Recompensa (continuación de Quiero)

2.5K 235 53
                                    

Steve se encontraba despierto y sin poder conciliar el sueño.

Habían pasado dos horas desde que Tony se había marchado a esa maldita gala y aún no habían noticias de él.

Se encontraba completamente perdido en sus caóticos pensamientos, quizás fue por esa misma razón que no escucho los pasos cautelosos que se dirigían hacia él y no reparó en hundimiento en la cama, hasta que un aliento con olor a vino inundó sus fosas nasales, unas manos grandes y cálidas se posaron sobre los botones de su camisa, rozando su pectoral y una barba perfectamente cuidada le acarició suavemente en la nuca.

—Tony...— exhaló con deseo, anhelo y dolor, mientras llevaba su mano a la mano del castaño y trataba de apartarla. —¿Qué estás haciendo?— preguntó en un susurro, cuando la otra mano lo rodeo por el otro costado, atrapandolo en un abrazo y reuniéndose en los botones de su camisa para soltarlo.

—¿Así que me estabas esperando, bonito?— murmuró con la voz dos tonos más abajo de lo normal, para luego depositar un beso en la nuca deliciosamente expuesta, sacándole un gemido al rubio, que le hizo sonreír contra su sensible piel. —¿Y qué es lo que crees que estoy haciendo?— preguntó con malicia, mientras seguía soltando uno por uno los botones de la camisa de dormir del rubio y revelaba porciones más grandes de esa suave y cálida piel, que se moría por explorar y acariciar, ignorando los pobres intentos de este por mantener la ropa en su lugar.

—esto está mal, Tony. Tu estás con Pepper— dijo el rubio, regresando a la tierra e intentando cubriese, a pesar de que el castaño se encontraba tras su espalda. —ademas, estás borracho— agregó con tristeza.

—en eso te equivocas, rubio tonto. Pepper debe estar pasándola increíble con Happy y yo planeo hacerlo contigo. Ella y yo los queríamos a ustedes y nos unimos para conseguirlos. Y no estoy borracho, solo tome dos copas de champagne. Estoy perfectamente cuerdo y se exactamente lo que quiero— murmuró seductoramente, mientras apartaba las manos del rubio con las suyas, para luego abrir la camisa y tomar con cada mano uno de sus pectorales, estrujandolas y sacándole un sonoro gemido.

—no... No soy tu juguete— respondió con la voz ahogada por los jadeos y gemidos que escapaban de su boca, pues el castaño se encontraba jugando con sus pectorales.

—¿y quien está diciendo que lo eres?— murmuró mientras ponía suaves besos por el sensible cuello y aprovechaba la sensación que producía su barba al raspar contra la piel del rubio, quien se estremecía con el contacto. —si aceptas todo lo que tengo planeado para ti está noche, automáticamente pasas a ser mi pareja, no más coqueteos con nadie, no más toqueteos indebidos ¡Nada! Absolutamente nada, solo mío. Solo yo podré besarte, solo yo podré tocarte, solo yo podré tenerte y todo tu amor, tus deseos, tus anhelos y todo lo demás será únicamente para mí. De esa forma, tu tendrás absolutamente todo de mí y lo tendrás de por vida. Porque después de esta noche, no pienso dejarte ir ¿Que me dices? ¿Aceptás o declinas? Si aceptás, te daré una de las mejores noche de tu vida, si declinas, saldré de tu habitación y olvidamos todo esto. Vamos, quiero oírte— murmuró seductor y posesivo, sin dejar de torturar dulcemente su cuello y sus pectorales.

—...acepto— murmuró con la voz ahogada y entre jadeos y gemidos por las atenciones del castaño.

—muy bien, a partir de este momento eres mi pareja y te daré una noche inolvidable. Vas a acariciar las estrellas esta noche, bonito— murmuró en su oído, antes de morder el lóbulo suavemente. —ahora sube a la cama, todo buen trato se cierra con un buen beso y además quiero verte— murmuró en su oído, para luego apartarse, dandole espacio al rubio para que se girará y se subiera a la cama.

El castaño se lamió los labios al ver lo que tenía en frente y, mientras besaba al rubio con deseo, posesividad y amor contenidos, se felicitó por su esfuerzo y el de la pelirroja. Al parecer todo gran esfuerzo tenía una dulce y maravillosa recompensa.

Y él si que iba a disfrutar la suya de todas las maneras posibles.

*******

¿Mejor?

Porque en verdad ya no doy para más en este día.

Mas StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora