Parte 1

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(NARRA MARIO)

Quedé con mis mejores amigos, hacía tiempo que no nos vemos. Más o menos desde que empecé mi nuevo trabajo, tienen ganas de que les cuente sobre mi vida, ya que ellos han seguido quedando más seguido.

-Háblanos de la empresa y demás cosas, que no sabemos nada.

- ¿No me van a dejar cenar tranquilo?

-Nooo

-Venga, les cuento. La empresa es pequeña. Las oficinas ocupan una planta de un edificio donde hay oficinas de otras empresas. En la zona que estoy hay gente de contabilidad, compras, diseño y ventas que es en donde yo estoy. Aunque somos de distintos departamentos se nos considera como un equipo, todos tenemos que ayudarnos entre todos y siempre se intenta que haya un buen espíritu de equipo.

-Que bien.

-Sí, hay una muy buena atmósfera en el trabajo. Hay ciertas reglas no escritas, que todos acatan, para mantener esa unidad. Los cumpleaños se celebran y vamos todos a beber. La semana que cae uno o varios cumpleaños ese viernes a la salida del trabajo, todos sin excepción han de ir. Solo puedes faltar por algo muy importante. También por lo visto hay un fin de semana al año en el que todos hacemos una escapada en grupo. Todo corre a cargo de la empresa.

-Joder, ni que trabajaras para Google.

-Pero en verdad ¿te llevas bien con todos?

-Ahora más o menos sí. Pero cuando entre, uno de los contables me resultaba detestable. No bromea con nadie, es soso, aburrido, serio y no entendía porque a los otros les cae bien. Aunque no se relaciona mucho con ellos.

- ¿No va a los cumpleaños?

-Sí va, tiene un grupo con el que se siente cómodo y no se mueve de su lado cuándo salimos. Después me enteré de que ayuda a cualquiera en lo que necesite, si tienen problemas, aunque no sea de trabajo los escucha y apoya. Nunca critica ni se burla de nadie. Todos le consideran un buen compañero y le tienen mucho cariño.

-Un momento. Tú le detestabas. ¿Qué pasó que hablas con cariño y hasta con tristeza de él?

-Me lo follé.

- ¡¿¿Qué??! -Todos me gritaron y a mí me dio la risa.

-Bueno era mi quinto día en el trabajo y hubo un cumpleaños. Me emborraché y él también. Llevábamos toda la semana a punto de meternos de leches, pero no había pasado. Esa noche borrachos y por par de comentarios salimos del local para pegarnos y no sé cómo terminamos besándonos y completamente calientes. Mi casa está pegada al local y subimos y sucedió. Al día siguiente ya no estaba y no lo vi hasta el lunes en el trabajo. Me dijo que hiciéramos como si nunca hubiera pasado.

-Lo tuyo es muy fuerte. No sabía que eras gay.

-No lo soy.

- ¿Bi?

-Tampoco.

- ¿Entonces?

-Venga chicos paren, fue una vez y borracho, no le den más vueltas. -Dijo uno de ellos defendiéndome.

-Volvió a ocurrir. -Dije yo, sorprendiéndoles más.

- ¿Qué?

-Semanas después otro cumpleaños. Y los dos borrachos, otra vez iba a meterle un puñetazo y otra vez en mi cama acabamos. Pero a la mañana siguiente seguía en mi cama dormido. Yo estaba sobrio y totalmente caliente por él. Le dije que lo hiciéramos. Él es el mejor polvo que he echado nunca y quería saber si era por el alcohol, también si soy gay. Bueno pensaba que follando sobrios tendría respuestas.

- ¿Y qué pasó? -Todos atentos a mis palabras, ni comían.

-Pues lo hicimos. No es soso, ni aburrido, en la cama. Esto fue hace dos meses o por ahí. Esta vez también dijimos que no volverá a ocurrir y nos mantendremos alejados si nos vemos borrachos. En el trabajo no hablamos, no nos aguantábamos y aunque ahora no siento que me deteste, tampoco se va a acercar a mí.

-Así que un chico gay te ha hecho caer por él.

-Él no es gay.

- ¡No jodas!

-Es verdad, tiene novia y es preciosa.

- ¿Y entonces por qué deja que le folles?

-Solo por el alcohol. -Me encogí de hombros y seguimos comiendo.



Tras cenar fuimos a un bar a beber, reíamos y pedimos las copas, estaban algo chistosos burlándose de las cosas que me pasaban cuando miré a la barra y lo vi. La cabeza gacha y una expresión de infinita tristeza en su cara. Creo que está llorando.

-Disculpe.

- ¿Señor?

- ¿Desde cuándo lleva ahí?

- ¿Le conoce?

-Sí.

-Pues debería hacer algo, lleva varias horas bebiendo y hace un poco comenzó a llorar, no sabemos qué le sucede nunca le habíamos visto así y no nos atrevemos a preguntar.

- ¿Le conocen?

-Claro vive por aquí cerca y suele venir a tomar algo con su novia y amigos.

Todos mis amigos se habían quedado callados escuchando mi conversación.

- ¿Qué pasa Mario? Estás preocupado.

-Ese chico es del que les hablé. Algo malo le ha pasado. Lo siento quedamos otro día, voy a ver qué le ocurrió.

-De acuerdo, no te preocupes, nosotros seguimos de fiesta. Pero ten cuidado.

- ¿Por?

-Aunque no lo creas es muy obvio. -Todos asentían, ¿qué piensan? -Estás enamorado.

Los miré como si estuvieran locos, ninguno se reía, serios y tranquilos, para que asimilara la información. Algunos somos amigos del colegio. Son mi familia, me conocen muy bien. Mierda puede ser cierto. Con suavidad me empujan para que me acerque a Diego, al que miran con obvio interés de saber como es el hombre que me gusta.

- ¿Qué haces aquí y por qué lloras?

-Tienes que irte, estoy borracho, nuestro trato.

-No puedo dejarte, estás muy triste.

-Vete por favor.

-Yo no estoy borracho. Nada va a pasar entre nosotros. Deja que te lleve a tu casa, estás muy mal.

Se levantó con cuidado de la banqueta, lo sujeté viendo que se tambaleaba. Es mucho más pequeño que yo y sin embargo siento como su cuerpo se adapta al mío como un guante. Todos mis amigos le miran y veo sonrisas de aprobación, aunque el pobre chico está fatal.

Salimos del bar tras volver a despedirme. El aire de la calle parece que le hace bien.

- ¿Dónde está tu casa?

-Es este portal. Vivo en séptimo D.

-Vivimos muy cerca.

-Lo sé, los del trabajo van a aquel bar cerca de tu casa a beber, porque para mi primer cumpleaños en la empresa decidí cambiar el sitio para estar cerca de casa. Has visto como se me va la cabeza, borracho. Les gustó el local y desde entonces lo celebran allí y yo no he dicho que vivo cerca. Piensan que es porque me gusta y es barato.

Estaba muy hablador, me hizo gracia la historia, hizo que todos cambiaran de lugar por él y no se da cuenta de que es porque todos sus compañeros le quieren realmente. Mientras llegamos a su casa, me pregunto que le tiene tan triste. Pero ahora no quiero preguntarle. Parece más tranquilo mientras me va contando otras cosas.

Continúa>>>

Solo por el alcoholDonde viven las historias. Descúbrelo ahora