7. En cuerpo y alma.

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Capítulo 7

En cuerpo y alma.




-No, no te vayas. — Santos se acercó a ella. 

Había sido una gran sorpresa tenerla allí. Y estaba agradecido de verla allí. Era un gran paso.

-No debí venir, eso no está bien. Es una locura.

-Tranquila, no tienes porqué cuestionarte. Si estás aquí es porque así debe ser, no estás haciendo nada malo —Sus cuerpos se acercaron por inercia, Santos acaricio su mejilla dulcemente. 

-Solo quería... — pensó un momento. ¿Qué quería? Ni ella misma lo sabía o se negaba  a verlo. Porque de algo estaba segura, si estaba buscando a aquel hombre significaba que él seguía siendo su ancla.

-No tienes que darme explicaciones, yo cuidare de ti. Permíteme hacerlo, aunque sea por esta noche. Pero no te vayas. — aquella súplica acompañada de aquella mirada llena de dulzura y esperanza la llevó a asentir. Qué más daba. En ese momento lo necesitaba. Lo ansiaba como loca y eso no podía negarlo a ella misma.


Se apretujo en sus brazos queriendo que el tiempo se detuviera, porque era allí donde quería vivir por siempre. Santos siempre fue su sosiego porque sus hijos le daban paz, pero la manera tan íntima como Santos llegaba a su alma era un misterio que nunca podría descubrir y que no le pondría mucha mente, las cosas eran porque que si.

Santos era su enfermedad, pero también su remedio. Y estaba segura que para él, ella representaba lo mismo. Pero... ¿Pero era ella capaz de perdonarlo? ¿Y él a ella? Porque no era víctima, también había tendido parte de la cama donde ambos debían acostarse. Tenía tantas dudas, pero en ese momento quería solo tranquilidad. 

Se sintió muy bien cuidada y segura mientras el estuvo a su lado con todo lo de la aldea. Y por ese arranque de añoranza lo estaba buscando como una mujercita tonta y débil. 

-No sé porque siempre termino contigo Santos, un día te odio y al otro te amo... sin embargo es difícil olvidar. Este amor está maldito, hemos hecho tantas cosas malas y ahora míranos...

-Podremos superarlo, Bárbara. Somos tu y yo contra el mundo ahora. Somos fuertes, nuestro amor es fuerte.

-No, no lo es. Todo el daño que me hiciste, todo el daño que te hice, las mentiras que nos dijimos y el engaño... este amor esta mal porque pasan los años y sigue en nuestras vidas pero jamás terminamos  juntos porque tú y yo, no somos capaces de manejarlo.

-Es hora que lo podamos controlar. — puso ambas manos en sus mejillas y la miro a los ojos. — Si sigue vivo en tu corazón y en el mío... ¿Por qué resistirnos? Porque no solo dejarlo estar... yo te amo y desde hace mucho te perdone.

-Y ¿Te has perdonado Santos? Porque yo sinceramente creo que hay muchas cosas que no logro perdonarme. Porque lo que sentimos no solo nos daña a nosotros a los que nos rodean también.  

No quiso mencionar a Marisela. Estaba segura que ellos eran agua pasada sobre todo porque su propia hija le había instado a llegar allí.

-He tratado de ser un mejor hombre ahora Bárbara. Una mejor versión de mí que quiero compartir contigo para siempre. Lo hicimos mal, muy mal. Pero tenemos una nueva oportunidad. —Beso sus labios dulcemente.  —Quiero darte todo de mí, formar una familia a tu lado, quiero todo de ti... todo. Sin secretos ocultos, ni juicios... 

Bárbara beso sus labios y no lo dejó terminar. Se inclinó sobre las puntas de sus pies para tener mejor acceso a su boca, jugueteo con sus labios, sus lenguas se encontraron y se unieron a una danza erótica.  La temperatura en sus cuerpos iba en aumento y ellos estaban deseosos por sentirse. La pasión se desató como fiera salvaje, dominándolos a ambos. 

Entró al despacho nuevamente, con ella pegada a su cuerpo y sin romper el contacto de sus labios, las manos de ella tomaron vida propia para desvestirlo, aquella camisa de lino estaba siendo un estorbo para ella y necesitaba sentir su piel, sus músculos, su cuerpo sobre ella y ya no importaba nada más que la hiciera suya.  

Amor a Prueba de Fuego.Where stories live. Discover now