Capítulo 13.

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-Caleb, si sigues mirándome así no podré dormir tranquila nunca más.- Susurró aún en mi pecho con los ojos cerrados.- Me sentiré acosada, me causarás trauma.

-¡Oh, vamos! No seas tonta, estaba viendo lo fea que estás.- Mentí riendo.

-Pues seré fea y todo.- Fruncí el ceño.- Pero al menos cocino bien.

-¿Tu te ves fea a ti misma?- No pude evitar preguntar un poco más serio.

-No me veo nunca a mi misma, me siento extremamente egoísta.-Explico con calma.- Si tuviera que juzgarme yo misma, no existirían más personas.

-Eso suena como si solo te importara lo que dicen otros ¿Y tu opinión?- No comprendo lo que me dice, ¿Se está haciendo menos que otros?

-Yo doy mi opinión con respecto a otros temas per...

-¿Porqué sobre ti no?- Interrumpí; me está evadiendo la respuesta.

-No tengo tiempo para juzgarme y fijarme en mi, Caleb.- Alzó su vista a mi.

-Siempre hay tiempo para dedicarse a uno mismo.- Como si se pudiera, fruncí más el ceño.

-Tiempo que puedo dedicar a mis mejores amigos o a la gente que me rodea.- Acotó.- Olvídalo ¿Si? ya sé en qué vamos a terminar.

-Está bien, solo porque estoy muy cómodo y no quiero levantarme si terminamos peleando.

Unos pasos cansados comenzaron a retumbar desde las escaleras y Sara-Lee se levantó de mi abdomen para detallar a una Alanna absolutamente cansada.

Mi resaca estaba a años luz de ser peor que la suya y su ropa estaba toda manchada de lo que parecía cerveza.

-Buenas tardes, bella dama.- Dijo Sara-Lee yendo a ayudarla a terminar de bajar.

-No les veo las buenas, me duele todo el cuerpo.- Habló con voz ronca y expresión cansada.

Recordé a mamá y su venida mañana.

-Debes hablar con ella hoy, mamá y ese idiota vendrán mañana y ella debe estar enterada para entonces.- Susurré en su oído cuando mi melliza se dirigió a la cocina.

-Lo haré en un rato, dejemos que coma porque ya sabes como es con resaca y el estómago vacío.- Respondió, para levantarse y darme una pequeña sonrisa antes de desaparecer en las puertas de la cocina.

Me siento muy preocupado, en realidad, estoy desesperado por cómo se lo tome papá. En su cabeza, mamá seguía siendo su mujer y tenía la esperanza de que regresaría y se apoyarían mutuamente como antes... Ahora parece que eso se quedará solo como un sueño.

Sara-Lee salió de la cocina tomando con una mano un plato lleno de sandwiches de queso y con la otra el antebrazo de Alanna, quien la seguía cansada escaleras arriba. Me sonrió nerviosa y yo solo le guiñé el ojo.

Cuando mamá tomó la decisión de irse porque papá había descubierto su adicción y sus escondites de la droga dentro de la casa, Alanna estaba absolutamente destrozada; entró en una inmensa depresión y había dejado de comer en absoluto, apenas podía dormir porque cada noche tenía pesadillas de distintas muertes, lógicas o ilógicas, que mamá podría tener debido a su adicción. Quería irse con ella y cuidarla pero mamá no quiso llevarse a ninguno de nosotros que para ese momento ya teníamos dieciséis.

Yo, nunca lo tomé muy en serio, sabía que regresaría, completamente hecha una mierda y pidiendo dinero para seguir abasteciendo su vicio. ¿Pero esto? ¿Tirarse a un maldito crío que bien podría ser mi hermano? ¿Y aparte traerlo a la casa de su esposo e hijos? Eso ya es mucho descaro, incluso para ella.

HUG ME.Where stories live. Discover now