Parte 9

2.4K 183 1
                                    

Sus manos agarraron con suavidad mi cara, sus labios sobre los míos, dándome pequeños mordiscos en los labios, los abrí para dejar que tuviera total acceso a mí. Me sentía nervioso, soy totalmente consciente de todo, de su sabor a pasta dentífrica, su lengua buscando y jugando con la mía. Besa realmente bien, profundiza el beso y acerca su cuerpo más al mío.

Llevo mis manos a su cabeza y mientras me dejo caer sobre la cama le arrastro conmigo haciendo que su cuerpo se ponga sobre el mío. Sus manos empiezan a acariciarme y a quitarme la camiseta, deja de besarme para quitármela. Miro como se quita la suya, siento un nudo raro en el estómago por ver como se quita la camiseta, me arrastro en la cama mientras me coloco más arriba, Mario se quita el pantalón y los calzoncillos. Jadeo con miedo de nuevo. No puedo evitarlo.

-Vamos Diego, ya la has visto hasta más dura.

-Estaba borracho. Realmente es demasiado, no puedo creer que eso haya estado dentro de mí.

Está acercándose, no puede evitar soltar una carcajada y comienza a sacarme los calzoncillos, yo ya no estoy muy seguro de seguir con esto.

- ¿No te das cuenta de qué me elogias? No debes tener miedo. Hoy estás bien y ayer estuviste montándome.

Me termina de quitar los calzoncillos mirando como mi dureza salta con orgullo ante su mirada. Su cara refleja que está pensando algo. Me pregunto qué será. Miro su polla está más dura ahora, así que lo que sea no es algo negativo o malo de mi cuerpo. Me mira la cara y sonríe cuando ve mi mirada preocupada.

-Estaba pensando, con lo que disfruté de todo lo que te hice, dado que estaba borracho, ¿ahora me dará asco? Solo hay una manera de saberlo, supongo.

Tras esto me empujó para que me acostara en la cama y se metió mi polla en su boca para mi sorpresa. Sus ojos no se despegaron de mi cara para verme mientras me daba placer. Su lengua y boca me estaba trabajando con intensidad, yo no podía mirar, simplemente cerré los ojos dejando que me diera placer, comenzó a levantar mis piernas y yo me moví para darle más acceso hasta que sentí su lengua profanando mi entrada. Continuó jugando con su lengua mientras su mano seguía masturbándome. Yo gritaba y gemía mientras él hacía lo que quería. Terminó haciendo que me corriera y mientras me sacudía por el orgasmo, se sentaba en la cama y me miraba con una sonrisa orgulloso.

-No me ha resultado tan asqueroso. Podré hacerte todo lo que te he hecho borracho.

-Te das cuenta lo orgulloso que estas.

-Sí, no has visto todo lo que has gemido y gritado. Todo por mí.

Me hizo reír normalmente su ego me enfadaba, pero en este caso me resultó divertido. Comenzó a moverse y cogió el lubricante. Mis ojos se agrandaron y volví a asustarme.

-No te asustes, confía en mí. Ya tengo experiencia.

-Ahora no me haces gracia. Toda tu experiencia es conmigo ¿no?

-Sí, pero te hice una mamada y también la experiencia la tengo solo contigo ¿y a qué la hice bien?

-Si te pido que pares, lo haces.

-Por supuesto. Ven deja que te relaje un poco.

Comenzó a besarme, su boca exigía una total atención por mi parte, comenzó a besar mi cuerpo, sus labios bajaban por mi cuello, yo me estremecía bajo la atención que me estaba dedicando, su boca provocó y jugó con mis pezones. Me tenía cada vez más caliente le agarré del pelo e hice que me besara de nuevo.

Él me obedeció, pero viendo mi entrega comenzó a introducirme un dedo, como no sentí molestia comenzó a introducirme un segundo y poco después el tercero. Seguía acariciando todo mi cuerpo y mientras me besaba de nuevo saca los dedos de mi interior y mientras yo jadeaba abrí los ojos para ver cómo se ponía lubricante. Mis ojos se ampliaron, con alcohol me daba menos miedo.

Se colocó entre mis piernas y comenzó a entrar en mí, cerré los ojos y me forcé a relajarme, anoche había estado con eso dentro. Mario se puso sobre mí, alcé la cabeza para mirar su cara mientras entraba. Me miró mientras me sonreía como para darme serenidad. Comenzó a besar mis labios de nuevo mientras yo sentía como esa dureza ardiente se clava en mi profundidad. Gemí cuando le sentí tan dentro casi en mis entrañas. Abrí los ojos y me encontré con los suyos, me observaba preocupado por si me hacía daño.

-Te digo una gran diferencia entre borracho y ahora. -Jadee mientras me escuchaba preocupado. -Siento tu polla más grande, dura y me quemas el interior. ¿Puedes moverte?

-Yo te siento mucho más estrecho y también me quemas, me va a ser difícil aguantar sin correrme.

Comenzó a moverse provocando nuestros gemidos, volví a abrazar su cuerpo, mientras sentía como me machacaba la próstata los dos luchábamos para acercarnos aún más el uno al otro. Mi boca le besaba con pasión mientras su cuerpo me empotraba contra su cama. Llevaba rato así, no sé cuánto pero ya estoy cansado de la postura.

-Mario, cambiamos de posición, dime cual quieres.

-La de anoche, quiero que me montes.

Cambiamos de lugar, mientras Mario me ayudaba a bajar con delicadeza para terminar profundamente empalado por su polla, no me parecía tan buena idea. Me sentía expuesto sus ojos observaban con atención mi cuerpo. Sus manos bajaron a agarrar mis caderas para ayudarme con el movimiento, yo por mi parte volví a apoyarme en sus pectorales. Su cuerpo quemaba y sus ojos me hacían arder mientras me movía contra su cuerpo dando todo el placer que pudiera darnos.

-Joder, que bien te mueves, tan sexy. Eres muy caliente...ahhhhh...me voy a correr. -Su mano agarró mi polla para hacerme llegar al orgasmo. Sentía como su polla se hacía más grande y dura en mi interior preparándose para llenarme cuando eyaculé. Los dos gritamos y gemimos llegando al orgasmo. Yo me corrí manchando su cuerpo, pero nada más sentir su fuerte chorro llenándome me dejé caer sobre él esparciendo mi semen entre los dos.

Mario me besó la frente mientras me iba relajando. Sus manos me acariciaban la espalda y me apretaba el culo. Jadeé mientras sentía como su pene me abandonaba. Tras esto me hizo rodar para acabar en la cama y aun abrazándome me besó en los labios y cerramos los ojos.

Abrí los ojos, me había quedado dormido y él seguía dormido pegado a mí. Me di la vuelta con cuidado para mirarle. Su piel estaba llena de marcas, se las hice anoche. No recuerdo haber sido tan desvergonzado hoy. Los ojos de Mario se abrieron y cuando me vio me sonrió y me besó. Yo deje que lo hiciera, alargó el beso y yo provoqué que fuera más profundo e intenso. Cuando paramos los dos jadeamos por aire.

Continúa>>>

Solo por el alcoholWhere stories live. Discover now