Capítulo 5

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Por horas giré de un lado a otro en la cama, mi cuerpo ardía en fuego y yo aún intentaba negar lo que realmente estaba sucediendo conmigo.

Deseaba de manera ardiente aquella mujer.

"Dios, es una mujer!"

No podía estar pasando eso conmigo, no conmigo! Yo no era lesbiana. No podía ser.

Pero entonces por qué había sentido todo aquello en verla desnuda? Y por qué se había importado tanto con su sonrisita burlona desde que la viera por primera vez?

- Esto no puede estar sucediendo!- dije tirando lejos la sabana que me cubría y sentándome en la cama.

Llevé las manos a los cabellos, exasperada.

- Necesito de aire.

Miré por la ventana y la oscuridad predominaba, sin embargo el cielo estaba cubierto de estrellas. Vestí el primer pantalón que encontré, una camisa más fresca, un tenis y dejé el cuarto.

En tres minutos ya estaba pisando el pasto mojado por la neblina. Caminé por allí mismo. Reacomodando las ideas, intentando pensar en el trabajo, en mi padre, en los negocios y fervorosamente en Antony. "Así que vuelva iré a buscarlo."

Respiré hondo sintiéndome más aliviada. Parecía que la idea de volver con Antony hacía con que todo lo que yo estaba sintiendo perdiera el sentido, no pasara de una tontería.

"Guau!"

Me volteé asustada al ver un perro ladrando para mí fervorosamente.

Mis rodillas temblaron así que constaté que perro era aquel.

- Shiiiiii! Cierra la boca, Sony! - pidió en voz baja Lauren, que venía caminando lentamente en mi dirección.

"Que ella hacía allí?!"

El cachorro corrió para ella y comenzó a saltar delante de ella:

- Buenas noches, señorita - dijo dirigiéndome una mirada extrañamente serio.

- Mira, mi nombre es Camila, ok - dije intentando controlar el temblor absurdo, y esforzándome para que ella no percibiera. -Y por favor, salga de aquí, déjame en paz!

Le di la espalda y seguí en dirección a la casa nuevamente.

- Hey! - llamó ella ya a mi lado.- Espere, quiero hablar contigo.

- No creo que haya algo a decir que me interese!- hablé áspera, ignorándola.

Ella entonces me agarró por el brazo forzándome a volverme para ella.

- Suéltame!

- No hasta que me escuches!

- Eres un animal, sabías?! - dije fusilándola, intentando a todo coste ignorar el calor que tomaba cuenta de mí a partir de su mano, que agarraba mi brazo.

- Estas engañada, señorita - dijo aproximándose más de mí sin largar mi brazo. - Si yo fuera un animal, en este momento ya te habría atacado.

Su voz era ronca y ardiente, yo nuevamente me vi siendo capturada por ondas de deseo desde las puntas de los pies hasta el último hilo del cabello.

- Suéltame - dije ahora sin un mínimo de firmeza en la voz.

Ella, en vez de eso, siguió por un camino lateral, llevándome con ella, aún agarrando firmemente mi brazo.

- Adónde me estás llevando?

- Quiero mostrarte una cosa - fue todo lo que ella dijo.

Nos aproximamos de un establo, había allí varios caballos, el olor de excremento era extremadamente fuerte.

- Vas a mostrarme tu casa? - provoqué sin conseguir contenerme, en un tono ferino.

Ella ni siquiera me miró, continuó andando, ahora ya no me tomaba del brazo. Y yo extrañamente la seguía por libre y espontánea voluntad.

Entonces ella paró frente a una cascada, abrió ligeramente un portón y entró. Allí había una yegua negra acostada y a su lado un pequeño caballito con el pelo húmedo, brilloso.

- Acabó de nacer - dijo ella con una sonrisa iluminada que me desmontó de una manera increíble.

Yo sonreí sin querer. Era un lindo caballito. Él intentaba quedar en pie, y así que consiguió eso, se aproximó de la yegua que se levantó inmediatamente, lamiéndolo y él inmediatamente se colocó bajo la barriga de la madre.

- Está mamando - dije sin percibir con una voz de niña idiota, deslumbrada.

Lauren me miró y se aproximó peligrosamente.

- Tienes una linda sonrisa, Camila - dijo ella encarando mis labios.

Inmediatamente yo reculé dos pasos y cerré la cara nuevamente.

Ella pareció ni haber percibido mi desesperación, se alejó nuevamente y salió, yo la seguí apresurada.

Fuimos parar al final del establo, en una puerta lateral donde había un espacio con heno, bolsas de ración y muchas otras herramientas.

- Tal vez yo encuentre por aquí alguna cosa que pueda usar como biberón para él, en caso de que Juni no pueda amamantarlo - dijo ella revolviendo las esquinas en busca de algo.

Yo miré alrededor intentando no quedar mirando para ella, que estaba de espalada para mí, agachada.

Aún usaba el jeans oscuro y la camiseta blanca que quedaba muy pegada a su cuerpo, y yo me vi imaginando aquellos senos erizados bajo aquel tejido fino.

Llevé una mano a la sien, intentando controlar mis pensamientos absurdos. Levanté los ojos y, en una especie de estante llena de cosas viejas, avisté una gran botella vacía.

- Aquello debe servir - dije aproximándome del estante y subiendo en una bolsa de ración para alcanzar el vidrio.

- Cuidado - dijo Lauren aproximándose de donde yo estaba.

Su aproximación me tomó desprevenida y yo erré el local donde pisaría sobre el primer piso del estante, perdiendo el equilibrio.

Me vi cayendo por la segunda vez enfrente de aquella mujer. Sin embargo yo no me desplomé en el suelo, antes que esto sucediera, sentí los brazos de Lauren envolverme por la cintura firmemente y me vi con las manos espalmadas en sus hombros.

Pasado el susto, yo sentí inmediatamente su cuerpo pegado al mío, su respiración tan cerca, su hálito fresco y fui tomada nuevamente por la descarga eléctrica que me hizo arder en los brazos de aquella mujer.

Ella me encaraba. Vi su lengua humedecer sus labios carnosos y rosados antes de oirla decir:

- Hace poco dije que si fuera un animal te habría atacado, no? - dijo ella manteniéndose aún allí, con el cuerpo pegado en mí, su voz era casi un susurro.

Yo paré de respirar, mientras ella continuó:

- Creo que yo estaba engañada.

Entonces ella me atacó.

Un amor por Encargo ||CAMREN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora