El motivo de todo.

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— ¡Shin! ¡Has vuelto! — al sentir su presencia y verlo en el planeta corrió rápidamente hacia donde estaba el susodicho, colocándose enfrente de este le tomo de los hombros con fuerza. — ¿¡Pero donde rayos estabas!? No me digas que, que fuiste a pelear contra Majin Boo tu solo...

— Eso fue lo que hice... — respondió con un notorio miedo, sin poder verla a los ojos, solo clavaba sus pupilas negras en el verde pasto.

— ¡Pudiste haber muerto, tu...! — una ofensa casi sale de su boca, la detuvo el hecho de que estaba presente Kibito, no podía dejar al descubierto su verdadera naturaleza, quería que siguieran creyendo todos que solo era bastante sobre protectora.

Como la única Kaioshin alfa que había sobre todo el planeta sagrado, era típico verla con ese comportamiento con un omega pero no con cualquier omega que pudiera existir en el universo, era también el Supremo Kaioshin, deseaba marcarlo en un futuro no muy lejano, reclamándolo completamente como suyo. No solo era lo protegía excesivamente, también lo manipulaba, lo menospreciaba y lo humillaba de una forma tan sutil que no podría ser percibida tan fácilmente por cualquiera, su imagen estaba limpia a los ojos de los demás.

En el camino de regreso al planeta sagrado, el Kaioshin y su sirviente habían platicado del suceso en el palacio del destructor, casi rogándole al más alto que no tocara ni una sola palabra de lo sucedido, ella no podía enterarse por nada del mundo, sería un secreto entre ellos dos.

— Pero no morí, estoy bien, salvamos la tierra. — sonrió forzadamente, estaba mintiendo y no le gustaba.

— ¡Eso lo se...! — se abalanzo sobre este para darle un fuerte abrazo, frotando sus manos sobre la espalda de este— Solo... no vuelvas a preocuparme así, sabes que no me gusta que expongas tu vida, no era necesario... esos estúpidos seres no lo merecían... — su última frase se lo susurro al oído en un tono suave pero serio. — Vamos, necesitas cambiar tus ropas. — se separó de este tomándolo de la mano, haciéndolo caminar detrás de ella. — Y tal vez deba darte un baño, has quedado muy sucio después de esa pelea.

Cargándolo entre sus brazos al estilo princesa, lo dejo sobre una tina grande, despojándolo después de sus ropas, el agua tibia llegaba hasta la mitad de su torso, comenzando a tallarle la espalda con una esponja con espuma, era algo que hacía muy a menudo, le gustaba bañarlo como si de su hijo pequeño se tratara, pero no lo veía con esos ojos, si no con unos más allá del simple cariño. Acerco lentamente su nariz sin hacer contacto con el cuerpo del Kaioshin, disfrutando el olor suave que este desprendía de su piel, un olor a cerezas frescas, el deseo de morderle era aún más latente, solo era cuestión de clavar el filo de sus dientes suavemente y quedar enlazados para toda la vida, pero algo le causo formar una mueca de disgusto era otro aroma, uno igual de fuerte que el de ella, el olor de otro alfa, un aroma muy parecido al del tabaco, pero la idea de una infidelidad fue descartada, más bien lo justifico que el enemigo contra el que había luchado le había impregnado su olor inconscientemente, tallo con más fuerza la piel de su compañero, el cual se quejaba, pero poco le importaba a ella, su misión de limpiar cada rincón del cuerpo ajeno fue cumplida. Las manchas purpuras oscuras hacían contraste con la piel de color tan claro, manchas que no se irían por un buen tiempo, por más que se tallaran o limpiaran con el mejor jabón, estarían como un recordatorio, al igual que las pequeñas y ya casi invisibles cicatrices, aunque las secuelas más graves de toda una vida de maltratos, no eran los detalles físicos, si no los psicológicos, su mente estaba rota, al igual que su alma hecha pedazos.

Lo vistió con una simple pijama para dormir, la noche había llegado más rápido de lo normal. Recostado ahora sobre su cama, en una habitación completamente oscura, se aseguró de que ella ya no estuviera cerca, cuando escucho la puerta cerrarse, no pudo evitar sollozo por lo bajo, tratando de hacer el menor ruido posible, de la nada, todo el sentimiento le invadió, pero había sido fuerte al esperar hasta que nadie le viera ni ollera, lo menos que quería era dar lastima a los demás y sobre todo a ella, porque era algo que ella odiaba y provocara su ira, una rabia implacable que se descargaba solo en él, a pesar de que ya habían pasado varios meses desde la última vez que fue golpeado. Se desahogó como cada noche era costumbre hacerlo, le sorprendía el hecho de que aun tuviera lágrimas que derramar. Dio un gran suspiro, como si después de eso toda la carga emocional se hubiera desvanecido, ahora solo miraba hacia el techo, con un semblante inexpresivo, el rastro húmedo aun permanecía sobre sus mejillas, por inercia siempre trataba de olvidar lo que había vivo en su día a día, pero esta vez había algo que no poda dejar pasar, la primera vez que lo vio y todo lo que sucedió a partir de ese instante, fue una experiencia totalmente maravillosa, eso le hizo sonreír sin darse cuenta, recordaba la escena en su mente una y otra vez, pero no se conformaría con solo recordarlo, deseaba vivirlo aunque sea solo una vez más.



HAKAIIIIIIIIIII.......

Lo mejor de este universo. (Bills x Shin)Where stories live. Discover now