Capítulo 13

508 48 0
                                    

Me giro sobre mí misma y observo lo tranquilo que parece estar. Un mechón se le cae por la frente y lo aparto con dos dedos. Uno de sus brazos me aprisiona contra él, siento su pecho moverse bajo mi mejilla con cada respiración. Sus labios trazan una línea recta, pero no es una expresión dura, infunde paz y calidez, me hace sentir en calma. Dejo mis dedos bajar desde su pelo por su cara, acariciando su hombro y su brazo hasta hacer que se pierda luego detrás de su espalda. Escondo mi cara en su cuello, cuidadosa de que no se despierte, pero sé que aunque lo intente no voy a dormirme otra vez.

Dejo el tiempo pasar, no sé si lento o rápido, pero sentirlo junto a mí es suficiente. Mis piernas se enredan con las suyas y sé que si hago un pequeño movimiento se despertará, así que tampoco tengo opción de levantarme y hacer algo mientras duerme.

Vuelvo a abrir los ojos y lo miro, grabando cada detalle en mi mente porque sé que pronto volverá a estar lejos de mí. Me pregunto cómo no le había conocido antes, recuerdo que dijo que trabajaba con Albert o que su padre trabajaba con él, algo así era.

Pese a que observar a Calum se ha vuelto uno de mis pasatiempos favoritos empiezo a aburrirme. Sé que no debería hacer que se despierte pero quién sabe cuánto puede llegar a dormir este hombre. Así que, con delicadeza, desenredo mis piernas de entre las suyas y saco mis manos de detrás de su espalda, dejándolas caer sobre el brazo que tiene libre y le doy un pequeño empujón.

Veo como aprieta los párpados antes de abrir los ojos y como los vuelve a cerrar por no estar aún adaptado a la luz. Me abraza tiernamente y luego se separa, entreabriendo un poco los ojos. Deja un beso sobre mi frente y yo me levanto para ir a rebuscar, entre la poca comida que tengo aquí de momento, algo para saciar mi apetito. Doy un paso pero no alcanzo a dar el segundo antes de que él me atrape de nuevo, llevo mis manos a su pecho y dejo caer también allí mis labios, para separarme un poco mientras él me rodea con sus brazos. Alejo mi mirada de la suya y la dirijo a mis manos, La manicura se me ha arruinado y mi anillo de boda no está, indago un poco en mi memoria buscando saber cuándo me lo quité, pero parece que me quedo en blanco.

Arrastro los pies hasta la cocina y abro las puertas de los armarios, no recuerdo dónde he dejado las magdalenas. Como siempre me suele ocurrir, me recorro toda la estancia encontrándolas en la última puerta donde se me ocurrió mirar. Me estiro de puntillas y alargo mi mano para coger la bolsa, no sé siquiera cómo he conseguido guardarlas tan arriba. 

Otra mano surge desde detrás y me roba la bolsa. Cuando me giro, Calum está ocupado en reírse de mí mientras saca el plástico a una de esas delicias. Me cruzo de brazos y pongo cara de pena para que me dé una pero no funciona, así que al final acabo persiguiéndole un rato como una niña pequeña hasta que se cansa de mí y accede.

Me dejo caer derrotada sobre el sillón y él se sienta a mi lado con las piernas cruzadas mientras guía mis dedos a perderse entre los suyos.

Su mano se encuentra con la mía en su nuca y las separa de allí. Acaricia mi palma con suaves círculos mientras las lleva hacia abajo. Es un gesto muy tranquilo sabiendo que el alcohol y algo más nos está llevando a un punto en el que no deberíamos estar.

Mi mano libre lo empuja para que caiga sentado sobre la cama, aún sin separar nuestros labios. Le siento acariciar mi espalda baja y apretarme hacia él, rompo un poco el momento para coger aire y aprovecho para colocarme sobre él con mis piernas haciendo contacto con las suyas. Enredo mis dedos entre su pelo y doy un leve tirón, produciendo que su cabeza se eleve y ataco sus labios de nuevo mientras una de sus uñas choca contra mi anillo. No dudo un segundo en quitármelo y lanzarlo lo más lejos posible, para luego volver a la posición anterior.

Desliza sus manos por mis piernas mientras yo me quedo medio atontada mirando sus ojos y luego vuelve a unir nuestros labios, pero yo me deslizo hasta su cuello y sonrío cuando oigo su sorpresa en forma de gemido. Siento sus manos sobre mi cintura y dejo a mis dedos aventurarse bajo su camiseta.

Él le da la vuelta a la situación y ataca la piel entre mi oreja y mi cuello a la vez que desabrocha mi camisa con una sola mano.

64th Street [c.h.]Where stories live. Discover now