No le mires a los ojos | Luke Hemmings

Capitulo 3. No ha sido buena idea.

Me giré lentamente, ¿Qué hizo que Aeryn saliese corriendo?

Nada. No había nada. Aunque en ese momento no se por qué se me vino a la cabeza la frase de que nada es lo que parece.

-¿Qué hace Aeryn? ¿Por qué cojones se va? - preguntó Michael con un tono alterado que solo hacia entrever más su miedo a estar en este lugar.

- Pues no lo sé Mike, pero lo que está claro es que tenemos que salir de aquí y por esta puerta no se puede. - le respondió Calum.

-A ver, esta es una casa antigua y según el diseño de las casas antiguas de Scottsdale todas tienen una puerta trasera, por lo que solo tenemos que buscarla y saldremos. - dije.

-Lo dices como si fuera tan fácil Daphne, y por cierto ¿Cómo sabes eso?

-Tiene razón, la casa de mi abuela es de las más antiguas y si que tiene una puerta trasera y otra cosa Michael, me la suda si no es fácil, mi hermana sigue estando sola ahí fuera y tenemos que salir sí o sí. - espetó Ashton de malhumor.

-Bueno no enfadarse, lo mejor será que nos...

-No, no nos vamos a separar como hacen en las películas de miedo porque al final acaban todos muertos y no me da la gana - dijo Calum interrumpiendo a Luke.

Avanzamos por lo que era el hall de la casa, él cual daba a tres habitaciones. De la habitación de la izquierda se oyó un ruido, como de un jarrón rompiéndose lo que hizo que nos sobresaltáramos e inmediatamente Luke me cogiera de la mano. Mira, un punto positivo dentro de toda esta mierda. Le miré a los ojos y él me dedicó una leve sonrisa:

-Habrá sido el viento - dijo pareciendo más una pregunta que una afirmación.

Seguro. El viento. Nadie se lo creyó pero seguimos avanzando. La puerta de la derecha se abrió sola lo que hizo que me aferrará más a la mano de Luke. Esta puerta también estaba descartada. Por lo que nuestra única opción era ir recto, o sea ser al salón.

Las paredes estaban tapizadas con una tela roja de motivos barrocos y sobre ellas cuadros deteriorados colgaban. Me fije en uno. En él había dos niñas pequeñas, una mujer y un hombre. Seguramente sería la familia que habitaba en esta casa anteriormente. En el centro de la habitación había una mesa de madera de comedor con seis sillas.

- Chi-chicos, mirad eso - dijo un Calum totalmente blanco, cosa bastante difícil, con los ojos abiertos de par en par.