Un verdadero amigo I

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Steve pre-suero/academia/No, no es Stucky/

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Un verdadero amigo es aquel que te apoya en los momentos mas difíciles y que, sin importar como te veas, te dirá que te ves genial...

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Steve miraba con horror y molestia el como lucia ahora. Su perfecta vestimenta se encontraba llena de lodo, así como su cara y su rubio cabello.

Esos malditos de Hydra...

Los pandilleros de Hydra, aprovechándose del hecho de que Bucky se encontraba en entrenamiento de fútbol americano con la totalidad de sus amigos, le habían asaltado en grupo, y a pesar de que luchó con uñas y dientes para defenderse, la superioridad numérica de ellos le jugó en contra y estos aprovecharon para golpearle y luego tirarle al lodo, ya que con esto se aseguraban de, en palabras de ellos, acabar con su osadía, además de cobrar la afrenta que supuestamente había cometido contra ellos.

Ahora se encontraba en las duchas del gimnasio, las cuales estaban completamente desiertas a esta hora del día, mientras llamaba a Bucky para que le hiciese el favor de buscarle algo de ropa, en tanto él tomaba una ducha.

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El castaño, llegó poco después con varias prendas en sus manos, las cuales le tendió por encima de la puerta al rubio, mientras le preguntaba como había terminado en esta situacion.

—¡Bucky, que demonios fue lo que me diste¡— exclamó el rubio entre incrédulo y molesto, poco después de ponerse la ropa, saliendo del baño y vistiendo uno de los uniformes del equipo de animadoras, el cual constaba de una camiseta ombliguera de mangas largas con las iniciales del equipo y una corta falda que apenas cubría lo estrictamente necesario, pero, que si se movía mucho, revelaría mas de lo que es prudente mostrar. —¡y porque demonios no me trajiste algo de ropa interior!— agregó, contando mentalmente hasta diez, para no darle una paliza, que más que merecida se la tenía el condenado.

—pues, eso era lo que había, Stevie, no pude conseguirte más— contestó con simpleza, quitándole peso al asunto, para luego agregar —todavia no entiendo porque te quejas, el conjunto se te ve precioso y te hace un culazo de infarto, además de hacerte ver atractivo, eres candela pura con eso puesto. Te apostaría lo que quieras a que si Tony Stark te ve así, caería rendido a tus pies— le dijo del todo confiado el castaño de ojos claros, mientras le miraba con socarroneria, causando una mueca de espanto tan cómica en el rubio, que tuvo que morderse el interior de la mejilla para no soltarse a reír.

—¡¡Demonios, Buck!! ¡Acaso estas demente! No permitiré que Stark me vea así. Tengo más que suficiente con las terribles vergüenzas y ridículos por los que Hydra me hace pasar, como para sumarle más a mi historial. De por si soy torpe, y no quiero que Stark me vea como un idiota o como un fenómeno por vestir así, me conformo con que ignore mi existencia. Además, esta falda y está blusa son estúpida y ridículamente cortas, no me ves, me veo como un payaso— exclamó airado y molesto, importandole muy poco el lenguaje, mientras caminaba y se paraba frente al contrario, dándole la espalda a la puerta.

—pero, Stevie bebe, te ves hermoso, no entiendo por qué...— trató de persuadir, siendo cortado por un grito molesto del rubio.

—¡Buck, callate y por favor búscame ropa adecuada! odio tener que hacer esto, pero te juro que si no lo haces, le diré a Natasha que fuiste tu quien hurto su agenda y su perfume favorito— amenazó, moviéndose exageradamente y causando que la falda se levantará, dejando al aire su trasero desnudo justo de frente a la puerta y escuchando como caían un par de objetos con suma pesadez al suelo.

Ambos, castaño y rubio, giraron su cabeza en dirección a la entrada, encontrándose con la mirada, aparentemente neutral, de Tony Stark, quien, al parecer, planeaba usar las duchas de ese lugar y que ahora observaba la escena que se desarrollaba frente a sus ojos, sin hacer movimiento alguno.

A Steve se le bajaron los colores del rostro por un instante, para que después el tono rojo se apoderarse de su cara, a causa de la verguenza.

—yo... yo...— pero no pudo decir más, porque el castaño mas bajo tomó rapidamente lo que había dejado caer al suelo, y salió huyendo del lugar.

El rubio solo atino a maldecir su suerte. Este, definitivamente, no era su día.

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