6. Te ame.

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Capítulo 6


La pasión intacta. 



No lo podía creer, Bárbara lo había atrapado aunque... por favor, era Doña Bárbara, claro que se daría cuenta de él merodeando por ahí. Sentía el la punta del arma contra su espalda, el frío metal pasaba la fina tela de su camisa, pero no le importaba porque había lograda estar en la gloria por unos segundos mientras la observaba e imaginaba que por fin lo perdonaba.

-No te lo repetiré otra vez. ¿Qué haces a esta hora por aquí? ¿Por qué me estás espiando? — retiro un poco el arma de su espalda para que Santos se diera vuelta.

Con sus manos alzadas empezó a girar y la sonrisa que se dibujaba en su rostro,  la hizo enojar más. Era un asombrosa sonrisa avergonzada. Conocía a Santos como la palma de su mano y sabía que estaba avergonzado.

-Lo siento... 

-no me vengas con tonterías,Santos Luzardo. Tienes días espiandome, acosandome... Déjame en paz. No quiero ni tu cursilería, ni nada que tenga que ver contigo. ¿cómo te lo hago entrar en esa cabeza?

-Barbara...

-Santos... —Lo interrumpió— por favor, no nos hagas más esto. Entiéndalo por favor. 

-Yo necesito...

-Tu necesitas, tu esto, tú lo otro... — Ella bajo su arma— No más Santos, no más. No puedes estar donde no te llaman y no puedes imponer tu presencia donde no se requiere. Y yo no quiero verte.

Santos trató de acercarse a ella nuevamente pero Bárbara levantó su arma de nuevo. No estaba preparada para sentir su tacto, si el la tocaba sucumbiria a cualquier cosa, estaba segura. Porque a pesar del tiempo ella no era inmune completamente a él.  Su corazón y su cuerpo eran traicioneros su única defensa era esa arma y su mente... que ambient la traicionaría si él la tocaba. 

-No te atreves a tocarme. No te acerques... — advirtió nerviosa. Ella no titubeaba y en ese momento lo hizo. Empezó retroceder . 

-¿O qué? ¿Me vas a disparar? Debes saber hace mucho que un arma no me impedirá acercarme a ti...

-Un arma no, pero una bala si. No juegues conmigo Luzardo, soy una asesina. Recuérdalo. Tu mismo lo decías a cada momento, así que no entiendo qué haces respirando el mismo aire que está asesina y ladrona... puedes retirarte. — El arma estaba en el pecho de Santos y el no estaba ni un poco nervioso. Solo le sonrió. 

-No estoy para tus juegos —Bajo el arma. — vete a fregar a otra. 

Si algo sabía Bárbara, era que al enemigo nunca se le daba la espalda. Pero Santos no era un enemigo él solo era un hombre que no le veía sentido a su vida sin nadie a su lado. Dio la espalda dispuesta a dejarlo allí, plantado, sin embargo, Santos tomó su brazo girando todo su cuerpo hasta pegarlo al suyo.

-Voy a recuperte Bárbara... — la miro a esos ojos que tanto amaba que estaban sorprendidos y asustados al mismo tiempo. 

La besó  apasionante, haciéndose dueño de sus labios que al parecer bailaban al son de los de él. Por más que ella quiso resistirse sus labios respondía por inercia pero con un anhelo que embargo su corazón, también nostalgia. Sin verlo venir, sus lágrimas recorrían sus mejillas. Sostuvo el arma con tanta fuerza en su pequeño puño que al mismo tiempo Santos presionaba su mano porque él sabía que ella sería capaz de dispararle sin titubear. Y quería hacerlo porque otra vez, comprobaba que a pesar de todo el daño que había causado en su ser, él era y seguiría siendo el único  amor de su vida. Porque no se elije de quién enamorarse de aquella manera tan irrevocable.

Amor a Prueba de Fuego.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant