El secreto de papá

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—cambialo de canal, por favor, Peter— pidió el rubio.

Se encontraban los dos, sentados en el sofá viendo los noticieros, cuando pasaron el vídeo de una pareja homosexual besándose con motivo de la celebración del mes del orgullo.

—¿Qué tienen de malo, papá?— preguntó el castaño menor, sin entender el porqué de la estrechez mental de su padre.

—sabes que no me gustan esas cosas. Eso no era lo que se veía cuando yo era niño— respondió seriamente el mayor, apartando la vista de lo que se mostraba en la pantalla.

—papá, los tiempos han cambiado, es normal ver eso hoy en día y es nuestro deber respetarlos. Amor es amor, no importa la raza, sexo o credo— respondió el castaño con aburrimiento, rodando los ojos y explicándole lo mismo por quinta vez a su padre.

El rubio simplemente bufo y tomó el control en sus manos, cambiandolo de canal.

—a propósito, papá, voy a ir de campamento este fin de semana— comentó el castaño para cambiar de tema y aliviar la incomodidad que se había cernido sobre ellos.

—esta bien, dame el permiso para firmarlo y llama a tu madre para pedirle permiso, recuerda que este fin de semana debías pasarlo con ella— aceptó el rubio con calma, y sin la tensión que había tenido antes.

Peter y Steve vivían juntos y solos, pues la madre del primero los había dejado a los tres años y después de una largo proceso de divorcio y luchas por la custodia del castaño. Habían pasado trece años de eso y ahora las cosas habían llegado a un punto de calma, aunque al castaño no dejaba de preocuparle el hecho de que su papá no había tenido pareja en todo este tiempo y que cada vez se encerraba más y más en el trabajo.

—gracias, papá— respondió, levantándose para ir a su habitación por el documento.

******

El campamento había sido cancelado de improviso y el colegio tuvo que llevarlos de regreso a su casa.

Peter suspiró y abrió suavemente con su llave, para ingresar a la casa, encontrando la luz de la sala de estar prendida.

Extrañado por esto, se dirigió al lugar encontrandolo vacío, pero encontrando también dos copas de whisky sobre la mesa.

Dejando eso de lado, decidió que lo mejor era dirigirse a su habitación para llamar a su papá y decirle que se había cancelado el campamento y que había regresado a casa.

Caminó por el pasillo hasta allí, pero al pasar por la habitación de su padre, escucho ruidos extraños por lo que se asomó por la puerta entreabierta, asombrandose con lo que encontró detrás.

Su padre se encontraba desnudo y acostado de espaldas, con un hombre encima suyo, que se movía rítmicamente entre sus piernas.

—vamos, Steve ¿Esto te gusta? Te gusta que folle tu culo deseoso y hambriento. Vamos, dile a Papi cuánto te gusta que te folle— murmuró el castaño que se encontraba sobre el rubio con la voz entrecortada y jadeante, abriendo más las piernas del rubio y bajando para repartir besos por su cuello.

—Tony, Tony, Tony... Mghg, más por favor— gemía el rubio queda y desesperadamente, aferrándose con brazos, manos y piernas al cuerpo del castaño, quien sonreía con deseó y amor, acatando la súplica del rubio.

—todo lo que pidas, cariño, todo es para ti— murmuró, tomándole del rostro y dándole un fogoso beso en la boca.

El castaño que los espiaba, se apartó rápidamente y se llevó las manos a la boca.

Su padre si tenía pareja y para su sorpresa, se trataba de un hombre, pero no de cualquier hombre, era Tony Stark, el jefe de su padre, un multimillonario y su mayor ídolo.

Lentamente y en el mayor silencio posible, abandonó la vivienda.

Estaba algo molesto, si, pero no era por qué a su padre le gustarán los hombres, todo lo contrario, lo apoyaba y se sentía orgulloso de él, el problema estaba en que no le había dicho de que tenía un padrastro multimillonario y a parte de que esté era nada más y nada menos que Tony Stark.

Les dejaría la casa este fin de semana y el domingo por la noche tendría una plática larga y tendida con su padre.

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