y otra denuncia no era aceptada por mi queridísima madre.
Corrí mucho, como no había corrido en mi vida diría yo, la gente me perseguía hasta que conseguí despistar al último portero.

Me metí en un callejón sin salida en una zona pija por mala suerte, odio a los pijos/as consentidos, me ponen histérica y como no, uno de ellos apareció. Yo estaba al final del callejón con mi chupa de cuero y mis Nike Air Max (mi tesoro), él comenzó a andar hacia mí y mi vista falló al darme cuenta de que él no era ningún pijo, era un puto culturista joder, su brazo era más grande que mi cabeza, no me jodas.

Yo obviamente no me quedo quieta mientras un pavo culturista viene en dirección de matarme, sabía que iba a morir, pero al menos prefería morir dejándole algún que otro rasguño.
Cuando estábamos a 10 metros de distancia, yo ya llevaba el puño apretado, él iba muy pancho pero con un aire chulesco lo cual me sorprendió positivamente.

Él me miraba, no me quitaba ojo, pero cuando pasamos al lado me esquivó. ¿hola?.

Definitivamente creí que era gilipollas, pero tampoco entendía por qué iba a ese callejón sin salida, en fin, yo salí corriendo tan rápido como pude sin mirar atrás, tenía que ir a buscar mi moto aparcada en el quinto coño, y mis ganas de ir hasta donde ella eran cero y descendiendo...

Después de media hora caminando hasta encontrarla, subí en mi preciosa ktm duke 125 y puse rumbo hacia mi casa.

Llegué y estaba mi madre esperándome enfadada, "¿las denuncias no llegan tan rápido no?" pensé. Crucé los dedos para que ello no fuera así.

- ¿Qué tal hoy? -me dijo ella levantándose del sofá mientras yo entraba por la puerta.

- Bien me lo he pasado muy bien, solo que me he venido pronto a casa porque ya me aburría con Jules. - dije yo disimulando mi pequeño incidente.

- Ah bueno, mejor que llegues pronto, ya te he dicho que no me gusta que andes tarde por ahí con la moto. ¿Tienes algo que contarme o todo ha ido bien?- dijo mi madre en un tono serio.

- No nada, la noche ha ido bien, te lo prometo.

Me dio un beso en la frente y se fue a dormir. Yo hice lo mismo, solo que yo dormía con mi hermano pequeño, mi madre no tiene dinero para pagar un cuarto a cada uno.

Llegué a la habitación y él estaba ahí durmiendo, parecía un angelito.

Me asomé a la ventana como todas las noches para encenderme mi porro nocturno, que haya dejado de meterme en líos (más o menos) no quiere decir que haya dejado de fumar.

Saqué el papel, la china y el tabaco y me lié un buen porro. Mi hermano se despertó.

- Catalina, ¿qué haces?- dijo mi hermano con voz de dormido.

- Calla - le respondí yo mientras soltaba una calada.

- ¿Te acuerdas de la película ''Bajo la misma estrella''? - dijo él levantándose y posicionándose al lado de la cama.

- Sí - respondí yo secamente.

- La frase esa, la de ''te colocas el arma asesina entre los dientes, pero no le concedes el poder de matarte'', ¿por qué no lo pones en práctica? - dijo él medio llorando.

- Eso son mariconadas que se dicen en las películas para que luego cuando tengas novio él te lo diga y vayas a contarle a tus amigas que te lo ha dicho y quedes enamorada para toda la vida de él, ¿tú crees que yo soy así?, ya te digo yo que no - respondí yo en un tono bastante alto mientras caminaba hacia él.

No me gustaba ver así a mi hermano, y admito que fui un poco borde con él, bueno, un poco bastante, pero hoy no era mi día gracias a la zorra esa.

- A mí no me hables así, estoy harto de que todas tus movidas las pagues conmigo y de tener que oler todas las noches el porro que te fumas, joder - dijo él. Estas palabras me sorprendieron, Franccis nunca me había hablado así, nunca me había gritado como lo acababa de hacer ahora.

- No es mi puto problema que estemos arruinados, si te hubieras ido con papá serías el más guay del instituto, y que no lo hicieras no es mi problema tampoco - dije yo enfadada. Me asomé a la ventana y tiré el porro acabado.

- Me quedé por ti Cata, me quedé por ti...

Tras decir esto, él salió de la habitación llorando, cabizbajo, triste, como nunca había visto a mi hermano, por una vez me sentía culpable de todo lo ocurrido. Papá y mamá se separaron por mí, por mi culpa, por mis comportamientos, mi bajo nivel en los estudios y todo por él, por ese pavo que me desgració la vida, pero él ya se fue a otro país, yo no le voy a volver a ver, se ha ido para siempre, y yo ahora le digo hasta nunca.

Me tumbé en la cama y empecé a llorar como no había llorado en mi vida, pensé en todo, todo lo que habían hecho por mí y lo que yo no había hecho por nadie. Decidí que esto tenía que cambiar, sino iba a hacer bachillerato, tenía que trabajar, hacer que mi hermano viva como un rey, se lo merece, darle todo lo que necesite, como podría haber hecho mi padre.

Me quité la ropa y me puse el pijama, abrí la puerta de la habitación y mi hermano estaba fuera, abrazado a su almohada, todavía con las lágrimas corriendo por sus mejillas. Le cogí en brazos y le tumbé en mi cama, siempre me ha dicho que le encanta mi cama, que quiere una como la mía.

Mañana mismo tenía que buscar trabajo, todos los que pudiera, pero eso ya lo pensaría mañana, ahora necesitaba dormir.

'Más allá de tu espalda'Where stories live. Discover now