Compras.

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Los encuentros con el señor Bills se hicieron más frecuentes, así como las excusas del pequeño Kaioshin, ya era una costumbre culposa el mentirle a la chica que le esperaba y que ahora solo lo podía ver un par de horas, hasta que desapareció por completo, o mejor dicho se quedó varios días convirtiéndose estos en semanas al lado del destructor, sin dar aviso alguno al planeta donde vivía.

— ¡Vamos aquí, Bills! — tenia tomado de la mano al susodicho, ambos caminaban por el centro comercial de la tierra.

— Ha... está bien. — solo sonrió al notar el entusiasmo de su pareja, dejando su cuerpo ser jalado hasta una tienda de ropa, donde entraron.

— Hay que comprar muchas cosas, digo, nunca he estado en un lugar de este.

— ¿Crees que eso sería divertido, Shin...?

— ¡Si!

Estaba emocionado de hacer actividades fuera de su planeta, todo era tan diferente y llamativo, solo deseaba divertirse fuera de las presiones de su puesto de Dios, si eso era lo que su contraparte hacia siempre. Entro a un probador después de haber recolectado varias prendas de ropa que le parecieron bonitas, su acompañante le esperaba afuera sentado con las piernas abiertas sobre un pequeño sillón de descanso.

— ¿Cómo me veo? — Salió del pequeño cuarto con short corto y una camiseta sin mangas, dirigiéndole una sonrisa.

— Te ves muy bien, realmente bien... — fueron sus palabras, estaba ido observando a su contrario cuando este se dio una vuelta lenta, fijando sus ojos en la zona de los glúteos, tenían una muy buena forma con ese short que le favorecía.

— ¿Tú crees, Bills? — soltó una pequeña risa, cerrando sus parpados, cubriendo su boca con su puño, le gustaba oír los elogios de su compañero.

— He ¿Por qué ahora no te pruebas este? — sonrió con travesura, en su mano sostenía un junto de una linda falda junto a una blusa de señorita, bastante femeninas dichas prendas.

— ¿Cuándo tomaste esto? — lo recibió con su mano derecha. — ¿Quieres que me lo pruebe...? Pero es de... — comento con algo de pena, observándolo.

— Me gustaría, Shin hazlo para mí. — ahora le sonrió con calidez.

— Solo porque tú me lo pides. — le devolvió la sonrisa con aun más alegría. Haría cualquier cosa que estuviera a su alcance para verlo feliz. — Solo dame unos segundos.

Volvió a ingresar al probador, tardando un poco más de lo habitual, estando ya adentro pensaba mucho en salir o no, con el conjunto ya puesto, no se atrevió a mirarse al espejo así que solo salió por la puerta quedando expuesto a los ojos del felino, sin poder dirigirle palabra alguna, estaba muy avergonzado, un brazo cubría la zona de su abdomen ya que la blusa era demasiado corta al igual que la falda, con su otro brazo libre cubría sus piernas inútilmente, sus mejillas estaban ruborizadas con un intenso color rojo carmesí.

— ¿Te-te gusta...? — pregunto nervioso. No había mucha gente en la tienda pero aun así pensaba que en cualquier momento alguien más podría mirarle con aquel atuendo para nada masculino.

— Me encanta... Luces muy hermoso, Shin. — con su mano derecha sosteniendo su mentón, sus ojos viajaban por toda la anatomía del albino, no pudiendo dejar de verle, su cola se movía lentamente de un lado a otro, verle así le provocaba ternura y una excitación fuera de lo normal.

Había bajado su mirada levantándola al escuchar las palabras del destructor, destapándose al colocar sus brazos detrás de su espalda, con más confianza, camino hacia su pareja a un paso lento sentándose sobre una de las piernas ajenas con travesura.

Lo mejor de este universo. (Bills x Shin)Where stories live. Discover now