16 Una linda cena

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Entrenaste a tu sobrino hasta las siete junto a los reclutas que fisgoneaban (Eren, Connie, Mikasa y Armin). Tras esto Colette llegó por Kaiser y se lo llevó. Te fuiste a bañar y cuando estabas cambiándote para ir a dormir, Erwin te pidió que te arreglaras puesto que tenía una reservación para cenar contigo en un restaurante. Te cambiaste y bajaste, Erwin te esperó en la puerta.

- Lamento lo de la mañana – te disculpaste

- No vuelvas a hacerlo. Soy el Comandante y figuro posición de respeto.

- Pues no vuelvas a sacar detalles de lo que hacemos y cómo lo hacemos. – le dijiste apenada. Erwin se subió a su caballo blanco y te dio uno a ti.

- Vamos a caballo. Puede que esto no sea tan romántico, pero será entretenido – te dijo

- Ya me estaba hartando de ir en carruaje. Hace tiempo que no cabalgo. La última vez fue cuando Mike y yo regresamos. – Te subiste

- Ve a un lado mío – te dijo.


Cabalgaron hasta el restaurante entre bromas, bueno más tuyas hacia él que de él hacía a ti. Llegaron y él se bajó primero. Te ayudó

- Gracias – le dijiste para proceder a sacudir tu vestido

- Vamos – te agarró de la mano y ambos entraron.  Era elegante. Los condujeron a una mesa que estaba detrás de una cortina. Entendiste que Erwin quería privacidad. Él se encargó de ponerte la silla, te sentaste y ambos quedaron de frente

- ¿Desde cuándo conoces aquí?

- Más o menos hace diez años cuando era líder de escuadrón en la Legión, vine con el comandante Shadis, el Comandante Pixis y con el Comandante Brabat y Nile. - tomó un poco de su vino - Esa fue mi primera vez aquí, como me gusta, decidí traerte porque veo que no sales mucho. Me gusta que seas de casa.

- Realmente no salgo porque estoy atendiendo la enfermería y en mis días libres procuro descansar. Además de que aún no tengo la ciudadanía, por lo que estoy restringida en salidas, pero si no ya hubiera estado turisteando todo. – Erwin torció la boca – Me darán los papeles mañana junto con mi cuenta bancaria para que la corona me siga pagando por mis servicios en el ejército.

- ¿Todavía trabajas? – te preguntó Erwin

- Aún no me retiro oficialmente así que técnicamente sigo sirviendo a Naruo – le dijiste algo apenada

- ¿Y la Legión?

- El trabajo no es totalmente oficial y medio me pagan, así que no me es muy convincente.

- Que haré contigo – preguntaba Erwin al tiempo que el mesero entregaba una pequeña entraba, les entregaba las cartas y servía el vino.

- ¿Para usted señor que será? – Erwin pidió un espagueti a carbonara - ¿Y para usted señorita? ¿Una ensalada tal vez?

- Pollo a la parmigiana por favor – respondiste claramente. El mesero se te quedó viendo y Erwin sonrió

- En seguida sale. Si necesitan algo más toquen la campana

- Ibas a pedir una ensalada ¿no? – te preguntó

- Es que no tolero que por ser una chica crean que me alimento de ensaladas. Las como porque me gustan.  - hacías pucheros - Pero hoy no tenía antojo de ella – Erwin sonrió

Mientras Erwin y tú cenaban plácidamente recordaste que en una obra de teatro que fuiste a ver, había una escena de un restaurante y la pareja comía espagueti hasta que sus labios se unían con un trozo de él. Todo un cliché amoroso. Te dio curiosidad y decidiste intentarlo, al fin y al cabo estaban a solas. Metiste tu tenedor en su plato y llevaste un poco a tu boca.

Fue tan irónico, ya que un trozo si conectaba sus bocas. Sonreíste con simpatía y fuiste absorbiendo ése pedazo hasta quedar frente a Erwin y un poco sobre la mesa. No lo absorbiste por completo. Tu prometido debía cooperar con la situación. Al parecer entendió y terminó con lo que empezaste para unir sus labios en un corto beso y separarse.

- ¿Y eso? – te dijo limpiándose la boca con una servilleta. Sonreíste y no le contestaste para reír y continuar cenando. Terminaron y cuando llegó la cuenta, el mesero los dejó y sacaste dinero para ponerlo sobre la nota. – No, yo pago – te dijo Erwin.

- Claro que no - le dijiste – Ten, no es todo pero es mi parte

- No. Me ofende que siendo yo el que te invitó, quieras pagar

- Pero

- ¿Crees que no tengo dinero?

- No. Pff Claro que no, pero me siento mal dejándote todos los gastos cuando yo... – Erwin llamó al mesero y le dejó la cuenta. No te dejó ayudar – Entonces yo dejo la propina.

- Ya venía incluida. Vámonos que es noche querida – te paraste y ambos se dirigieron a la salida y luego a los caballos - Si te invito es porque voy a pagar ¿si?

- Me hubieras dejado si quiera la propina

- Un caballero no hace eso y la dama no puede pagar, entiéndelo.

- Pfff – rezongaste. Y Erwin se subió a su caballo y para que se le quitara te subiste delante de él. Y tomaste al caballo que te prestó con tu mano derecha. – No sé conducir ¿Me llevas? – le dijiste. Él sonrió y te besó la mejilla.


Regresaron y acomodaron a los caballos, casi era media noche. Cuando se acostaron en la cama le abrazaste

- Gracias Erwin

- No hay de qué.

- Yo invito a la próxima

- No. Ya te dije que no vas a pagar. No seas necia

- ¡Erwin!

- ¿Ya vas a empezar de desobediente otra vez? Creí que en la mañana te había disciplinado

- Hmp – te volteaste roja. – Buenas noches

- Igual querida

Maldito matrimonio, me hiciste muy feliz. (ERWIN X READER) FinalizadaWhere stories live. Discover now