Scherzo

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Florencia, 1975

Stella y Enzo Merlot tenían ya 10 años de casados, tenían dos hijos varones y vivían en Florencia, Enzo era un abogado de renombre y Stella había sido una enfermera que trabajaba en sus tiempos mozos dedicada plenamente a sus hijos, sin embargo ella añoraba tener una niña, una niña que compartiera su peculiar color de cabello, violeta y de grandes ojos verdes, fantaseaba constantemente en ello pero la vida había decidido que tendría dos varones, y ella amaba a sus hijos, sin embargo eso no le impidió quedar embarazada una tercera vez a sus 32 años.

Piero y Carlo tenían 9 y 5 años aproximadamente, pensó que tener un tercer hijo sería suficiente y mantuvo hasta el último instante que fuera una niña, aunque después de todo dejo de importarle, era su bebe y lo amaría sin importar que. La familia Merlot vivía en Toscana, una zona bastante lujosa, lo cual hablaba mucho de los generosos ingresos que recibían y tenían, una casa de tres pisos y 5 habitaciones, sala, comedor y una maravillosa vista a las montañas, eran una familia feliz y estaba a punto de ampliarse aún más, Stella y Enzo eran un matrimonio amoroso y lleno de respeto, se amaban y amaban a sus hijos, quienes tuvieron lo mejor toda su vida, no había nada malo en su vida.

Conforme su vientre iba abultándose y con sus hijos curiosos preguntando sobre cuando llegaría su nuevo hermano o hermana, Stella paso su embarazo sentada bajo el sol observando los tulipanes de su jardín crecer, entre bromas le dijo a su esposo que sin importar el sexo de su bebe le pondría Melone, como su comida favorita y el recurrente antojo de ese embarazo tan particular que ella aseguraba seria el ultimo, su esposo acepto y una calurosa tarde de julio tomo una fotografía en el jardín en compañía de sus hijos, el recuerdo más agradable que Enzo conservaría en su memoria los próximos años.

Florencia, 09 de septiembre 1975

Debido a su meticulosidad y a su experiencia con sus dos anteriores hijos, Stella prefirió tener su parto en casa, no tenía buenas experiencias en los hospitales y tras haber sido enfermera estaba consciente del doloroso y hostil trato de los profesionales en muchas ocasiones, no quería que le arrebataran a su hijo, sin importar nada y pese a la insistencia de Enzo consiguieron un doctor particular que la asistiera cuando el día llegara, quien de hecho estuvo viviendo en su casa por aproximadamente 2 semanas a la espera de la fecha.

Los dolores comenzaron en la mañana y durante horas se dedicó a caminar por los pasillos para aminora un poco el dolor, sus hijos mayores estaban en la estancia recibiendo clases, eran educados con tutores privados y desde el segundo piso escuchaba las voces de los pequeños que repetían frases en francés en su tercera clase del día. Era su tercer embarazo pero estaba segura que había algo distinto en ese, el dolor era más profundo y su cuerpo no reaccionaba igual cuando él bebe pataleaba dentro de su vientre, pensó que sería un tema de la edad e ignoro el fuerte dolor en su pecho, simplemente dejo que sus pasos la dirigieran a lo largo del pasillo mientras esperaba la famosa dilatación, ansiosa y con una leve sonrisa acaricio su vientre, tomando el teléfono cada 15 minutos cuando Enzo llamaba a preguntar por su estado, su esposo se preocupaba por nada

Hacia las 5 de la tarde, cuando Enzo arribó a casa más temprano de lo usual ella estaba ya en trabajo de parto, sujetando la mano de su enfermera mientras el médico la asistía, según el cual el proceso se había alargado un poco más de lo esperado y el bebé parecía reacio a salir pese a que estuviera dilatada. Sujetando la mano de su esposa los próximos 30 minutos hasta que finalmente lo sacaron, no lloraba, no se quejaba, era un niño de grandes ojos verdes quien miraba al médico con rostro extrañado mientras se removía en sus brazos, cuando se lo entregó a su madre noto que tenía pequeños mechones color violeta, era el único de sus hijos que había heredado su tono de cabello y color de ojos, a diferencia de su hermano mayor quien tenía cabello negro y ojos grises, él y Carlo se parecían bastante en realidad, lo abrazo contra su pecho con una leve sonrisa, sin embargo la fuerza abandonó su cuerpo y casi dejó caer al suelo a Melone quien era tomado justo a tiempo por su padre.

C'est la vie (En edición)Where stories live. Discover now