Parte 4

2.6K 203 1
                                    

-Diego.

- ¿Dime?

- ¿Estás bien?

-Sigo mareado, no sé si vomitaré.

-No digo aquí. -Entre carcajadas me respondió. Movió su cadera y sentí su polla, algo dura aún, dando en mi próstata haciendo que jadeara.

-Ahhhh...ummmm...sí. Estoy bien.

- ¿Puedo volver a follarte? sigo duro. -Su aliento acarició mi oído haciendo que mi cuerpo se estremezca y le apreté su dureza en mi interior. -Ohhhh... que ardiente eres.

-Sí, vale, dame otro orgasmo.

Me mira mientras se reía a carcajadas. No sé lo que le parece tan gracioso. Supongo que sigue tan borracho como yo.

-Ven, quiero cambiar de postura. -Salió de mi interior con cuidado y me ayudó a ponerme de pie. Sus ojos se agrandaron y su enorme polla se puso aún más grande, cuando él me acercaba a la ventana e hizo que abriera las piernas para la postura que quería hacer. Pero no se movía, solo miraba como un hilo de su semen salía de mi interior mojando el suelo. -Joder que sexy estás ahora. Sucio y desbordado de mí.

Agarró mi cabeza y empezó a besarme con pasión y a mordisquear mi cuello y orejas mientras me decía lo increíble que era follarme, me cogió entre sus brazos, haciendo que le rodeara con las piernas y se introdujo en mi interior de una estocada, me apoyó contra la ventana, él veía a los transeúntes allá abajo, yo no era consciente de nada, solo le veía a él disfrutando de mi cuerpo e impulsándose en mi interior para darnos satisfacción a los dos.

El piso es muy alto y no hay casi nadie por la calle, así que dudo que alguien pueda ver mi culo desnudo pegado al cristal, mientras soy embestido. Los dos jadeamos, estamos realmente sudados, calientes y excitados. Cada vez se mueve más rápido entre mis piernas, su mano baja a mi polla y me masturba a la misma velocidad que se hunde en mi profundidad.

Gritamos con satisfacción mientras me corro, mis manos le agarraron del pelo con fuerza haciendo que me bese en los labios y ensucio nuestros cuerpos con mi semen y de nuevo vuelvo a sentir el de él disparándose en mi interior. Jadeando y agotados nos acuesta en la cama, seguimos abrazados, sale con cuidado de mi interior, nos miramos a los ojos satisfechos y felices, nos damos algunos besos y se nos van cerrando los ojos. Caemos profundamente dormidos.




Me desperté por un dolor profundo en la espalda y quemazón en el culo. Abro los ojos en una habitación que no conozco, la claridad que entra por la ventana me dice que serán las seis de la mañana o así. Entonces centro la vista y veo el rostro de la persona que más he odiado en poco tiempo, pegada a mí. Está completamente dormido, una pequeña sonrisa decora sus labios. Totalmente desnudo, al igual que yo, nuestros cuerpos entrelazados.

Poco a poco empiezo a recordar todo lo que hemos hecho y dicho esa noche. Me quiero morir. No puedo seguir aquí, tengo que irme antes de que despierte, no soy tan valiente para enfrentarlo. Me muevo con cuidado, por el dolor que me atenaza y para no despertarlo.

Me visto lo más rápido que puedo. No es mucha velocidad, cuando me agacho muero de dolor y cada movimiento es un suplicio. Cuando veo que tengo todo y que me puedo ir, le miro por última vez. Totalmente desnudo, profundamente dormido, veo las marcas en su cuerpo de mis dientes, besos, uñas y dedos. Las sábanas revueltas dejan ver restos de semen y un poco de sangre. No es mucha, pero sé que es mía y me asusta.

Me marcho con cuidado al cerrar la puerta de no despertarlo. Cuando llego a la calle, me encaminó a mi casa. Mario no lo sabe, pero yo vivo a varias calles de la de él. Yo supe que éramos vecinos, porque le veía esperar la guagua para ir al trabajo, como no quiero llevarle, no le dije nada.

Paso por una farmacia, son las ocho, no las seis como pensaba y está recién abierta. Como no hay ningún cliente aún, entro muriendo de vergüenza, aunque aliviado de que nadie oiga mi pedido, aunque me da un poco igual, no me conocen y además cada uno folla con quien quiere o quien puede. Me acerco a la dependiente.

-Buenos días. ¿En qué puedo ayudarle? -Me sonríe con educación, es obvio que soy un juerguista que regresa a casa y apesto a alcohol y a otras cosas de las que no voy a hablar.

-Verá, mantuve relaciones sexuales con otro hombre. Bueno estoy algo dolorido, bastante, ¿qué puede mandarme? -Estaba completamente colorado y no la miraba directamente.

-Supongo, que ha sido la primera vez. Ya que no sabe que necesita, no se preocupe. - Mientras me preparaba distintas cosas me iba hablando, como una amiga preocupada o incluso una madre, pero no estaba sorprendida, no quiero saber a qué cosas ha tenido que acostumbrarse. -Tras ducharse, durante unos días aplíquese con cuidado esta pomada en la zona, le refrescará y curará cualquier pequeña herida. Estos calmantes, tómese uno cada doce horas hasta que se sienta mejor. Beba mucha agua y descanse. Si por casualidad no usaron precaución, limpie bien su interior porque podría darle fiebre y causarle otras molestias, aquí le dejo estas pastillas por si es que le da fiebre. Espero que se recupere pronto.

Tras pagar y darle las gracias por su atención, preocupación e información me fui a mi casa. Me bañé y limpié mi cuerpo frotando con fuerza con la esponja, deseando quitarme la saliva y demás cosas de mi piel. Cuando fui a limpiar mi interior me sentí totalmente repugnante, estaba completamente lleno de su esperma, tan profundo y dentro de mí. Me sentía como si me hubiera marcado como suyo profundamente. Cuando conseguí sentirme lo más limpio posible, me sequé y me miré en el espejo.

Sentía dolor en varias partes y eran sitios donde sus dientes habían dejado su marca. Había varias pequeñas marcas por todo mi torso. Con ayuda de un espejo vi que había una gran mordida en mi nuca, dolía y me hacía sentir como si me hubiera reclamado, al igual que me pasó al sentir el semen en mi interior. La espalda también salpicada de pequeñas mordidas.

Mis muslos hasta mis piernas tenían marcas de sus dedos y dientes. Mis caderas decoradas con cinco dedos bien marcados. Era un cuadro, reflejo claro de la pasión salvaje que habíamos compartido durante esa noche de borrachera. Dejé de mirarme y me puse un pijama.

Me preparé algo de desayuno y me tomé todo lo que me había mandado la farmacéutica, tenía un poco de fiebre como ella había dicho que podía pasar. Recogí todo y me encaminé a la cama. Me apliqué la pomada con cuidado, me introduje bastante el dedo, mientras mi mente recordaba cómo había visto los largos dedos de Mario hacer lo mismo anoche. Nunca me había tocado ahí. Resulta que siendo mi cuerpo era la segunda persona que accedía ahí.

Vale, estoy cansado, no sé a cuenta de que pienso en eso. Tras lavarme las manos y los dientes me acuesto en la cama. Y me quedó profundamente dormido.

Continúa>>>

Solo por el alcoholTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang