C U A T R O

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—... Zoey Miller y Damián Blackley...

No pude creer que el desgraciado hubiera hecho eso. ¿Sinceramente? Me esperaba cualquier cosa de parte del anfitrión de la fiesta, menos esa jugada tan baja. Estaba casi seguro que lo había hecho a posta, ¿qué más habrá sido si no? Pero, ¿con qué fin? Estaba parcialmente seguro que Zoey declinaría en participar en el concurso porque, vamos, me odia.

Antes de que me dé cuenta, ya estoy buscando con la mirada a la pelinegra. Para mi sorpresa, ella se encuentra viendo en mi dirección. Mi corazón pega un brinco pues nuestros ojos se han encontrado, algo que no había pasado en mucho tiempo.

¿Acaso estoy siendo un poco dramático? Bueno, le bajaré un poco la raya.

Fue como si alguien me estuviera controlando con un mando de consola y yo fuera un avatar en algún videojuego, sin control de mi cuerpo ni juicio propio. Porque empecé a caminar hacia donde Zoey se encontraba. Fui consciente en el momento justo en el que aportó la mirada de mi persona y fingió demencia como si yo fuera un completo desconocido.

Estando cerca de ella, "feliz" no es la palabra que usaría para describir su rostro. Me tomo un momento para apreciarla desde donde estoy; sus ojos claros, su cabello oscuro cual carbón, piel pálida y su diminuta presencia. No encuentro una razón coherente para explicarlo, pero ella me recuerda a Blancanieves. Pero sin lo bondadosa.

—¡Mira a quién me he venido a encontrar!—exclamé en cuanto llegué a su lugar, noto como aprieta la mandíbula inmediatamente— ¿Qué tal, Zoey?

—Hola... Blackley—escupe cortante.

Pasa la mirada, incómoda, por todo el lugar. Repite su acto y logro visualizar a Calvin Cox sonriendo desde la tarima, mirándome. Yo solo le lanzo la mirada más acusadora que tengo, como si estuviese diciendo "Sé lo que planeaste" y él negaría todo, estoy seguro.

Vuelvo mi vista a la pelinegra, quien se encuentra observando quisquillosamente el suelo.

—Entonces, creo que somos compañeros...

—Yo no creo eso—Interrumpe—. Le diré a CC que no participaré en su absurdo juego...

Wow, wow... ¿Qué?

Y así es como no deberían quedar más dudas: ella no soporta estar cerca de mí. Y eso se siente cómo una puñalada en mi pecho. Con el corazón a mil por hora, logro idear algo para que no decline. En ese momento pensé en hacer todo lo necesario para que la oportunidad no se me escapara, de ninguna manera.

Woah, ¿en serio piensas acobardarte? Vamos, sé que tú y yo no hemos tenido la mejor relación, pero no hace falta tratarnos así. No somos niños pequeños. ¿Así que en serio piensas renunciar a esta oportunidad por algo que pasó meses atrás?

Lo medita por un segundo y luego responde fríamente:

—No pasó nada ese día.

Miente. Sé que lo hace, porque para mí es bien sabido que mi actitud estúpida esa tarde la afectó mucho más a ella que a mí... Y sin embargo ahora soy yo el que se quema por dentro, y que se muere por tener el privilegio de provocar al menos una de sus sonrisas.

Cuando la fiesta termina [Completa]Where stories live. Discover now